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Pearl Jam vuelve a hipnotizar

Auténticos supervivientes entre las bandas que en los noventa fundaron el subgénero del rock conocido como grunge, un movimiento capitaneado por Nirvana, Soundgarden y Alice in Chains, la tropa de Vedder demostró que sabe reciclarse y cautivar a un respetable que la arropó durante las más dos horas y media de concierto.


Han pasado veinte años desde que reventaron la escena musical de los noventa, y todavía Pearl Jam, la banda del polifacético Eddie Vedder, es capaz de cautivar al público chileno que este miércoles abarrotó el Estadio Monumental para dejarse seducir por el sonido de los de Seattle.

Auténticos supervivientes entre las bandas que en los noventa fundaron el subgénero del rock conocido como grunge, un movimiento capitaneado por Nirvana, Soundgarden y Alice in Chains, la tropa de Vedder demostró que sabe reciclarse y cautivar a un respetable que la arropó durante las más dos horas y media de concierto.

Con un repertorio que sobrepasó la treintena de canciones y que en gran medida se apoyó en los éxitos de su primer álbum, «Ten» (1991), Pearl Jam recordó con sus letras de carga psicológica y crítica social por qué ha sido el buque insignia de esa juventud conocida como la «Generación X».

Tras seis años ausentes de los escenarios chilenos, Eddie Vedder y su cuarteto -Jeff Ament al bajo, Stone Gossard a la guitarra, Matt Cameron a la batería y Mike McCready también a la guitarra-, saltaron a la arena del Estadio Monumental para interpretar «Unthought Known», un tema de su último álbum, Backspacer (2009).

«Buenas noches, aquí va», fueron las primeras palabras, en español, con las que el líder de Pearl Jam, ataviado de riguroso negro, se presentó ante la lluvia de flashes del respetable.

«Why Go», incluida en Ten, y una intensa «Animal», del segundo disco, Vs (1993), fueron el preludio antes de que el volcán de la popular «Do the Evolution», del exitoso álbum Yield (1998), erupcionara y derramara la adrenalina de un público que ya había entrado en comunión con la banda.

«Han pasado 6 años desde la última vez que nos vimos. Estamos muy contentos de estar de vuelta en Santiago. Hay mucha gente aquí, así que les pido que se cuiden entre ustedes. Les tenemos preparada una larga noche de música», señaló Vedder, mientras se apoyaba en las notas de un cuaderno para pronunciar sus palabras en español.

Esa mezcla de indie rock, heavy metal y punk del inédito tema «Olé», pusieron a saltar a las más de 55.000 almas reunidas en el Monumental de Santiago, y mantuvieron un ritmo intenso en un espectáculo que continuó con los de riffs de «Even Flow» y la pasión de la refinada «Daughter».

«Están demasiado apretados. A mí cuenta, por favor, den tres pasos atrás», rogó el líder de la banda, ante la gran cantidad de público que se acumulaba en el sector central del Estadio.

La posibilidad de un aplastamiento sigue siendo una de las preocupaciones constantes de los de Seattle, tras la muerte accidental de varios espectadores en el año 2000 durante un concierto de la banda en Dinamarca.

Entre tragos de vino y movimientos espasmódicos, Vedder y su cuarteto continuaron hipnotizando al respetable con temas como «Why go», «The Fixer» e incluso con una versión rockera del clásico «Last Kiss», en la que un joven al que Vedder llamó simplemente «Juan Pablo» subió al escenario para tocar la guitarra.

El punto álgido llegó cuando la profunda y fuerte voz de Vedder interpretó la melancolía de «Jeremy», auténtico «himno» de la banda que los catapultó en 1992 al estrellato mundial. Una situación que se repitió casi al final del concierto cuando los de Seattle descargaron todo su poderío sobre otro clásico de Ten, «Alive».

«¡Viva Chile mierda!», gritó Vedder, y puso fin al paso por tierras australes de la gira de celebración de los 20 años de Pearl Jam, una fiesta que continúa el 18 de noviembre en Perú, el 20 en Costa Rica y el 24 en México.

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