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Guillermo Hidalgo y sus «Crónicas para Perdedores»

Falleció en 2009 víctima de un infarto cardiaco a los 46 años. Todos quienes conocieron su talento, se lamentaron no sólo por una partida, sino también de que su obra pudiera ser olvidada. Este libro, que reúne algunas de sus mejores crónicas, entrevistas y columnas publicadas en sus más de 20 años de ejercicio del periodismo, busca que su obra enfrente el paso del tiempo y El Mostrador le entrega una de sus historias.


“Su carrera está tan repleta de anécdotas que se ha convertido en el mayor mito del mundillo periodístico chileno de los últimos años, al punto que los recuerdos sobre su personalidad a veces opacan su enorme destreza con las palabras. El problema es que le sobraba talento para mucho más que eso, como se puede apreciar en esta selección de sus textos”, destaca Cristián Bofill en la reseña de contratapa de “Crónicas para Perdedores”, texto que reúne las mejores crónicas, entrevistas y columnas del fallecido periodista Guillermo Hidalgo.

Catalonia y la Universidad Diego Portales presentaron el martes en la Feria del Libro de Santiago este trabajo, en un evento que contó con los comentarios de la obra por parte de Patricio Fernández, Marcelo Mellado y el propio director de La Tercera.

Periodista de la Universidad de Chile, Guillermo Hidalgo se inició profesionalmente en El Mercurio de Valparaíso mientras cursaba el cuarto año de la carrera. En 1987 se integró al diario La Época y en 1990 se sumó a Revista Qué Pasa, donde trabajó bajo las órdenes del entonces editor general, Cristián Bofill.

Como editor de The Clinic y gracias a su ingenio, Hidalgo podía transformarse en Chupete Aldunate, un terrateniente que se lamentaba de la pérdida de los valores; Lenin Peña, un revolucionario en la clandestinidad; o Titán do Nascimento, un consultor sentimental que empapelaba a garabatos a quienes acudían por sus consejos.

Pero fue más que un escritor satírico. Como periodista de medios como La Tercera, Qué Pasa y Fibra, redactó un sinfín de crónicas y entrevistas con una mirada y estilo que siempre buscaron huir de los lugares comunes apelando a las verdades simples.

Cuando en julio de 2009 Guillermo Hidalgo murió, víctima de un infarto cardiaco tenía sólo 46 años. Sus amigos, sus alumnos de Periodismo en la UDP y todos quienes conocieron su talento, se lamentaron no sólo por una partida, sino también de que su obra quedara irremediablemente desterrada a los archivos.

Este libro, que reúne algunas de sus mejores crónicas, entrevistas y columnas de sus más de 20 años de ejercicio, busca cubrir en parte ese vacío.

A continuación una de las notas seleccionadas en “Crónica para Perdedores”, publicada en el Cuerpo de Reportajes de La Tercera el 13 de febrero de 2000:

Las Señoritas Conejitas

Decepción causó la presentación del Canal Playboy TV en Chile para la que se contó con la visita de las playmates de enero, dos gemelas peruanas, cuyo tipo dista mucho de la imagen de mujeres que la revista ha mostrado durante 40 años.

El enjambre de fotógrafos esperaba a una gigantesca rubia de Minessotta o California con sombrero de cowboy, pistolas en las caderas, estrellas por todos lados, unos senos enormes, piernas largas, risas alocadas y “guaus”, pero aparecieron dos pequeñas gemelas peruanas bastante aventajadas en materia de busto, eso sí, que, por si fuera poco se pusieron a hablar de sus exitosas vidas en Miami, en lugar de quitarse algo de las poco reveladoras transparencia que llevaban puestas. Los fotógrafos las tomaron de todas las formas decorosas posibles en el Salón San Cristóbal del Hotel Sheraton, a las doce del día del jueves 10 de febrero, esto es, haciendo morisquetas, juntando sus caras, paradas y sentadas, sonriendo de medio lado. Ni siquiera se tomaron el pelo seductoramente y sacaron la lengua como siempre se ve en la revista desde la década del cincuenta. Luego, el gerente genera de Playboy TV Latin America, Thomas Free Alves, anunció una ilusión: “las chicas van a posar en la piscina”. Y todos corrieron. ¡Era el lanzamiento del Playboy TV en Chile! Los fotógrafos alcanzaron a soñar que eran fotógrafos de Playboy. Ahora se esperaba al menos unas tangas, algunas tomas con las chicas mojadas o camisetas mojadas. Pero fue lo mismo: la misma ropa, las mismas poses, sólo que con la piscina de fondo más la presencia de algunos turistas anglosajones mirando la escena con una mezcla de molestia y curiosidad. Fue todo. “Nos vemos en la noche en la fiesta” se fueron diciendo las chicas hacia los ascensores hasta donde fueron seguidas todavía por algunos gráficos. Pero fue tan poco lo que consiguieron que volvieron decepcionados y terminaron sacándole fotos a dos promotoras chilenas. El comentario, algo rencoroso, fue que éstas “eran bastante mejores que las peruanas”. Ellas reían y poco falto para que se aflojaran un poco el sostén, haciéndole “la pega” a las estrellas de la famosa revista.

Las peruanas llegaron a Miami hace seis años. Trabajaron de meseras en un Mc Donald’s y luego una de ellas, Darlene Bernaola, aseguró que lo hizo en una oficina de Wall Street. La otra, Carol Bernaola, se casó con un empresario dueño de discotheqes y un buen día en una de ellas se hizo una fiesta Playboy. Allí se le acercó un tipo que le propuso cambiarse de especie y convertirse en “conejita”. Como por ningún motivo iba a ponerse a la cola con otras 400 postulantes, se le consiguió una entrevista exclusiva con uno de los muchos brazos derechos del dueño del negocio, Hugh Hefner. Al hombre de Hefner le pareció que estaba bien, que era bastante guapa, que era poseedora de rasgos polinésicos. Era exótica y nada más, pero cuando la chica le comentó que tenía una hermana gemela el asunto cambió. “Se van a hacer ricas, chicas”, les dijo al verlas juntas por primera vez. Yo todo ha comenzado bien para las hermanas de 23 años. Fueron las primeras playmates del año 2000, y por posar desnudas en el número de enero ganaron 250 mil dólares más otros tantos miles en ropa y joyas. Son católicas, piden que no las confundan, que el sexo debe hacerse sólo por amor y que la prensa peruana las ha fustigado mucho insistiendo en que se han ganado su fama a costa de algo más que el sudor de la frente, mientras que los periodistas chilenos han sido mucho más cariñosos.

Quedaba todavía la esperanza de la fiesta anunciada para esa noche a las 21:00 horas y para la cual los ejecutivos de VTR Cable Express habían anunciado “grandes sorpresas”. Pero no, no hubo ni grandes personajes ni desnudos ni sorpresas. El único invitado medio conocido que llegó a la fiesta del restorán Estudio Gigante fue el periodista Rafael Walker, esposo de la conductora de 24 Horas, Cecilia Serrano. El resto eran encorbatados de empresas de publicidad, de agencias, jóvenes de terno, ávidos de un poco de diversión y muchas mujeres también ávidas de un poco de figuración, luciendo sus mejores tenidas. Era como una noche en el restorán Donde La Cuca, pero más elegante.

En la barra de Estudio Gigante estaba sentado el gerente general del restorán, René Kreutzberger, hermano de Don Francisco. No estaba sorprendido de que no hubiera nadie famoso en el evento. “a nadie le gusta quemarse, todos están a la expectativa para ver qué pasa con esto. Qué se puede esperar de un país tan cartucho”, dijo. Alguien recordó que para la inauguración del famoso restorán estuvo presente hasta el alcalde de Santiago, Jaime Ravinet. En todo caso, la organización de la fiesta corría por cuenta de VTR Cable Express, la empresa que transmitirá la programación de Playboy TV. El restorán sólo estaba encargado de poner el local y la comida. Se había anunciado la presencia de algunos famosos como Marcos Silva, Lucas Tudor y Marcelo Comparini, pero no llegaron.

En el restorán Estudio Gigante sólo faltan televisores debajo de las mesas. Es imposible mirar para alguna parte sin encontrarse con una pantalla. Y los aparatos no dejaron de transmitir una y otra vez el video promocional del canal de televisión, que consiste en imágenes muy rápidas en las que se ve mucha playa, rubias moviendo el busto el trasero, voyeristas, besos apasionados, poses, agua corriendo sobre cuerpos de mujer, trotes en colaless, lengüetazos en pantalla. Una mujer algo decepcionada decía que eran todas las chicas iguales, todas con su correspondiente dosis de silicona y nada más. Sin embargo, en la avidez del os rostros de algunos invitados mirando una y otra vez a pantallas, se notaba algo así como la versión elegante de la experiencia de la casa de vidrio. Aunque aquí no fue posible más que ver generosas presas atrapadas en bikinis, a través de imágenes tratadas con filtros luminosos, que es el erotismo a la norteamericana. Hasta que apareció Bárbara, la animadora. Una rubia grande, también mejor que las peruanas, ante cuya presencia el lugar estalló en silbidos. La mujer anunció el ingreso de las gemelas, diciendo que habían sido elegidas como las playmates de enero entre 18 mil postulantes de Estados Unidos y Canadá y nada dijo del encuentro en la discotheque con el amigo de Hefner. Las jóvenes, una de dorado, la otra de negro, entraron al estilo de los desfiles de moda, cruzaron por una pasarela entre las mesas y entre aplausos subieron al segundo piso seguidas de varias cámaras de TV y una vez arriba anunciaron que se fotografiarían con quien lo pidiera. Las chicas hacían “gatitos”, saludaban con la mano y tiraban besos a través de las pantallas. Por la estela de perfume dejada por las gemelas comenzaron a subir hombres ya sin chaqueta, al trote, a ponerse a la cola, y la televisión transmitió una y otra vez a Darlene y Carol con Juan Gutiérrez, a Darlene y Carol con Rodrigo Pérez, a Darlene y Carol con Luis Martínez, a Darlene y Carol con Miguel Ángel Muños, a Darlene y Carol con Marcelo Figueroa, etc. A cada uno de ellos le dieron besos y luego les fueron regaladas las correspondientes fotografías dentro de un sobre con el logo de Playboy para que así pufieran pavonearse al día siguiente en la oficina.

Con el paso de los minutos y la majadera transmisión de las imágenes del video Playboy, la gente se fue adormeciendo. Eran las 11:30 de la noche. ¿Habría algo más? De parte de las chicas Playboy, eso había sido todo. Lo que siguió fue el show habitual del restorán que consiste en unos bailes étnicos con tragafuegos y máscaras.

Durante la conferencia de la mañana Free Alves fue consultado acerca de si estaban preparados para enfrentar el conservadurismo criollo, representado por el “Porvenir de Chile” y su poderosa mano, que ya anunció acciones legales para evitar que estos tipos se instalen en Chile. El gerente respondió sencillamente que siempre, aún en Estados Unidos, han tenido problemas, pero que estimaba que aquí no los habría y que si ocurría alguno, ahí se vería.

También se les consultó si las chilenas tendrían posibilidades de convertirse en playmates y respondió que sí, que en todos los países donde ha entrado Playboy TV han surgido buenas figuras del desnudo.

La verdad es que si son peruanas también son chilenas y mirar a las hermanas Carol y Darlene Bernaola, es como mirar borracho a la modelo Paola Camaggi. Las peruanas son una mezcla de de Miriam Hernández y la propia Camaggi. Mujeres como ellas hay muchas en Chile y en Latinoamérica y su tipo responde más bien al gusto norteamericano.

La decepción ha sido grande porque la expectativa también lo era. Nadie esperaba que dos cuasi chilenas fueran el rostro de Playboy en Chile y menos que ni siquiera posaran en traje de baño y se limitaran a hablar y lucir vestidas como cualquier mujer guapa en una fiesta que distó mucho del lujo que tan caro le es a Playboy.

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