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Cine: Pablo Larraín ha creado un personaje incómodo para el espectador

El realizador nacional ofreció una entrevista en España, en el marco del Festival de San Sebastián, donde entrega detalles de su película Tony Manero.



El cineasta chileno Pablo Larraín ha creado en «Tony Manero» un personaje peligroso, extremo, que molesta al espectador y que es el «resultado de un país que se olvidó de su destino y de su clase».



En una entrevista con la agencia EFE, Larraín explicó este lunes que con esta película, incluida en la sección «Horizontes Latinos» del 56 Festival de Cine de San Sebastián, ha tratado de hacer una «reflexión en torno a un sentimiento devastado y devastador».



«Tony Manero» es «un fragmento de la vida» de Raúl Peralta, un tipo marginal y marginado, miserable y obsesionado por ser como el personaje que John Travolta popularizó a finales de los setenta en «Saturday Night Fever».



Un impresionante Alfredo Castro -que también ha colaborado en el guión- interpreta a este hombre en el Santiago de Chile de 1978, bajo la dictadura de Augusto Pinochet, que quiere participar en un concurso de la televisión que busca imitadores de personajes famosos.



Y para lograr ese objetivo y dentro de una amoralidad difícil de entender, no duda en robar, matar o lo que sea necesario.



«Hay un cine que es romántico y que nos obliga a querer al personaje, un cine más clásico», pero en este caso «prefería hacer una película con un personaje peligroso, extremado, que te jode como espectador», explicó Larraín.



Siempre pensó que el personaje debía ser amoral y por ello no es alguien que esté juzgando desde el principio ético lo que hace.



Eso se logró a través de un intenso trabajo de dos años junto a Alfredo Castro, una labor muy interesante y dura que hizo que el actor alcanzara «un límite muy particular en la actuación, que llegara a un momento en el que nadie sabía realmente si estaba o no actuando».



Fue un proceso «muy agotador y peligroso» para el actor, que terminó exhausto y en una «situación de pasivo muy potente», precisó el director. Un trabajo que le valió a Castro el premio de mejor actor en el último Festival de Cine Latino de Tokio.



El personaje está situado en un momento muy concreto de la historia de Chile, en 1978, en plena dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), contexto que queda reflejado claramente en la película.



La historia es una metáfora de lo que pasaba en Chile a través de lo que hace este personaje, según el director, que agregó que trata de «gente incapaz de sobrevivir».



Un telón de fondo político que sirve para demostrar la situación en la que se encontraba Chile, que sufrió un fenómeno de importación de elementos culturales, como fue el caso de la película de Travolta.



«Tony Manero» recibió este año el premio de «Cine en construcción» en los Encuentros de Cine de América Latina de Toulouse (Francia), que junto con el Festival de San Sebastián apoya la conclusión de filmes con dificultades de postproducción.



Posteriormente fue exhibido en «La Quincena de Realizadores» de Cannes y en el Festival de Toronto, así como en el de Tokio.



Un recorrido del que Larraín está muy satisfecho, porque «aunque la película sea la misma, en los distintos partes en que se ha proyectado se ve de forma diferente».



«Cada país, cada persona, ve una película diferente», dijo el director, y considera que eso explica cómo «las sociedades completan con sus biografías las películas que han visto».



Tras su paso por San Sebastián, «Tony Manero» irá a Hamburgo, a Nueva York, a Londres y a Turín, dijo Larraín, quien añadió un expresivo: «¡Esto no para!».



EFE

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