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El electrizante paso de The Killers por Santiago

Dos años después de una primera visita que pasó sin pena ni gloria, la banda estadounidense regresó a Santiago convertido en el más prestigioso grupo de «indie rock» para cerrar una gira mundial que inició en Europa.


El grupo estadounidense The Killers arrasó anoche en Santiago con un potente directo ante 15.000 jóvenes que gritaron, saltaron y enloquecieron seducidos por la fuerza y la energía de la banda que lidera ese «Sinatra del Rock» llamado Brandon Flowers.

Dos años después de una primera visita que pasó sin pena ni gloria, The Killers regresó a Santiago convertido en el más prestigioso grupo de «indie rock» para cerrar una gira mundial que inició en Europa, prosiguió por Estados Unidos y ya en Latinoamérica le llevó a Ciudad de México, Lima, Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro.

Con una escenografía luminosa, apoyados por imágenes de los Estados Unidos en la época de la «guerra fría» o del desierto de Nevada, la banda de Las Vegas convirtió el Movistar Arena de Santiago en una enorme pista de baile al ritmo de «Mr Brightside», «Somebody Told Me», «Read my Mind» y «All These Things That I’ve Done».

El concierto arrancó con «Human», de su último álbum de estudio «Day and Age», el mismo tema que la banda interpretó el año pasado en Liverpool durante la entrega de los MTV Europe Music Awards.

La pregunta de la canción («Are we human or are we dancer?» ¿Somos humanos o somos bailarines?) era pura retórica. Miles de veinteañeros ya habían iniciado una fiesta ritual.

«¿Qué pasa? Nosotros somos The Killers, y esta noche somos de ustedes», gritó Flowers en perfecto español. Aunque la invitación se repite en cada concierto, el efecto es inevitablemente la misma descarga colectiva de adrenalina.

La banda compuesta por Brandon Flowers, vocalista y teclado, «Dave» Keuning en la guitarra, Mark Stoermer en el bajo y «Ronnie» Vannucci Jr. en la batería se ha convertido en la revelación de la década con apenas cuatro álbumes de estudio, «Hot Fuss (2004), «Sam’s Town» (2006), «Sawdust» (2007) y «Day and Age», el más bailable (2008).

Natural de Las Vegas, con un físico menudo y una voz portentosa, la comparación de Flowers con Frank Sinatra resulta casi inevitable, aunque sus estilos musicales se sitúen en los antípodas y su forma de interpretar recuerde más a Roy Orbison en temas como «Bones», «Spaceman» o Read my mind».

En la primera parte del concierto, The Killers descargó toda la energía con temas como «Somebody told me», «Bones» o «The world we live in», hasta que llegó una bailable versión aderezada con saxofón de «Joy Ride», el tema «dance» de su último trabajo.

Después las luces se apagaron, el escenario quedó en penumbra y se hizo el silencio hasta que en un extremo apareció Brandon Flowers tocando al piano los primeros acordes de «Human» en una versión casi irreconocible por su tono sereno.

Pero el intimismo duró apenas un par de minutos y The Killers volvió a la carga con «Shadowplay» -esa electrizante versión de la legendaria banda de los ochenta Joy Division- y «Smile like you mean it» mientras Brandon Flowers subido a uno de los altavoces desplegaba toda su contagiosa teatralidad.

Después se tomó un respiro para interpretar «a capella» un fragmento de «Following love», de Elvis Presley, y por fin llegó «Read my mind», la cancicón compuesta junto con Pet Shop Boys y catalogada por la revista «Rolling Stones» como la mejor del año 2006.

Había transcurrido más de una hora de concierto cuando The Killers se despidió por primera vez del público con «All these things that I’ve done», un tema que habla del apoyo a la persona amada, pero que contiene una frase interpretada al estilo «gospel». «I got soul but I’m not a soldier» (Tengo alma, pero no soy un soldado) acabó convirtiéndose en un lema de rebelde, con Flowers cantando puño en alto.

Después de unos minutos en los que el público reclamaba la presencia de la banda con un griterío ensordecedor, reaparecieron en el escenario y socarronamente preguntaron a los espectadores: «¿Nos habéis echado de menos?».

«Última noche en Latinoamérica y una noche maravillosa», dijo un complacido y complaciente Flowers que junto a sus compañeros puso fin a hora y media de concierto con una versión extasiante de «When you were young», un tema al más puro estilo del rock estadounidense que ha sido interpretado en directo por Coldplay y los mismísimos U2.

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