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Rafael Gumucio: “El graffiti en el baño ha generado más literatura que la academia universitaria” El escritor de «Los platos rotos» estrena obra de teatro y analiza contienda electoral

Rafael Gumucio: “El graffiti en el baño ha generado más literatura que la academia universitaria”

Durante la Feria del Libro de Santiago Filsa, el director del Instituto de Estudios Humorísticos de la UDP presentará la reedición de su libro «Los platos rotos» y también el último libro de Alejandra Matus, centrado en la figura de Lucía Hiriart. Para este artículo el escritor aprovecha la contienda electoral y clava sus dardos contra Parisi, a quien califica de tener un «discurso simplón, de un pinochetismo ultralight», además de ser «un tanto siniestro».


Rafael GumucioFoto: Javier Liaño

Rafael Gumucio
Foto: Javier Liaño

El escritor Rafael Gumucio acaba de estrenar su primera obra de teatro. Se trata de “La grabación”, centrada en un personaje inspirado en su abuela paterna, Marta Rivas, que le permite hacer un repaso de la historia reciente de Chile.

Dirigida por Álvaro Viguera, la obra está protagonizada por las actrices Delfina Guzmán y Elisa Zulueta. Fue precisamente esta última quien, a partir de la lectura del libro “Los platos rotos” de Gumucio, de próxima reedición, lo incitó a escribir la obra sobre Rivas, que aparece mencionada en el libro, esa mujer vanguardista, de izquierda, adelantada a su época y amiga de la propia Delfina Guzmán (fueron compañeras en la universidad).

Es una obra que “comienza como comedia y termina como drama, porque se interpone la muerte, y eso transforma a los personajes”, asevera.

“Cualquier persona que tiene más de 80 años es interesante porque ha vivido las transformaciones”, dice en referencia a su abuela. “Además tenía una visión de las cosas original, propia e interesante”.

Obra "La grabación"Foto: Nacho Rojas

Obra «La grabación»
Foto: Nacho Rojas

“La idea era hablar de la historia de Chile, de las mujeres, de la herencia, de la relación entre los abuelos y los nietos, y hacer un repaso de los momentos dolorosos de nuestra historia, sobre todo del golpe de Estado a través de estos dos personajes totalmente distintos y antagónicos”.

Fue la primera experiencia de escritura colectiva de Gumucio, para quien resultó una novedad trabajar con otros a la hora de crear el texto, según dice, aunque le ayudó su facilidad para los diálogos. Ahora tiene en mente escribir otra obra que podría ser en torno a Pinochet.

En Filsa

Por ahora Gumucio se prepara para participar en la próxima Feria del Libro (Filsa). El sábado presentará la reedición de su libro “Los platos rotos”, ocasión en la cual será entrevistado por Constanza Santa María. Además participará en una mesa de dramaturgia y presentará el nuevo libro de la periodista Alejandra Matus, “Doña Lucía”, una biografía no autorizada de Lucía Hiriart de Pinochet, la viuda del ex dictador.

El escritor además restó importancia a la polémica generada en torno al lema del evento, “Filsa pal’ que lee”.

“Me parece una frase ingeniosa. La gente se queja mucho de que no se estimula la lectura, y cuando se hace algo ingenioso, todos critican. Me parece que hay que tomárselo con humor. El libro no es algo solemne. Gran parte de la gran literatura fue escrita con ese mismo espíritu, como el caso de Cervantes. Estaba bastante más cerca del baño que de la academia. El grafiti en el baño ha generado más literatura que la academia universitaria”, señala.

En cuanto al panorama literario local contemporáneo, asegura estar bien informado de lo bueno que es el último libro de Leonardo Sanhueza y la obra de cuentos de Benjamín Labatut, aunque sus lecturas suelen ser en francés: libros como “La promesse de l’aube” y “La vie devant soi”, ambos de Romain Gary, o clásicos como “La democracia en América”, de Tocqueville. La excepción actual es “Barrio República. Una crónica”, de Roberto Merino. “Un crack”, sentencia.

Escenario electoral

¿Qué piensa Gumucio del escenario electoral? “Me gusta la pelea en política”, dice a propósito de la disputa actual que enfrenta a Evelyn Matthei y Franco Parisi, “sobre todo cuando se trata de desenmascarar a alguien un tanto siniestro” como este último.

A Parisi le critica un discurso “simplón, de un pinochetismo ultralight”, al margen de que “si ha robado o no” (Matthei lo acusa de haberse quedado con fondos previsionales).

“Para mí no necesita robar para ser un estafador. Su discurso es una estafa en sí, cuando dice que va a arreglar todo en cinco minutos, que va a vender el Porsche para ayudar a la gente. Hay que tener cuidado con personajes que surgen de la nada”, recordando a los presidentes Fernando Color de Mello de Brasil o Abdalá Bucaram de Ecuador, frutos del populismo y de triste término. “Creo que la democracia tiene el deber y el derecho de defenderse de algunos personajes algunas veces nefastos  que surgen de ella”.

Aunque cree que la denuncia no le otorgará ventaja a Matthei, “hizo lo que le gusta hacer”, en alusión a las denuncias anteriores de la candidata sobre drogas en el Congreso, etc.

En cuanto a Bachelet, parece que “nunca volvió. Es como si estuviera todavía en Estados Unidos. No participa en los debates, no está en la pelea, está en otra parte. Que aproveche, que descanse, porque le va a tocar muy duro si es Presidenta y ahí no se va a poder escapar”.

“Creo sinceras sus ganas de cambiar cosas, pero abarca contradicciones personales profundas sobre esos cambios, que ella no ha resuelto. Contradicciones entre querer hacerlo bien en los parámetros de El Mercurio y querer hacerlo bien en los parámetros de la calle, querer que gente como Camilo Escalona esté ahí y querer que no esté, querer hacer política y no querer hacer política. Además hay fuerzas muy poderosas en juego, vamos a ver cómo lidia en ese escenario”.

“A la larga, ésa es mi visión de la historia, va a quedar como alguien que no permitió una renovación sana” de los liderazgos políticos dentro de la Concertación para dar paso a figuras como Carolina Tohá o el propio Marco Enríquez-Ominami, una renovación “que ella quería, pero no permitió, y su figura va a ser vista como un anestésico que permitió que la enfermedad se alargara, y no como alguien que ayudó a resolverla”, afirma. “Espero equivocarme”.

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