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Alicia Scherson estrena «Turistas» y prepara adaptación de Bolaño

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Sin ruido estudió cine. Casi encerrada. Ha hecho dos largometrajes, elogiados por la crítica internacional. Sin estridencia, en sus películas  derriba estereotipos y en silencio también compró los derechos de una historia poco difundida del escritor chileno muerto en Barcelona, que planea estrenar a fines de 2010.


Un grupo internacional de estudiantes vive  encerrado en una casona con una piscina grande. Son 22 en un lugar pensado para 300 personas. Están ahí becados por el gobierno, que los ha invitado a crear. Comen y viven mejor que la gente de la isla. Pero están  prácticamente desconectados de todo lo que ocurre afuera, incluyendo sus respectivos países. No tienen cable. Internet no existe.

Esta descripción no corresponde a un reality show, sino a parte de la experiencia de Alicia Scherson como estudiante de Cine en la Escuela Internacional San Antonio de los Baños, en Cuba. Es 1994 y la isla pasaba por lo que se conoció como el «período especial», caracterizado por severas restricciones a los servicios básicos. «La situación era muy dura, pero de todas maneras yo tenía 20 años y me parecía todo una maravilla, estaba becada por el gobierno cubano. No pagaba nada ni de vida ni de escuela. Era un regalo maravilloso y a esa edad me daba igual comer arroz con frijoles todos los días, igual era la mejor comida de La Habana, venía gente de afuera a comer a la escuela», cuenta la directora, que estuvo dos años en la isla hasta 1996.

Alicia Scherson luce agotada. El camino que ha escogido es el del cine «independiente», que obliga al director a meterse en todos los asuntos relativos a la película: desde escribir el guión y convencer a  los actores, hasta levantar los fondos, producir las locaciones y hacer la ronda de entrevistas en la que estamos ahora con miras a su próximo estreno, «Turistas». En cines desde hoy con siete copias.

La contradicción santiaguina

Alicia se perdió los ’90 chilenos y toda su «explosión» cultural. En su dormitorio habanero con ventilador escuchaba Ella Fitzgerald, mientras en Santiago pasaban los primeros años de democracia trayendo la moda de oír música electrónica, y algunos de los mejores álbumes de la discografía popular chilena. Pero la experiencia cubana fue determinante para esculpir una mirada particular y concebir una manera de trabajar. «Esa desconexión fue muy fuerte y creo que nos dejó una marca a todos nosotros. Una búsqueda muy esencialista quizá en nuestras temáticas y en nuestra capacidad creativa, esa falta de mundo contingente. La búsqueda en las relaciones entre personas, no son películas de denuncia, están desprovistas de parafernalia, aprendimos a resolver con lo que hay», explica.

«Play» (2005) su primer largometraje, es la historia de una empleada de origen mapuche que deambula por Santiago con audífonos. Así contada parece la clásica historia de opresión entre blancos e indígenas del cine latino hecho en los ’60, envuelta en la biografía de un ministro con conciencia social, o el retrato definitivo de las clases marginales. Pero al contrario, es un cuento elegante sin moralinas sobre las personas que viven en la ciudad y sus complejidades. Resultó ganadora de 15 premios internacionales.

«Turistas» es la historia de Carla Guitérrez (Aline Kuppenheim) una mujer embarazada en medio de los treinta años que parte de vacaciones junto a su marido a un parque nacional. Filmada en Radal-Siete tazas puede parecer la apología a la naturaleza de una licenciada en biología como la directora. Pero no. Scherson vuelve a sacudir los estereotipos.  Partiendo por las canciones de fogata al incluir una versión con toques electrónicos  de Los Momentos de Eduardo Gatti y siguiendo con la imagen bucólica del campo.

«Los santiaguinos siempre estamos hartos de Santiago, diciendo que cuando tengamos un segundo  nos vamos a Valparaíso o a vivir al sur y no lo hacemos nunca.  Cuando conocemos a alguien afuera le decimos ‘tienes que ir a Chile pero no vayai a Santiago, anda al sur». Vivimos en esa contradicción más que en otros países. Esta no es no es una película opinante en torno a dar respuestas sobre la ecología o la maternidad. Me tocó en Hamburgo que un señor estaba muy complicado porque yo planteaba todos estos problemas de los personajes y no le daba solución a ninguno. Le dije que si yo tuviera soluciones para los problemas de la vida moderna no estaría haciendo películas y viviría feliz con esas soluciones.  Me parece de una soberbia increíble intentar desde el arte dictaminar soluciones vitales, me entretiene meterme en los problemas y evidenciarlos», explica la directora, que confiesa no poder escribir sus guiones en Santiago.

La película ya ha participado en los festivales de Rotterdam, Guadalajara y Los Ángeles, llevándose elogiosas críticas de medios especializados. Otra vez nos encontramos con los temas que parecen recurrentes en las historias de Alicia: una mujer en estado de gracia justo en un punto de aparente inflexión, rodeada por algún extranjero (en Play había un ruso un alemán y un argentino sin contar a la protagonista mapuche).

Cine lumpen

Teniendo en cuenta estos elementos, «Una novelita Lumpen» el libro en que se basa «El Futuro», su próximo proyecto, parece estar hecha para ella. Fue escrita por Roberto Bolaño por encargo de Mondadori para la colección Año Cero, en que escritores latinoamericanos como Rodrigo Fresán o Santiago Gamboa escribían sobre distintas ciudades. El chileno ambientó en Roma la historia de Bianca, una adolescente italiana que mantiene una relación muy especial con un actor ciego retirado que encarnó a Maciste, un héroe mitológico. La acompañan un libio y un boloñés, que para efectos del guión será peruano.

El proyecto ha navegado en aguas tan sutiles como las películas de Alicia Scherson. «Fui donde Carmen Balcells y compré los derechos, antes de que Bolaño se convirtiera en boom en Estados Unidos y mucho antes que los derechos pasaran a manos de El Chacal (Andrew Wilye)», cuenta. No pasó lo mismo con la adaptación mexicana de Los Detectives Salvajes, que fue abortada en seco por la viuda Carolina López.

La historia está llena de referencias pop y es como un folletín, nada de densa ni voluminosa como otras novelas del autor. «Me gusta que sea así como dice el título: lumpen, descartable, fácil», comenta la realizadora. Scherson ganó recientemente recursos del Fondo Audiovisual de Corfo por $125 millones  y planea estrenar a fines de 2010. «Queremos filmar en Roma u otra ciudad pero no en Santiago», afirma.

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