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Enérico García y su libro sobre los «recuerdos de un militante del MIR chileno»

La rearticulación del MIR y su historia personal están entrelazadas de tal manera en este libro, que la historia se va escribiendo de manera fluida y con muchos antecedentes que –como él mismo dice en El Mostrador TV– nunca contó antes, pese a que “me entrevistaron muchas veces”.


Enérico García volvió a Chile en  marzo de 1981, formando parte de la Operación Retorno. Claro está que no entró con su verdadero nombre, en esa época se hacía llamar  Carlos Alberto González Contreras y vivía en la clandestinidad. Su militancia en el MIR lo obligaba a ser cauteloso, guardando las apariencias.

Gran parte de la historia del MIR está contada en las páginas del libro “Todos los días de la vida, recuerdos  de un militante del MIR chileno”, que Enérico García escribió desde su experiencia como miembro del GAP (grupo de Amigos del Presidente), responsable de la seguridad de la comisión política y como enlace de Miguel Henríquez, tal como lo contó en una entrevista con El Mostrador TV.

En septiembre de 1973 este militante del MIR cayó preso en la escuela de suboficiales de Carabineros y, aunque reconoce que no fue torturado, sí recibió fuertes golpes. Pero asegura que tuvo mucha suerte, ya que un fiscal militar decidió pasarlo a la justicia ordinaria y de ahí la libertad fue cosa de tiempo. Y su salida del país también.

"Cuando empezaban a generarse condiciones ideales para hacer un buen trabajo político, de conducción,  nosotros íbamos saliendo. Eso marca el error en el análisis. Comenzamos a irnos del país y eso marca el error en el análisis de la dirección de esa época", dijo García respecto a la situación del país al iniciarse la década de 1980.

"Cuando empezaban a generarse condiciones ideales para hacer un buen trabajo político, de conducción, nosotros íbamos saliendo. Eso marca el error en el análisis. Comenzamos a irnos del país y eso marca el error en el análisis de la dirección de esa época", dijo García respecto a la situación del país al iniciarse la década de 1980.

En Cuba, donde residió, estuvo encargado de dar instrucción militar y trabajó en construcción. En 1979 se trasladó a Nicaragua para impartir instrucción especial en el uso de armamento mayor, aunque reconoce que en el país centroamericano “nunca llegamos a combatir”.

Con el inicio de la “operación retorno”, Enérico regresó de manera clandestina al país luego que se le asegurara que contaba con un contacto “seguro y que nunca fallaba”. Sin embargo las cosas cambiaron una vez que llegó. “Parece que yo fui el primero”, recuerda, porque nadie llegó a buscarlo y perdió el contacto. Sin embargo, por esas cosas del destino, se encontró con un compañero arriba de una micro.

La rearticulación del MIR y su historia personal están entrelazadas de tal manera en este libro, que la historia se va escribiendo de manera fluida y con muchos antecedentes que –como él mismo dice- nunca contó antes, pese a que “me entrevistaron muchas veces”.

Para este ex militante, el MIR, con la muerte de Miguel Henríquez cambia, y el mejor  ejemplo está representado en los cambios que comienzan a producirse a partir de 1983.

“Fue terrible porque cuando nosotros salíamos, en junio del 83, el 11 de mayo se producía la primera protesta nacional, la primera manifestación masiva en reprobación de la dictadura”, rememoró.

Y agregó que “cuando empezaban a generarse condiciones ideales para hacer un buen trabajo político, de conducción,  nosotros íbamos saliendo. Eso marca el error en el análisis. Comenzamos a irnos del país y eso marca el error en el análisis de la dirección de esa época”.

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