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Mapaliterario: construyendo la ciudad desde los libros Este proyecto busca rescatar el patrimonio intangible de Santiago

Mapaliterario: construyendo la ciudad desde los libros

El sábado, en el marco del Festival Internacional de Literatura Filba, se realizó un recorrido literario de dos horas por el cerro Santa Lucía, el Paseo Ahumada y la Plaza de Armas, para recordar a Enrique Lihn, Ramón Díaz Eterovic, Nicanor Parra y Alberto Blest Gana.


Foto: Javier Liaño

Foto: Javier Liaño

Enrique Lihn, Ramón Díaz Eterovic, Nicanor Parra y Alberto Blest Gana fueron algunos de los escritores cuyos textos protagonizaron la segunda ruta del proyecto MapaLiterario, que se realizó en centro histórico de Santiago en el marco de la primera versión santiaguina del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba).

El objetivo del proyecto, financiado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, es reunir citas de libros que mencionan Santiago de Chile y vincularlas con el mapa de la ciudad.

En esta ocasión, a través de un recorrido de aproximadamente dos horas, las citas extraídas de textos como “La chica del Crillón” (Joaquín Edwards Bello, 1935) y “Las películas de mi vida” (Alberto Fuguet, 2002) mostraron los dos lados de la capital chilena: su cara oficial y el lado B que se despliega en los mismos espacios. Por ejemplo, se vio cómo conviven a sólo metros de distancia el Teatro Municipal, símbolo de aristocracia y alta cultura, con un café con piernas.

Valeria Stuardo y Victoria Martínez fueron dos de las participantes y elogiaron la iniciativa.

“Nos pareció súper bien”, señala Stuardo. “En general uno tiene ciertas nociones de la historia de la ciudad por lo que estudió en el colegio, pero revisitarla in situ y con textos que uno no conoce es súper estimulante, sobre todo tomando en cuenta que son lugares de tránsito diario».

“Es una forma muy entretenida e interactiva de interactuar con los libros que uno va leyendo”, en una actividad que permite “generar un vínculo con la cultura”, dice.

“MapaLiterario refleja parte fundamental de los objetivos del Filba, que es incorporar las actividades en la ciudad, como es pasear por la ciudad, leer y compartir”, explica Carola Roa, del Filba, con el fin de que la literatura salga de las aulas y se apropie de la ciudad.

Foto: Javier Liaño

Foto: Javier Liaño

Origen

La diseñadora Camila González tuvo la idea del proyecto, y contó con la ayuda de Josefina Marambio, Joaquín Castillo, Federico Fadic y Diego Gallegos, todos menores de 30 años. Varios de ellos estudiaron Literatura y le ayudaron con el background literario. También han contado con los aportes de los usuarios de su sitio web (http://mapaliterario.cl/).

González señala que surgió a partir de “La muralla enterrada”, un ensayo del escritor Carlos Franz, un texto sobre literatura urbana e identidad, cuyo punto de partida es el desentierro de una muralla durante la construcción de la línea 1 del Metro, así como la lectura de José Victorino Lastarria, “padre” de la narrativa chilena, en palabras de Franz.

“Es un ejercicio excelente, que sin embargo pide a gritos un mapa más completo”, explica González. “Entonces pienso que sería una gran oportunidad abordar algo así desde el diseño y no desde la literatura. Empecé a averiguar que existían muchos ejemplos de mapas literarios en Internet”.

La diseñadora compartió entonces la idea con sus amistades, varias de las cuales engancharon inmediatamente con el proyecto, como Josefina, que realizaba su tesis en literatura y ciudad.

“La idea de hacer un mapa me interesó mucho, ya que yo soy muy desorientada”, dice González. “Está además el hecho de que gracias a la literatura, yo llegué a conocer lugares de la ciudad que justamente por este motivo tienen gran valor sentimental para mí. Ese fenómeno que genera la lectura es muy potente, es un gran aporte. Y me pareció muy interesante rescatar esto”, afirma.

De izquierda a derecha, Joaquín Castillo, Diego Gallegos, Josefina Marambio y Federico FadicFoto: Javier Liaño

De izquierda a derecha, Joaquín Castillo, Diego Gallegos, Josefina Marambio y Federico Fadic
Foto: Javier Liaño

La iniciativa permite recorrer “y leer” la ciudad de otra forma, explica Joaquín,  “y acercarle a la gente lo que muchas veces se pierde” en medio del ajetreo cotidiano, además de saber cómo la veían los autores, y hacer “un aporte al patrimonio literario de Santiago”.

Ahora los creadores del proyecto postularán al Fondart para poder ampliar las rutas y presentarlas también en inglés, aprovechando el interés turístico de conocer Santiago de forma diferente.

González destaca la diferencia entre MapaLiterario y las rutas literarias.

“El  Mapa es el todo, el proyecto madre. En el mapa puedes encontrar cientos de citas, que pueden ir incrementando en número y en autores y temas y ser aportada por nuevos usuarios.  Es una plataforma digital”, señala.

En cambio, las rutas son “un producto mucho más dirigido, donde la información se articula en torno un tema/lugar puntual y donde están las citas contextualizadas. Es una forma de vivir el mapa, pero en terreno, en la ciudad misma, de una manera menos árida que navegando por Internet, donde puede que no sepas dónde empezar o porque una cita que para ti pasa desapercibida es muy importante en el contexto literario de nuestro país”.

“Podemos así ir viendo distintos aspectos de la ciudad, desde la literatura, apreciando lugares que vemos a diario con otro filtro”, concluye la diseñadora.

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