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Las tinieblas de Black Sabbath y el fin de una semana demencial Opinión y crítica en vivo

Las tinieblas de Black Sabbath y el fin de una semana demencial

Partimos con Alice in Chains, seguimos con Iron Maiden y terminamos el viernes con el mismísimo Príncipe de las tinieblas. Fue una semana infernal. Lo mejor del rock en siete días.Ozzy es la voz de las mil voces. Con ese registro insuperable, profundo, agudo y grave, cavernoso y chillón, como si fueran miles los que cantaran a través de su boca. Como si fuera una verdadera legión de demonios chillando por salir a la tierra. Con su mensaje de terror y rebeldía.


Foto: Agencia Uno

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Y terminó. Se acabó.

Una semana demencial.

Quedé hecho mierda. Pero lleno de metal. Esperando las promesas de lo que se viene.

Lo que vimos anoche quedará en los anales de la historia del rock en Chile.

Voy a partir por Megadeth. Aún recuerdo el primer concierto de Megadeth en Chile. Si no me equivoco con Marty  Friedman, Nick Menza y David Ellefson. En el entonces Estadio Chile, sonó asqueroso. Pero fue un ritual. El inicio de otro romance. Con la banda tocando de fondo, el escenario oscuro y un solo foco. Un cenital sobre el maestro. David Mustaine solo, con su flying V y los brazos abiertos en cruz recibiendo el homenaje de su pueblo, que solamente era capaz de corear su nombre.

Esa misma locura se ha repetido ya incontables veces. Creo que olvidé cuántas veces he visto a Megadeth.

Pero igual que Slayer y Iron Maiden el miércoles, es ir a la segura. Nunca arrugan ni destiñen. Siempre rodeado de músicos de primer nivel (Ellefson fue uno de los ocho expositores del London Bass Player 2013, con puros eruditos del bajo como Mark King, Gary Willis y el chileno Igor Saavedra entre otros). David Mustaine es para mi gusto, junto a Lemmy Killmister, uno de los tres más grandes compositores de canciones rockeras. Puede que no sean completamente del gusto de los más técnicos o de los más metaleros, pero sus discos en general tienen un éxito tras otro.

Foto: Agencia Uno

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Creo que fue un gran acierto para él no quedarse en su primera banda, Metallica. Emprender su propio viaje personal le dio otras alas y le permitió enfrentarse a sus demonios más personales.

Han pasado casi 30 años desde sus inicios y se nota. En su cara ajada y en su cuerpo más lento. Pero la voz y la guitarra corren igual de veloces.

Es cierto que los últimos dos discos no son de lo mejor, pero creo que End Game y United Abominations sí están a la altura.

En el show de anoche pasó lo que ha pasado otras veces cuando no es cabeza de cartel. Hay que decirlo: el sonido no estuvo a la altura si se compara con lo que hubo después. Y las pantallas tampoco fueron lo excelentes que estuvieron después. Se notó la diferencia, pero una  super banda como Megadeth no se lo merece.

Black Sabbath

Black Sabbath. Los príncipes de las tinieblas

Si yo creo que Mustaine y Lemmy son dos de los tres más grandes compositores de hits metaleros, es porque el primero es el gigantesco Tony Iommi.

Tal y como le dicen en todo el mundo, el master of riffs. Creador de los riff más clásicos y pegajosos del metal. Temas que han superado la barrera de los 40 años. De sólo pensar que mis hijos de 5 y 7 años son capaces de acompañarme cantando «Iron Man», me llega a dar escalofríos. De hecho es uno de los temas que Beavis y Butthead tararean en su programa.

Ozzy es la voz de las mil voces. Con ese registro insuperable, profundo, agudo y grave, cavernoso y chillón, como si fueran miles los que cantaran a través de su boca. Como si fuera una verdadera legión de demonios chillando por salir a la tierra. Con su mensaje de terror y rebeldía.

Foto: Agencia Uno

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Geezer Butler, el hombre que inventó el bajo cabalgante en el metal y que reivindicó los bigotes y los pantalones pata de elefante. Realmente un tremendo bajsta.

Y respecto del batero  Tomy Cufletos, pensaba decir que era un rajudo que ha reemplazado al pobre Bill Ward que ya no estaba en condiciones.  Pero me tuve que tragar mis palabras…. Es EL baterista que necesita esta banda. Es un baterista tremendo que potencia todos los temas de la banda, un verdadero aporte.

Y aquí mi “crítica” al concierto. Cuando escuché el disco 13, lo encontré excelente, quizá lo mejor del año y pensé: ¿Cómo podría haber llegado a sonar esta banda si hubiera tenido el nivel de producción que tiene ahora?

La respuesta la tuve hoy: como la mejor banda de rock del mundo.

Hoy en la noche vi a la mejor banda que he visto en años, sencillamente son de otro mundo. Tiene la onda, el peso, el groove, la maldad, la rebeldía, incluso sexo. Se burlan de los militares y de los religiosos… lo tienen todo y lo dan todo. Suenan como los dioses.

Dicen que por sus diversas enfermedades la banda está terminada. Yo digo que están mejor que nunca. La obertura con «War pigs», seguida de «Into the void», para pasar luego a «NIB», «Black Sabbath», «Fearies wear boots», «Children of the grave» y el cierre con «Paranoid». Son lo más grande que he visto. Todo fue perfecto.

La imagen de Ozzy cantando la letra de «NIB» con esas luces rojas, mientras en las excelentes pantallas HD (lo destaco: sonido, luces y pantallas del primer mundo como toda la semana) mostraban a una bailarina a gogo demoníaca y un Cristo crucificado devorado por una serpiente gigante, dos monjas lesbianas y la imagen de Benedicto XVI…

Si algo vincula a estas dos bandas, en mi humilde opinión, es algo muy distinto a lo de Slayer y Maiden. Ésas dos son bandas veloces energéticas y a veces violentas. Black Sabbath y Megadeth son dos grupos de letras oscuras, pesadas, a veces depresivas u opresivas incluso. Sus miembros principales han pasado por graves problemas de drogas y dificultades de todo tipo. Son gente que ha sufrido y lo expresan en su desesperanza y en su derrota trágica y épica ante la fuerza inconmensurable de la adversidad.

Foto: Agencia Uno

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Y hay ahí también algo de psicología profunda del metal. La idea de enfrentarse ante un adversario superior, más rico en dinero y recursos, más fuerte, pero al que vamos a derrotar igual, porque nuestra desesperanza y nuestra certeza ante la muerte y el fracaso es precisamente lo que nos hace invencibles.

Al salir del estadio pensé en que estaba reventado. Ha sido una semana demencial, por momentos un sueño, en otros (sobre todo en la mañana al salir a la pega) una pesadilla. Pasó de todo, hasta recibí una patada en el trasero de mi polola, que me mandó a la punta del cerro y perdí una entrada…..

Y entonces miro a esos 50 mil compañeros de caballería que caminan a mi lado contentos, agotados, con billeteras vacías y deudas que pagar, porque financiar esto ha sido una locura, con cansancio, maltratados por la policía que ante pelos largos y poleras negras pierde el control, pero aún caminando juntos, coreando las canciones que escuchamos juntos, nuestros himnos.

Y entonces veo a un padre que camina con sus hijos pequeños que hablan sin parar de lo impresionados que quedaron.

Me doy cuenta del verdadero sentido de eso. Sí, quiero que vuelva a pasar. De hecho necesito que vuelva a pasar. De ahí que lo que tengo que hacer es mostrarle esto a mis hijos, traerlos y mostrarles este otro camino, donde somos hermanos y somos felices cantando nuestros himnos. (y espero que la nena se arrepienta y me acompañe).

Porque esto no es satanismo, aunque digan que nos gusta el rock satánico. Esto es otra cosa. Lo nuestro es otra iglesia. Es la hermandad del rock. Es la rebeldía. Es la lucha. Es renegar de lo institucional para seguir nuestros instintos. Porque eso es lo que necesitamos para que haya patria y por que aún hay rock,  camaradas.

Salud y brindo por nuestros héroes:¡ viva Slayer, Araya, King y Holt! ¡Vivan los Irons, todos ellos: Dickinson, Harris, Smith, Murray, Mcbrain y Ges!  ¡Viva Mustaine y Ellefson y vivan los príncipes de las tinieblas: viva Butler, Iommi y Ozzy. Y viva Tomy Cufletos, que anoche se ganó un espacio en el panteón infernal del rock.

¡Y que viva el rock!

Foto: Agencia Uno

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