No ha pasado mucho tiempo desde su última novela, El Guarén (Fondo de Cultura Económica, 2012), y ya Marín está de vuelta a la pelea en el ruedo literario con Notas de un ventrílocuo (Alfaguara, 2013).
El nuevo libro de Marín relata la vida de un artista menor de las tablas, cada vez más ausente de la vida real, que es desplazado por los avances de la modernidad y, en consecuencia, de los nuevos conceptos de ocio y diversión. La novela es aparentemente un diario de vida, formado por un conjunto de fragmentos, a primera vista dispares, heterogéneos, que, a través de la lectura, asientan la urdiembre de una novela sin nombre. Parecido a lo que sucede hoy con algunos oficios en extinción, tales como el organillero, el fotógrafo ambulante, la historia de este ventrílocuo, perdido en un mundo que ya no es suyo, hace de su vocación el alimento irremediable de su agonía, sostenido por el hilo de una memoria que rehace el pasado, roto como los pedazos de un espejo.
En palabras de Matías Rivas, editor de Ediciones UDP, esta novela de Marín, este dietario, dentro de su universo narrativo “ocupará un lugar ineludible por su estructura abierta, fragmentaria, y por una leve modulación respecto de su original humor literario. Estamos ante un libro breve y contundente, melancólico y ácido, donde la furia ha dado paso a un escepticismo radical. El protagonista es un sujeto cansado y aburrido, fuera de la moda, que divaga con sagacidad sobre los tópicos que lo acosan como observador. Con la óptica del extrañamiento aborda los sueños oscuros que lo sacuden, los trastornos de las costumbres y de la ciudad que habita, y comenta las contrariedades que divisa en un presente arduo y al borde de estallar”.
El joven escritor Benjamín Labatut se refiere a la nueva novela de Marín de la siguiente manera: “La lucidez y rabia de Marín no tienen punto de comparación en la literatura chilena. A través de este libro mantiene una lucha personal contra el avance del tiempo y rescata lo que se ha perdido con la mano fantasma de la memoria”.
La ronca voz de Marín se hace escuchar de nuevo. A sus avanzados años la literatura luce renovada y auténtica, y es motivo de inspiración para los nuevos escritores. Y como el mejor vino de guarda, su nueva vieja cosecha se empieza a ofrecer en las mejores y peores librerías.
