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El Mundo

Son historias verdaderas o el exceso de imaginación de un delincuente que sabe contar historias, ¡poco importa!, este viaje por las miserias del continente entretiene y atrapa. Se agradece volvernos a encontrar con un libro de Gómez Morel disponible en librerías, un autor desde la marginalidad como algunos otros de nuestra literatura, una figura anómala y pocos veces rescatada.


Es extraño poder leer este libro. Su autor muerto hace 28 años, pobre y casi olvidado. Lo raro es que es la primera edición de este libro, de un autor que escribe desde la marginalidad, su primera novela “El Río” la escribió en una de sus estadías en la cárcel y toda su obra trata sobre la marginalidad; huérfano del río convertido en ladrón, ladrón chileno convertido en traficante de cocaína en el Perú, ladrón convertido en contrarrevolucionario sin saber por qué en “El Mundo”.

Estas tres obras (El Río, La Ciudad y el Mundo) forman toda la obra que se conoce de Gómez Morel; pero, ¿es toda su obra? Según su plan original no. Aunque se nos insista en los textos de la contratapa y en su biografía que es una trilogía, los cierto es que estas novelas forman la tetralogía del “Mundo adentro montado en un palo de escoba” y que la última parte está definitivamente perdida o no escrita, reviso las antiguas ediciones buscando la información, cito: “Esta tetralogía, más que relatos sobre sucesos de una vida, enuncia las fases de un proceso humano” (La Ciudad, editorial Renacimiento, 1963, p. 14). O sea, nos quedamos sin conocer el final de este proceso humano y nos debemos de quedar con lo que está publicado, ediciones difíciles de encontrar (El Río tuvo tres o cuatro ediciones, incluida una en la editorial francesa Gallimard con un relamido prólogo de Neruda: “Oigamos: la barcarola más amarga que aquí comienza…”, la última en los noventa en la editorial Sudamericana y La Ciudad solo una, ya citada), hacen también extraño que se haya editado solamente la última parte de un saga, sin saber que pasó antes, sin una introducción o prólogo.

Importa todo lo anterior, poco… se puede leer El Mundo como una novela individual, aunque se hagan referencias a las novelas anteriores. Complica un poco el no conocer cómo se crea su código del hampa, las leyes del submundo de criminales donde existe otra moralidad y es en El Río, en su descenso, cómo conocemos estos códigos, pero nos da pistas al comienzo:

“La patria es el lugar donde se puede robar más y mejor”, o “Tengo mis leyes y las cumplo. Son pocas, pero rígidas. Reunidas, forman la ley del Hampa”.

Última indicación: Aquí se habla en coa (“Nombre de la jerga usada por los delincuentes chilenos”, Diccionario del Coa, Armando Méndez Carrasco, Editorial Nascimiento, 1979, p. 31), la jerga que cambia según el país (la lunfa en Colombia), pero Gómez Morel sigue usándolo indistintamente la región y cómo ladrón hábil va conociendo el nuevo lenguaje de sus compañeros.

Narrada en primera persona, trata el descenso y ascenso de un ladrón, ya internacional desde que decide largarse de Chile (al final de “El Río”), en las intrigas políticas del convulsionado continente de comienzos de la guerra fría. Organizaciones internacionales para controlar los gobiernos de la región (FAO), con planes exageradamente extraños y con la aparición de personajes conocidos de la época que le dan un tono de veracidad a lo inverosímil de lo narrado, y como siempre en el caso de una autobiografía nuestro héroe es un adonis capaz de satisfacer a todas las mujeres que se le cruzan y, también, caer en sus trampas y mezclarse en lo que no le conviene o incumbe, siendo un paria de la sociedad despreciándola a ésta y al dinero, satisfaciéndose solo a sí mismo.

El mundo es una novela de aventuras por casi todo el norte del continente (desde Colombia a hasta los Estados Unidos de Norteamérica, pasando por Cuba y Venezuela, viviendo extrañas experiencias paranormales en Haití), que comienza con una lluvia de vísceras y termina en el descenso de un río para lograr la libertad (metáfora recurrente en Gómez Morel), son historias verdaderas o el exceso de imaginación de un delincuente que sabe contar historias, ¡poco importa!, este viaje por las miserias del continente entretiene y atrapa. Se agradece volvernos a encontrar con un libro de Gómez Morel disponible en librerías, un autor desde la marginalidad como algunos otros de nuestra literatura, una figura anómala y pocos veces rescatada.

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