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Documental argentino retrata a jóvenes judíos que combatieron a Videla “Sin punto y aparte” de Sergio (Shlomo) Slutzky

Documental argentino retrata a jóvenes judíos que combatieron a Videla

Confrontados al golpe de 1976, muchos jóvenes progresistas judíos se vieron en el dilema de quedarse y emigrar a Israel, en una opción que para muchos fue de vida o muerte.


Shlomo Slutzky a la derechaFoto: Gentileza Shlomo Slutzky

Shlomo Slutzky a la derecha
Foto: Gentileza Shlomo Slutzky

“Nos libramos de la dictadura, pero no del pasado”, dice el cineasta y periodista Shlomo Slutzky. Su documental “Sin punto y aparte”, que cuenta la historia  de los jóvenes progresistas judíos que murieron a manos de la dictadura argentina y de cómo la comunidad hebrea trasandina enfrentó la represión, es exhibido por primera vez en Chile.

-Cuando pienso en una motivación especial para filmar el documental, creo que tiene que ver con cierto sentimiento de culpa. ¿Por qué? Guardando las proporciones, yo lo comparo con el Holocausto. Yo perfectamente podría haber sido uno de los jóvenes que aparecen en las fotos de los familiares de desaparecidos si las circunstancias hubieran sido diferentes. Estoy satisfecho con el camino que hice, pero a la vez eso no quita la interrogante de por qué ellos murieron y por qué yo vivo.

Slutzky fue otro joven argentino que en la vorágine de los años 70 militó desde el colegio en un momento en que “no había forma de no ver o no participar” en la lucha por un mundo mejor, como recuerda un protagonista del documental.

“La revolución parecía estar a la vuelta de la esquina”, dice Slutzky para explicar el compromiso de la época. Fue miembro de Shomer, una organización juvenil judía progresista que entre otros protestó junto a otras organizaciones el 11 de septiembre de 1973 contra el golpe militar chileno en una masiva manifestación en Argentina, un suceso que terminó de convencer a muchos de que la vía armada era la única forma de hacer una revolución socialista.

Ya entonces, como muchos otros de sus compañeros, Slutzky se vio enfrentado a la tensión de ser un judío progresista en momentos en que en plena Guerra Fría Israel era visto como un aliado de Estados Unidos “dentro de cierta visión maniqueísta”. “No hay que confundir al gobierno con un pueblo”, dice Slutzky, cuya militancia por la paz en Medio Oriente lo llevó a negarse a participar en la invasión del Líbano en 1982, una acción de pagó con dos semanas en la cárcel, “un juego de niños” en comparación a los campos de exterminio que hubo en Argentina.

En medio del recrudecimiento de la violencia en los años previos al golpe militar de 1976, muchos de sus compañeros optaron por ingresar a organizaciones armadas argentinas para defender sus ideales. Slutzky, que dirigía “Nueva Sión”, un periódico progresista, optó por emigrar a Israel para impulsar la revolución allí, y por azar salió de la Argentina poco después del golpe, que coincidió con el cierre del medio. Una elección que, para muchos como él, terminaría siendo de vida o muerte.

Tras el golpe, la comunidad hebrea, que según señala un dirigente en el documental muchas veces se sintió “puesta en peligro” por los jóvenes militantes, ayudó para la salida legal e ilegal de muchos de sus miembros, mientras Israel no actuó con más vigor para defender a los judíos por temor a empeorar las cosas, según el documentalista. Sobre todo en los primeros meses, “el gobierno israelí no terminó de entender frente a quien estaba”, explica. “Se creía que estos militares eran duros, pero otros podían ser peores”. Un hecho que sintetiza la actitud de los políticos israelíes es que el Parlamento hebreo decidió enviar a la Argentina una comisión investigadora sobre la represión a sus miembros recién en 1983, cuando la dictadura terminaba.

En 2008, más de treinta años después del golpe, Shlutzky volvió para filmar y saber qué fue de sus compañeros de lucha, en medio de un juicio en Córdoba al general Luciano Benjamín Menéndez. En Argentina se encuentra no sólo con los familiares de sus compañeros desaparecidos, sino también con personajes como Gabriel Goldman, que siendo conscripto advirtió a sus amigos de la represión, o Isaac “Yuyo” Rudnik, un dirigente que pasó siete años en la cárcel y hoy es dirigente del Movimiento Libres del Sur.

Como Rudnik, “muchos no hemos puesto punto final a nuestros ideales del pasado”, concluye hoy Slutzky, en alusión al título del documental, “y seguimos luchando, tanto los que se quedaron en Argentina como los que emigramos a Israel”.

“Creo que eso es lo más importante. Está ese dicho de que ‘quien no es comunista a los dieciocho es un idiota y quien lo sigue siendo a los treinta, también’. Yo odio esa frase, porque lo hace es decir que el deseo de cambio es como si fuera el acné, algo sólo de los jóvenes. Y me parece que no es así. Puede ser que ahora uno no pueda salir corriendo a una manifestación como los hacía a los 17 años, pero pienso que uno cada día tiene que buscar la forma de implementar aquellos ideales”.

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