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Exposiciones de retratos fotográficos repiensan el sentido de la imagen en la sociedad

Exposiciones de retratos fotográficos repiensan el sentido de la imagen en la sociedad

Dos exposiciones en Santiago y Concepción cuestionan los alcances del consumo de imagen en la sociedad contemporánea y dan cuenta de las posibilidades estéticas del imaginario tecnológico.


Cecilia Avendaño

Cecilia Avendaño

Dos muestras de retratos de cuatro fotógrafos en malls de Santiago y Concepción, con registros de inmigrantes, imágenes retocadas y hasta un aparato fotográfico interactivo, replantean actualmente el debate sobre el sentido de la imagen humana en nuestra sociedad.

“En realidad se trata de una sola muestra en dos espacios”, explica la curadora Andrea Josch. “Trabajamos con cuatro artistas jóvenes, cada uno de los cuales ha trabajado el retrato por su cuenta, en una serie de obras que finalmente dialogan entre sí”, explica.

En el primer caso se trata de una exposición interactiva en el mall Plaza Trébol de Concepción, donde no sólo se muestran 20 obras del fotógrafo Daniel Cruz, sino además se incluye un aparato en el que la gente podrá fotografiarse usando el software creado por él.

“Lo anterior sugiere preguntarse sobre la identidad y el rol del usuario en las telecomunicaciones. Provoca preguntarse sobre los alcances del consumo de imagen en la sociedad contemporánea, la distancia que existe entre el acontecimiento y la representación de éste; ingresando al campo indescifrable que contiene toda imagen digital, las alteraciones formales dentro del proceso de construcción y las posibilidades estéticas del imaginario tecnológico”, explica Cruz.

La exposición se hermana con otra que actualmente se realiza en el mall Plaza Vespucio de La Florida. Allí, Cecilia Avendaño, Bárbara Oettinger y Paloma Palomino, al igual que Cruz, reflexionan sobre una sociedad donde la imagen de uno se construye bajo estereotipos, contextos locales y relaciones tecnológicas.

Avendaño, por ejemplo, crea seres completamente nuevos a través de la posproducción digital. “Me fascina el retrato como reflejo y espejo, como construcción de identidad, el rostro nos conduce sucesivamente por la historia de lo deformado y lo resplandeciente, lo bello y lo feo, lo aceptable y lo insoportable“, dice.

Oettinger, en tanto, crea retratos donde mezcla los rasgos de cinco madres y cinco hijas, con el fin de hablar de lo simbiótico en la relación de ambas. “Me interesan los rasgos faciales y lo importante que son para identificarnos como sujetos. Es por esto que seleccioné las fotografías de madres e hijas que menos gestos o muecas presentaran, con el fin de que éstos no interfirieran como elemento identitario“, explica.

Por su parte, Palominos instaló un estudio fotográfico en pleno centro de Santiago, y retrató a hombres extranjeros con rostros varoniles que posan frente a su cámara. “La idea era retratar gente joven, mostrar algo que es cada vez más cotidiano, como la diversidad y la nueva inmigración, en un Santiago nuevo”, señala.

Las muestras estarán abiertas hasta el 22 de septiembre.

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