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La batuta que une a palestinos y judíos

Después de un intento fallido en el 2005, la agrupación formada por jóvenes palestinos y judíos podría tocar este año en nuestro país. Bajo la batuta del reconocido director argentino-israelí Daniel Barenboim, nos recuerdan la necesidad de un diálogo intercultural. También que no estamos ni tan ajenos ni tan lejos del conflicto del Medio Oriente.


En una de las imágenes más emotivas del documental Konowledge is the begining (“Conocerse es lo primero”), los jóvenes músicos, palestinos y judíos, de la West-eastern Divan Orchestra (Orquesta del Diván del Oeste-Este) se reencuentran para tocar en Ramallah (Cisjordanaia). La ciudad queda a 15 kilómetros de Jerusalén. Para llegar a la sala de concierto de la ciudad palestina, los judíos debieron superar estrictos controles fronterizos y ser escoltados como si se tratara de una caravana con carga peligrosa. Al finalizar la presentación, en la despedida, palestinos y judíos lloraban en los brazos de unos y de otros. Cada uno debió volver a su sitio, separado por una frontera que impone el silencio.

La West-eastern Divan Orchestra vino a Sudamérica en el 2005. Tocaron en Brasil, Argentina y Uruguay. Y casi se la pudo escuchar en Chile. Fue contactada por miembros de las comunidades judía y palestina de Chile. Sin embargo, según personas vinculadas a estas colectividades, no hubo acuerdo entre estos para que se concretara la visita. Desde la Fundación Barenboim-Said se informó que la presentación no se realizó por “problemas de agenda”.

La orquesta fue fundada en 1999 por el músico argentino-israelí Daniel Barenboim y el intelectual palestino Edward Said. Su objetivo era “permitir un diálogo intercultural y promover la experiencia de colaborar en temas de interés común”. La orquesta ha sumado elogios en todo el mundo, tanto por su calidad musical, como por su trabajo en búsqueda de la paz.  El New York Times realizó a fines de mayo un extenso reportaje sobre esta iniciativa titulado “Minuetos, Sonatas y Política en Cisjordania”.

En agosto la orquesta tocará en Buenos Aires. Felipe González, ex Presidente del Gobierno español y miembro del directorio de la Fundación Barenboim-Said, le manifestó a Luisa Durán, Directora Ejecutiva de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, el interés de que la Orquesta tocara en Chile: “Me voy a encontrar con él en algunas semanas en México y voy a hacer todo lo posible para que se pueda concretar la visita”, señala la ex primera dama.

El presidente de la Comunidad Judía de Chile, Gabriel Zaliasnik, está de acuerdo con esta iniciativa: “Imagine lo hermoso que sería escuchar una orquesta como esta, en una actividad coauspiciada y organizada por ambas comunidades. Sería una muestra al mundo de tolerancia y convivencia, y una forma de ratificar el derecho de ambos pueblos a vivir en paz y seguridad, uno al lado del otro”. Lo mismo dice la embajadora de Palestina en Chile, Dra. Mai Al Kaila, que da la bienvenida a la iniciativa: “No creo que cause problemas a la comunidad chilena-palestina porque busca la paz y la justicia para nuestro pueblo”.

Valentina Giacaman, directora ejecutiva de la Fundación Palestina, no conoce la obra de Barenboim y Said. Tampoco sabe de la orquesta: “Dentro de los objetivos de la Fundación no está organizar eventos o actividades artísticas”. Con todo, tienen un programa para dar apoyo a estudiantes del Conservatorio Nacional de Música Edward Said en el país del Medio Oriente, una organización fruto de la amistad entre Said y Barenboim. Quizá, una de las lecciones más importantes que nos entrega la West-eastern Divan Orchestra es que para dialogar hay que aprender a escucharse. Como cuando tocan música.

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