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Artista medial y astrofísico recrean el espacio cósmico donde se forman los planetas La exposición «El origen del Sistema Solar» se inaugura hoy a las 12:00 en el Mac del Parque Forestal

Artista medial y astrofísico recrean el espacio cósmico donde se forman los planetas

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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No se trata de una exhibición audiovisual. Se trata de una experiencia sensorial donde la idea es que el espectador sea un pieza más del material que se encuentra en los discos protoplanetarios donde se forman los planetas. Con los datos reales obtenidos del radiotelescopio Alma, los creadores compusieron un cautivante prototipo cósmico con el fin de acercar el conocimiento científico a la gente a través de un lenguaje comprensible como es el arte medial.


El artista Olaf Peña y el astrofísico Sebastián Pérez  Foto: Javier Liaño.

El artista Olaf Peña y el astrofísico Sebastián Pérez
Foto: Javier Liaño.

Hace poco tiempo la Premio Nacional de Ciencias Exactas, la astrofísica María Teresa Ruiz, dijo que «hacerse preguntas inútiles es lo que ha llevado a la humanidad al lugar que estamos hoy». En biología la pregunta es sobre el origen de la vida, en filosofía sobre el origen del ser, pero pareciera ser que en la astronomía, ciencia que estudia el universo, se encuentran las preguntas que condensan todo: ¿Cómo fue el principio? ¿Cuál es el origen del sistema solar? ¿Cómo se formó el planeta que nos dio la vida?

Las respuestas parecen estar en las estrellas, confirmando lo que años atrás sostuvo el pensador y científico norteamericano Carl Sagan cuando dijo que «somos polvo de estrellas», en alusión que todos los componentes químicos que forman nuestro cuerpo emanan de las explosiones estelares.

Literalmente ese polvo, que en rigor contiene gas también, constituye el principal objeto de estudio del Núcleo Milenio, la iniciativa del Ministerio de Economía que financia la investigación de astrofísicos chilenos sobre los  llamados «discos protoplanetarios», que es el material que se forma alrededor de una estrella recién nacida y que vendría a ser, de acuerdo a las investigaciones actuales, el útero donde anidan los embriones planetarios.

«Hoy día sabemos relativamente bien que cuando se forma una estrella a partir de una nebulosa (una nube molecular asentada en la galaxia) que colapsa, las leyes de conservación de energía nos dicen que por lo general se forman alrededor de ésta un montón de material, polvo y gas, que forma un disco alrededor de la estrella recién nacida y en ese disco es donde comienzan a formarse los planetas», explica Sebastián Pérez, chileno, doctor en astrofísica de la Universidad de Oxford y miembro del grupo de investigadores del Núcleo Milenio.

Simulación digital de la formación de un planeta

Simulación digital de la formación de un planeta

Los datos para llegar a tales conclusiones hoy están siendo aportados por el radiotelescopio Atacama Large Millimeter Array (ALMA), el complejo de observación astronómica más avanzado del mundo y que se encuentra emplazado en el llano de Chajnantor, en el desierto de Atacama.

La investigación en este lugar no para. Los datos no cesan de llegar y los científicos día a día confirman que en realidad muy poco saben, aunque admiten -sin falsa modestia- que el cúmulo de información alcanzada hoy es infinitamente superior a la conocida hace veinte años. Para ejemplificar, un botón de muestra: hace 20 años, los científicos pensaban que en el sistema solar había nueve planetas (luego quedaron en ocho cuando rebajaron a Plutón a casi una simple piedra). Hoy están confirmados cerca de mil planetas y otros tres mil esperan su confirmación.

Disco protoplanetario visto a través del interferometro ALMA.  Los contornos muestran el polvo atrapado en un vortice donde podrían formarse nuevos planetas.

Disco protoplanetario visto a través del interferometro ALMA. Los contornos muestran el polvo atrapado en un vortice donde podrían formarse nuevos planetas.

Si esa información es tan fascinante, ¿por qué no es de conocimiento masivo?, ¿por qué no se traduce el lenguaje astronómico a uno que pueda ser comprendido por todos? Esa pregunta fue la que hace más de un año comenzó a rondar en la cabeza del artista medial Olaf Peña Pastene, quien, motivado desde su primera formación hacia el año 1988 por la vanguardia creativa y los nuevos formatos tecnológicos, decidió acercarse al mundo de la astronomía «Los artistas tienen la misión de traducir los lenguajes para la comprensión común», explica Olaf desde su laboratorio medial en el Museo de Arte Contemporáneo. Así fue como tomó contacto con el Dr. Simón Cassasus, investigador responsable del Núcleo Milenio, con quien presentó un proyecto para la financiación de un prototipo de disco protoplanetario, que mezclaría arte y ciencia, para explicar qué sucede en el espacio.

Emisión del gas que se mueve a cerca de 4 km por segundo en el disco.

Emisión del gas que se mueve a cerca de 4 km por segundo en el disco.

Experiencia inmersiva «El origen del sistema solar»

Cassasus, como buen científico, delegó rápidamente esa misión a otro astrofísico, Sebastián Pérez, a quien por entonces le rondaba una inquietud similar a la de Olaf. «En algún momento en que estaba realizando mi doctorado me di cuenta de que estaba dedicando un esfuerzo tremendo a estudiar fenómenos fascinantes, pero que no tenían ningún impacto social. El problema de la educación en Chile y en otras partes del mundo es grave y la astronomía es una ciencia que tiene un profundo impacto motivacional especialmente en niños y jóvenes».

Simulación fluido hidrodinámica de la interacción entre múltiples planetas en formación y un disco protoplanetario.

Simulación fluido hidrodinámica de la interacción entre múltiples planetas en formación y un disco protoplanetario.

Las inquietudes similares se conjugaron y la interdisciplina se conectó. Como se trataba de una iniciativa real de divulgación científica a través del lenguaje del arte comenzaron a trabajar con los datos frescos que estaban emanando de ALMA, el que hoy por hoy es el mejor instrumento para investigar la formación de planetas. «La nebulosa de Orión, que está debajo de las Tres Marías, que todo el mundo conoce, es un criadero de estrellas. De ahí nacen y se están formando. Las imágenes más impresionantes que hemos obtenido indican que estos discos (donde se formarían los planetas) no eran simétricos como pensábamos, sino que tienen un montón de elementos como brazos espirales, casi como pequeñas galaxias y unos vórtices muy parecidos a las tormentas que hay en Júpiter», explica Sebastián.

Esas imágenes a las que alude el astrofísico, en rigor, son datos que son traducidos a imágenes mediante un software. Para dar cuenta, en este proyecto artístico, de las fuerzas físicas que actúan en los discos protoplanetarios, el artista medial  y el astrónomo introdujeron estos datos a un sofware de sonido, de modo que así como los datos que estaba enviando ALMA se podían ver en imágenes, ahora también se podrían escuchar.

«Los datos que los científicos reciben son básicamente matrices de datos. Mediante el arte medial nosotros los traduciremos a sonido y lo haremos de manera envolvente para que sea una experiencia inmersiva, buscándole las coherencias audiovisuales», señala el artista.

El resultado no será música de las estrellas; para ser más exacto será una especie de sonificación de las fuerzas físicas que interactúan en estos úteros espaciales, que son los discos protoplanetarios. Y no es música por una razón clave. El universo es mudo. «Para que el sonido, que son ondas de presión, se propague necesita de un medio como es el aire o el agua. En el espacio no existe ese medio, de modo que hasta una explosión estelar no se podría escuchar», aclara Pérez.

Para dar cuenta de estos factores de manera empírica, es que la exposición «El origen del Sistema Solar» más que una exposición se tratará de una experiencia sensorial. «Es un prototipo, no es una escultura audiovisiual, en el que a medida que avanza el conocimiento científico se le pueden ir ingresando más datos. Básicamente se trata de un domo, en que se proyecta de forma convexa a través de un tótem central. Estas proyecciones rebotan en un espejo curvo y se expanden al interior de la bóveda. Y todo esto es envuelto por cuatro parlantes de donde saldrá el sonido. La idea es que eso tenga una correlación entre lo que ves y escuchas. Es una experiencia inmersiva», dice Peña.

Y como el resultado final será una experiencia abstracta, los artífices del prototipo pondrán al servicio del público monitores con audífonos en donde se relatarán las explicaciones de los fenómenos que podrán ver y sentir.  «La idea es que la persona que entre no vaya a escuchar  sino que a experimentar lo que siente la fuerza física que se aplica sobre estos embriones planetarios a través de la sonificación de los datos astronómicos», sostiene el astrónomo.

El propósito finalmente que se propone este trabajo interdisciplinario es convertir al espectador en una estrella más en esta sinfonía que es el cosmos.

La exposición será inaugurada hoy a las 12:00 en el Museo de Arte Contemporáneo y se puede visitar hasta el 24 de noviembre.

 

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