Publicidad

La película ausente

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
Ver Más

El documental se ganó el segundo lugar en un festival clase A, como es el de La Habana. El mismo que todos supimos ganó Tony Manero. Pero los diarios que se inclinan ante su director, esta vez decidieron omitirla. Sepa por qué.


El «ninguneo» parece ser el arma más potente cuando algunos quieren que la verdad no se oiga muy fuerte. Por cierto, también es un arma de doble filo, porque todo el mundo sabe lo que significa ese aforismo «el que calla, otorga».

Pero vamos al grano. En la última edición del Festival Internacional  del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, realizada entre el 2 y el 12 de diciembre, un circuito de primera división, la película ganadora fue Tony Manero. Con justicia, la prensa antes y después de este premio se llenó de columnas, críticas y menciones de todo tipo y formato. La segunda película de Pablo Larraín ofrece mucho paño que cortar.

El festival tiene una categoría de documentales. En la primera versión de 1978 ganó el Coral, trofeo de la competencia, al primer lugar  «La Batalla de Chile: la lucha de un pueblo sin armas» de Patricio Guzmán, un documental político, definitivamente «rojo»,  mucho más explícito  que «El Diario de Agustín» (2008), de Ignacio Agüero y Fernando Villagrán, premiada en la última edición con el segundo lugar.

Guzmán y su registro de la Unidad Popular, empaquetado en tres  fragmentos (La Batalla de Chile I y II, Salvador Allende) son  considerados referentes del género documental. Una cinta que tendría tres o cuatro estrellas en la reseña del diario. Ningún crítico se atrevería a decir que esta es una película prescindible, sino al revés. La televisión pública la muestra «con orgullo». Y El Mercurio no se resta. Aunque su visión realista desde la izquierda más dura, barre el piso con el público y los valores que el diario representa, jamás podría omitirla.

Las vísceras de La Habana

El Diario de Agustín es más modesta.  Está hecha por estudiantes y dura sólo 80 minutos. Además, se mete en  un solo tema. Cómo la cadena Edwards ayudó a la dictadura ocultando las violaciones a los derechos humanos. Pero no se termina sin consignar que al cabo de 30 años, el poder del conglomerado (y su credibilidad) sigue intacto, incluso entre quienes aparecieron bajo el rótulo de «ubicar y detener» una de sus portadas más clásicas, días después del golpe.

En La Habana esta conclusión de la película «causaba las mismas reacciones viscerales que acá, con la diferencia que la gente allá se mete al cine sin saber qué es lo que va a ver, porque es muy barato», dice Fernando Villagrán uno de los realizadores.

Por esos días, precisamente el 10 de diciembre, Juan Pablo Vilches colaborador de Artes y Letras de El Mercurio escribe una crítica del documental. En rigor es la nueva película de Ignacio Agüero un realizador de la misma generación de Guzmán y por lo tanto, con un lugar en el mismo panteón, gracias, sobre todo, a «Cien niños esperando un tren»,  «La mamá de mi abuela le contó a mi abuela» y «Aquí se construye».

Teniendo en cuenta estos trabajos anteriores Vilches escribió: «Su afán es la denuncia, y como tal recurre a las reiteraciones para ahondar cierta sensación de pasmo y escándalo, así como junta imágenes y sonidos para matizar lo anterior con una ironía que suele devenir en sarcasmo. Hay mucho oficio en este documental, pero está orientado a un solo fin». Es decir una crítica profesional. Pero Vilches se dio un disparo en el pie. El periodista colaborador habitual de Artes y Letras se fue del diario cuando su editor (Daniel Swinburn) le dijo que no se iba a publicar nada sobre ella.

Sólo un día después del estreno el diario publicó en su página editorial un recuadro.

 «Me llama la atención que Ascanio Cavallo no la haya criticado cuando siempre ha hablado de las otras películas de Agüero», dice Fernando Villagrán. Y cuenta que en La Tercera «se negaron a publicar un aviso del Cine Arte Alameda con un anuncio de la película».

Campeones en autogestión

Con todo, la película volvió a ganar un premio. Esta vez a Mejor documental latinoamericano y Mejor Sonido en el festival Ataltidoc de Uruguay. La Habana sirvió además para negociar derechos de exhibición y distribución  en Europa. Próximamente irá al festival de Guadalajara.

Lo que no es seguro es que se muestre en la televisión pública de Chile. Aunque ya se mostró en el canal 7 de Argentina antes que se estrenara en Santiago. «Todavía no hay un acuerdo con TVN, queríamos mostrarla en el espacio de ‘realizadores chilenos’ pero dijeron que por ahora no tenían presupuesto», explica Fernando Villagrán.

Hasta el momento el documental ha sido visto por 8000 personas en los cines Normandie y Alameda. Desde el 1 de enero estará en Movieland de La Florida, Marina Arauco en Viña del Mar y Cinemark Plaza del Trébol». Además en el verano los realizadores llevarán la película a lugares donde no hay cine. Ya estuvieron en Tomé.

Publicidad

Tendencias