Durante el programa conducido por Rayen Araya, los invitados, Leopoldo Muñoz –periodista y crítico de cine– y Daniel Olave –guionista y editor de Todo Cine– analizaron el estado del séptimo arte en Chile. Coincidieron en el buen nivel de producción, pero admitieron la carencia de una audiencia capaz de sostener nuestro cine. «En Chile nunca existirá una industria cinematográfica», señaló Olave.
Durante el 2011 se cortaron cerca de 900 mil entradas en producciones chilenas. Sin embargo, y pese a que la cifra es considerablemente mejor que las del 2010 (de hecho se triplicó), sólo cuatro películas concentraron el 90% de la taquilla nacional: Violeta se fue a los cielos, Que pena tu Boda, 3:34 Terremoto en Chile y Baby Shower. En otras palabras: en el 2011 la producción cinematográfica fue muy alta, pero el éxito sólo tocó a unas pocas.
Este desequilibrio en que se mueve la “industria” fue analizado durante el programa Mesa de Diálogo de El Mostrador TV, emitido este jueves, entre Leopoldo Muñoz – periodista y crítico de cine– y Daniel Olave – Crítico, guionista y editor de Todo Cine. Según los invitados, el tema va más allá de la producción y distribución de las cintas nacionales. “Tiene que ver con formar audiencia, de acostumbrar a la gente a ver su cine. El Ministerio de Educación tiene cine chileno en sus programas, pero no se hace porque los profesores no tienen las herramientas para aplicarlo. No hay educación audiovisual”, comentó Olave al respecto.
Es más: pese a que ha existido una profesionalización en la producción, lo que ha llevado a lograr cintas con buena recepción en festivales internacionales, ésto no se condice con una respuesta del público local que permita darle un sistema consolidado a la producción cinematográfica. «En Chile nunca existirá una industria cinematográfica», sentenció Daniel Olave.
Además, fue materia de discusión el impacto que tiene el contexto socio-cultural en el consumo de cintas locales y cómo la disciplina se hace cargo de esas problemáticas. En esa línea, Leopoldo Muñoz señaló que «el documental es el que se hace cargo de verdad de las pulsiones de la sociedad chilena”, haciendo referencia al gran desarrollo que han tenido estas producciones en la historia de Chile a diferencia de la ficción.
