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El regreso de Miguel «Listin» a La Habana

Un director de alcance continental, pero de la vieja escuela. En busca de su gran película épica ha roto amistades y se ha enemistado con gran parte del mundo audiovisual. Pero sigue en pie, es premiado y también propuesto como candidato a diputado por el Partido Socialista.


Una réplica cubana  de la escultura a Salvador Allende que está emplazada en el pueblo de Palmilla, en el valle de Colchagua, será la que reciba una ofrenda de la Presidenta Michelle Bachelet en el homenaje que el gobierno chileno rendirá al ex presidente este jueves en el marco de las actividades de la delegación oficial que visita La Habana.

Un día antes, el homenajeado en la capital cubana será el cineasta Miguel Littin, alcalde de Palmilla durante dos períodos (1990-1998), gestor de la donación del gobierno español que hizo posible la estatua de Allende en el pueblo de la Sexta Región. Puede que Cuba en 50 años de revolución haya cambiado y decaído más de lo que los admiradores del modelo socialista quisieran, pero en el mundo lleno de fantasía que hay en la cabeza de Miguel Littin, la isla no ha cambiado nada.

La primera vez que el cineasta estuvo en Cuba fue en 1969, poco antes del estreno de El Chacal de Nahueltoro, la película que lo convertiría en el cineasta de moda en todo el continente. Littin trabajaba en el Canal 9 de la Universidad de Chile y viajó junto al periodista Carlos Jorquera, quien fue secretario de prensa de Allende.  Su posterior cautiverio en Isla Dawson lo volvió a juntar con Littin en octubre de 2008, cuando un grupo de ex prisioneros se juntaron en la casa de Sergio Bitar para comentar el guión de Isla 10, la película de Littin basada en el libro del ex ministro.

Pero en 1969, Littin y Jorquera viajaron nada menos que a entrevistar a Fidel, por esos días convertido en un fenómeno, con una popularidad equivalente o superior a la que tiene Barack Obama por estos días. “Era la época de ‘la zafra de los diez millones’ estaba todo el país convulsionado,  jóvenes, hombres maduros, mujeres, universitarios, era una visión  muy única, muy única  en la vida del país y yo diría del continente, había una euforia en el sentido místico de la palabra”, comenta Littin.

La gran película épica   

Aunque Miguel Littin Cucumides nació en  el pequeño pueblo de Palmilla enclavado en el Chile profundo del Valle Central, su sangre árabe y griega lo lleva a concebir todos sus proyectos cinematográficos rodeados de lujo asiático y dimensiones continentales, como si fueran superproducciones de la era dorada de Hollywood.

“Miguel tiene  un enorme talento creativo detrás de la cámara, pero nunca ha tenido todos los medios, hablo de dinero, para realizar su Gran Película, porque su visión es coral, épica, grandiosa. Si hubiera contado alguna vez con el presupuesto, por ejemplo de Doctor Zhivago, seguramente habría obtenido varios Oscar”, piensa uno de los guionistas que trabajó con él en Tierra del Fuego un largometraje con tintes de superproducción filmado en la Patagonia en 2000, en el que participaron capitales españoles, franceses e italianos, pero que fue un desastre de crítica y público. Hubo roces con los productores italianos por supuestos excesos en el presupuesto, que el director desmiente rápidamente.

“La producción italiana tuvo roces con alguna gente como ocurre siempre en estos casos. Si hubiera algún tipo de problema no podría haber vuelto a filmar a Dawson en Punta Arenas, donde me ha ayudado mucha gente. Y además como se va a exceder el director con el dinero si un director ni siquiera maneja dinero”, afirma Littin.

García Márquez y Villagra
   
Lo cierto es que Tierra del Fuego le costó su amistad con Nelson Villagra, con quien formó una dupla creativa desde El Chacal de Nahueltoro, que siguió con La Tierra Prometida, El recurso del Método y La vida de Montiel, basada en el libro de otro de sus amigos de alto nivel: Gabriel García Márquez, a quién conoció en París en 1974. El  premio Nobel ’82 escribió “Las aventuras de Miguel Littin clandestino en Chile”, que fue un best seller. Littin por su parte ha usado su cercanía con García Márquez para convencer a un guionista de adaptar “La Agonía del Dragón”, novela del periodista Juan Luis Cebrián. Según cuenta el guionista, en una reunión en la casa de Littin, el director le dijo “nosotros hacemos esta película y tú te vas a convertir en el guionista de Europa y yo en el director de Europa. De hecho, te lo aseguro. Sonó el teléfono mientras yo estaba allí, y era Gabriel García Márquez, llamando a nombre de Juan Luis Cebrían, para convencer a Littin que aceptara la pega”. Finalmente el trato, que consistía en nueve millones de pesos para instalarse en Madrid por tres meses a escribir la historia, finalmente se redujo a un tercio de esa cantidad, porque los otros seis se irían en comisiones entre él y otro español que hizo la gestión para producir el proyecto, lo que finalmente el guionista no aceptó.

Aunque Nelson Villagra acaba de aparecer en la película El Regalo, para Miguel Littin está muerto. “Él fue una persona que yo conocí hace años pero está muerto. Yo de traidores no hablo compañero”, aclara el director. Villagra prefiere no hablar. Cercanos a la filmación de Tierra del Fuego aseguran que entre los dos hubo diferencias económicas y artísticas. “Villagra tuvo que dirigirse solo”, dice un miembro del equipo de guionistas. La película también lo distanció del escritor Luis Sepúlveda, que participó en el proyecto.

Su actual incursión en la Patagonia, a propósito de Isla 10, contra lo que él dice, tampoco ha estado exenta de problemas. Según Margarita Marchi presidenta del sindicato de Trabajadores de la Industria cinematográfica, “la Inspección del Trabajo le cursó una multa a la producción porque hubo gente del equipo a la que no se le pagó durante más de dos meses”, afirma.

Capital político

Sobre las relaciones resentidas durante su carrera Littin tiene una visión. “Las amistades se crean y se rompen, la vida es así cuando uno tiene un  carácter y un objetivo que cumplir, no toda la gente tiene sus postulados y sus cosas tan definidas”.

Las relaciones que mantiene intactas son a nivel político. La semana pasada el Partido Socialista lo propuso como carta para ser candidato a diputado por el distrito 35 y el 8 de enero pasado el Senado lo condecoró con una medalla al mérito por su contribución a las artes “en el grado de Gran Comendador”. En el último festival de cine de La Habana le dieron el Coral a la trayectoria. Premio que se suma a diez premios internacionales, las dos nominaciones al Oscar  (su última postulación por Tierra del Fuego  fue descartada por la Academia por no cumplir con los plazos). Aunque ha ganado sólo una vez el Fondart para hacer La Última Luna, su permanente acceso a platas como los 135 millones que ganó para Isla 10 del fondo audiovisual hacen que en el ambiente audiovisual lo conozcan como Miguel “Listin”, un sobrenombre que le hace levantar la voz: “No sé que contestar. Dígame ¿cómo le dicen a Frei, como le dicen a Lagos, como le dicen a Neruda en este país, realmente es una tontera”, apunta.

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