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Nicanor Parra cumple 94 años con «provocación» a Pablo Neruda

Mientras el museo del ganador del Premio Nobel 1971 se ubica desde la calle principal de Isla Negra hacia el mar, el «antimuseo» de Parra, según indica una flecha, está hacia el bosque, es decir, en sentido contrario.



El poeta Nicanor Parra, creador de la «antipoesía», cumple hoy 94 años alejado de las multitudes pero en plena actividad y muy a su estilo: con una «provocación» a Pablo Neruda.



Radicado desde hace años en el balneario de Las Cruces, a unos 130 kilómetros al suroeste de Santiago, el autor de «Poemas y Antipoemas» está ocupado en levantar un «antimuseo».



Fiel al estilo del antipoeta, el antimuseo, aún en la etapa primaria de construcción, no está en Las Cruces, sino en la cercana localidad de Isla Negra, donde Neruda vivió y en la que se encuentra una de sus casas museos, así como la de su compañera Matilde Urrutia.



La diferencia está en que para visitar el museo del ganador del Premio Nobel 1971 se debe virar desde la calle principal de Isla Negra hacia el mar, mientras que el antimuseo de Parra, según indica una flecha, está hacia el bosque, es decir, en sentido contrario.



A sus 94 años, según cuenta el diario La Nación, el también autor de «Sermones y prédicas del Cristo de Elqui» conduce cada día su Wolkswagen gris desde Las Cruces hasta Isla Negra para trabajar en el antimuseo junto a su hija Colombina.



Las provocaciones de Parra a Neruda y a otros grandes de la poesía chilena no son nuevas; por algo en 1954, tras el éxito de «Poemas y Antipoemas», preguntado si aspiraba a ser el mejor poeta de Chile respondió: «no, me conformo con ser el mejor poeta de Isla Negra», donde en ese entonces residía el creador de «Canto General».



Parra, nacido en San Fabián de Alico el 5 de septiembre de 1914, irrumpió en la literatura chilena con la fuerza de un temporal cabalgando en ese nuevo concepto que llamó la antipoesía, gestado entre otras razones porque, como dicen sus versos, «durante 50 años la poesía ha sido el paraíso del tonto solemne».



El antipoeta aludió a otros grandes de la poesía chilena cuando escribió «no a la poesía de pequeño Dios», en referencia a Vicente Huidobro; «no a la poesía de toro furioso», en alusión a Pablo de Rokha, y «no a la poesía de vaca sagrada», por Pablo Neruda, con quien a pesar de todo se lamenta de no haber tenido mejores relaciones.



Tal vez por ello, uno de sus pasatiempos en Las Cruces es tomar unos prismáticos y observar, a la distancia, hacia el norte, la tumba de Neruda y después orientarlos hacia el sur para hacer lo propio con el lugar donde yacen los restos de Huidobro, en la cumbre de un cerro de la localidad de Cartagena.



A De Rokha lo ha incluido en sus geniales juegos poéticos («Yo me sé tres poemas de memoria»), lo que desvela un enorme respeto y admiración hacia el autor de «Los gemidos» y «El amigo piedra», entre otras obras.



A los 94 años, Parra también ha visto recientemente nuevas ediciones de «Lear, rey & mendigo», «La vuelta del Cristo de Elqui» y «Discursos de sobremesa», mientras trata con la Universidad Diego Portales la publicación de una entrevista que le hizo el crítico español René de Costa.



También planea publicar unos «artefactos» surgidos tras la lectura del libro «Confesiones de un torturador», de Nancy Guzmán, basado en una entrevista a Osvaldo Romo, uno de los más brutales represores de la dictadura de Augusto Pinochet.



Candidato eterno al Premio Nobel y ya sin ilusión de recibirlo («estoy más cerca de los cipreses que de los laureles», comentó hace unos años), Parra nada ha dicho sobre su candidatura al Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca, cuya quinta edición se fallará a comienzos de octubre.



También espera, para el primer semestre de 2009 el segundo tomo de sus Obras Completas, que lanzará la editorial española Galaxia Gutenberg.



EFE

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