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La última fantasía de Terry Gilliam tiene una buena acogida

Hace mil años, Parnassys, jugador incurable, hizo una apuesta con el diablo para conseguir la inmortalidad, y ganó. Ahora hizo otra apuesta, para conseguir la juventud, pero con la condición de entregar su hija a Satanás cuando cumpla 16 años.


Hacia 11 anos desde la ultima participación de Terry Gilliam en el festival de Cannes (aunque estuvo en el jurado en 2001). Su última obra, El Imaginarium del Dr Parnassus, participa este año en la Selección Oficial, pero fuera de competencia (lo que significa que no corre para ningún premio). Es la historia fantástica de una compañía de teatro liderada por el Doctor Parnassus (Chrstopher Plummer), que permite al público entrar en un universo de maravillas. Pero hay un terrible secreto. Hace mil años, Parnassys, jugador incurable, hizo una apuesta con el diablo para conseguir la inmortalidad, y ganó. Ahora hizo otra apuesta, para conseguir la juventud, pero con la condición de entregar su hija a Satanás cuando cumpla 16 años.

La historia de cómo se hizo la película es casi tan fantástica como la trama. En medio del rodaje, en enero del 2008, muere de una sobredosis accidental uno de los principales protagonistas, Heath Ledger. Gilliam piensa abandonar el proyecto, pero su equipo, y desde luego los productores, que no querían verse esfumar su inversión hasta la fecha, insisten que hay que seguir adelante. Desesperado, el director llama a Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law, todos no solamente actores famosos pero también amigos de Ledger, para reemplazarlo en las escenas faltantes, con la ayuda de la tecnología digital moderna. A pesar que ya estaban involucrados en otros proyectos, se toman el tiempo para ayudar, donando sus honorarios a la hija de Ledger.

En el elenco también figura Verne Troyer, el actor enano mejor conocido por su rol de “Mini-me” en las películas de Austin Powers, interpretadas por Mike Myers (quien también estuvo en Cannes). Troyer es realmente pequeñísimo (bueno, ya lo sabrán los fans de Austin Powers), y se desplaza con una pequeña silla eléctrica. Al final de la conferencia de prensa, la mayor cantidad de pedidos de autógrafos fueron para él, y las fotos para la bella Amy Gilliam, co-productora e hija de Terry (quien se quejó que al trabajar con su padre, no había otro tema de conversación en la mesa familial que la película). La modelo Lily Cole y el músico Tom Waits (en el papel de Mr Nick, el Diablo), también integran el elenco.

La película fue bien recibida por la crítica y ya se ha vendido en varios territorios. Gilliam, al igual que muchos otros directores británicos (como Ken Loach y Mike Leigh) nunca pierden una oportunidad en Cannes, con una audiencia de los principales medios de prensa, de lanzar dardos políticos. En este caso, Gilliam, quien tiene a principios de la película a un cuerpo colgado del puente Blackfriars de Londres (inspirado de la suerte de Roberto Calvi, el líder masónico de la siniestra agrupación P2), no tiene reparos en decir que ojalá el colgado hubiera sido Tony Blair. Se refiere al ex premier británico como “recibiendo condecoraciones de George Bush mientras se masacraba la población de Gaza”.

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