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Panel de expertos revisa lo mejor del cartel político chileno

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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En otros tiempos, la ciudad no estaba llena de «palomas» con caras de los candidatos. Antes de 1973 el afiche político era un arte en el que se involucraron grandes artistas como el pintor José Balmes. Uno de sus trabajos estuvo presente en la jornada, del martes pasado en la que un grupo de diseñadores encabezados por el profesor de la UCLA  David Klunze junto entre otros  repasaron la historia de este movimiento y  anunciaron  las nuevas tendencias. A continuación el diseñador chileno Mauricio Vico analiza algunos ejemplos.


El cartel “Cobre Chileno” fue realizado para celebrar la nacionalización de la industria cuprífera ocurrida un 16 de julio de 1971 con la aprobación del Congreso en Pleno. Este cartel fue realizado en un formato a pliego, es decir, 110 x 77 cms., algo inédito en ese momento. Además estos eran pegados en las calles, lo que ocasionaba por su tamaño una visibilidad de alto impacto.

 

El cartel “Con el Pueblo y  el Plan Nacional de Leche”, pertenece a la serie que se realizó para la Polla Chilena de Beneficencia entre los años 1971 y septiembre de 1973. Tenía como fin poner en conocimiento de la comunidad los beneficios que tenía para los niños y niñas de Chile el tomar leche. Esta era una de las 40 medidas del plan de gobierno de la Unidad Popular. Desde la perspectiva del lenguaje visual, se reiteraba y se formalizaba el uso de la tipografía gestual como signo propio de expresión estética al cartel de la izquierda chilena, una búsqueda identitaria, como a su vez de innovación.

El Cartel “No a la sedición”, realizado por el artista plástico José Balmes, es uno de los trabajos que tuvieron un gran impacto mediático en el momento, debido a su mensaje contestatario y reiterado por la exaltación del rojo y negro (sangre y muerte). Simbolizó la amenaza militar a través del uso de un fusil. Fue realizado en momentos en que la sociedad chilena manifestaba los signos de la violencia extrema y que posteriormente desembocarían en el golpe militar de 1973.

 

El cartel del “Recital Popular Quilapayún” fue realizado por los Hermanos Larrea a partir de una fotografía de Antonio. Este cartel demuestra la búsqueda de aquellos signos donde la gente sintiera un grado de pertenencia social: la foto-denuncia de la pobreza en que vivían muchos niños y niñas de Chile. Este cartel reitera el uso del contratipo técnica, que permitía dejar grandes zonas en negro en las imágenes, algo que los hermanos Larrea practicaron desde 1967 en varios carteles. También instalo en el colectivo el uso de la tipografía tan característica del grupo musical “Quilapayún”, que le daba un sentido de logotipo, alejado de las marcas convencionales de la época.

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