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Triunfa la simpleza: corto «No hay pan» gana festival de cortometrajes de Las Condes La directora Macarena Monrós cuenta que lo más difícil fue convencer que las historias simples también pueden ser interesantes

Triunfa la simpleza: corto «No hay pan» gana festival de cortometrajes de Las Condes

Tatiana Oliveros
Por : Tatiana Oliveros Artista, colaboradora de El Mostrador Cultura
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El cortometraje, premiado en la categoría ficción, narra la historia de aislamiento en que se encuentra el dueño de un almacén a quien ya no le venden pan para vender en su negocio, ya que ahora toda la producción se la llevan los supermercados.



El cortometraje “No hay Pan”, de la realizadora chilena Macarena Monrós, no es de aquellos argumentos alambicados que buscan impresionar por su diseño conceptual. Lo suyo es la simpleza, el registro inteligente de lo cotidiano, con olor y estética de barrio. Quizás por esa mezcla y por la obstinación de no renunciar a contar una historia de gente común, es que ahora se consagra como uno de las mejores cortometrajes nacionales, en categoría ficción, al ganar el Primer Festival de Cortometrajes de Las Condes, FECLAC.

La obra trata del conflicto de la modernidad que enfrenta don Luis, un sencillo almacenero de Santiago poniente, que, de la noche a la mañana, se encuentra con que ningún proveedor quiere venderle pan (para que él venda en su almacén) ya que ahora la producción se hace sólo para mayoristas. Todo el pan se lo llevan los supermercados.

Explicar que este grado de conflicto, que para algunos puede resultar intrascendente, también podía ser una historia de tensiones, de soledad, de enfrentamiento con la realidad contemporánea, fue para la directora uno de los principales problemas que enfrentó al momento de mostrar el guión en busca de financiamiento.

“Era complejo explicar una historia tan simple y que a las personas les interesara. De hecho, en un principio este proyecto fue rechazado, por que lo encontraban fome. No podían concebir un conflicto tan pequeño como algo atractivo”, cuenta Monrós.

Para combatir esa aparente falta de interés, de agilidad argumental, el corto pudo haber recurrido a una intensificación de la estética e iluminación y así alcanzar un retrato folclórico del conflicto, pero en lugar de ello se recurrió al espació lúgubre que diera mayor profundidad al aislamiento del personaje.

¿Por qué decidiste plantear la estética del barrio de esta manera?

-Porque es un barrio pobre, un barrio que está quedando solo y aislado y también porque representaba las emociones del protagonista. Las construcciones de las locaciones eran principalmente de adobe y madera lo que ya es un poco oscuro y por el tema del personaje principal que es una persona que también se está quedando sola y aislada. Que está dando la lucha, pero que finalmente esta lucha es solitaria”, explica la directora.

luis claqueta

Como referente este cortometraje está inspirado en el neorrealismo italiano, de modo que todos sus actores, a excepción del protagonista, no son actores profesionales. De echo una de las escenas en que se logró mayor realismo y que narra las discusiones al interior de una junta de vecinos fue actuada íntegramente por un grupo de ancianos que estaban participando de un taller de teatro en su comuna.

Esa sencillez  y la capacidad del corto de plantear problemáticas transversales a través de un conflicto singular, ha hecho que la sentencia del jurado del Festival de Cortometrajes de Las Condes no escatimara en reconocimiento.

“Por el rescate inteligente en su propuesta, de una identidad que cada día más se pierde en la vorágine de la modernidad; por la fina y apostada  utilización de recursos narrativos de mirada contemplativa para conseguirlo, independiente de su folcklorismo; donde el guión y la dirección manifiestan acertadamente la profundidad del tema».

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