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El cerebro y la enigmática sinfonía de los sentidos Neurocientífico chileno Charles Zuker dictará dos conferencias durante el Festival Puerto de Ideas

El cerebro y la enigmática sinfonía de los sentidos

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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¿Qué hace que nuestro cerebro, que es un tejido que pesa el 2% de nuestro cuerpo y consume el 30% de la energía, se convierta en lo que llamamos mente? O ¿cómo hace nuestro tejido cerebral para interpretar la realidad? Estas preguntas constituyen el gran desafío para la ciencia en el presente siglo y para introducirnos en este enigmático mundo, el neurobiólogo chileno adelanta una respuesta: «Lo hacemos a través de los sentidos».


Charles ZukerFoto: Gentileza Charles Zuker

Charles Zuker
Foto: Gentileza Charles Zuker

¿Cuál es el medio para comunicarnos con el mundo exterior? ¿Lo que observamos como realidad es la misma para todos los seres humanos? ¿Existe libre albedrío en las acciones y en la toma de decisiones? Pareciera ser que estas preguntas no suponen urgencia, puesto que cuando observamos la realidad, cuando interactuamos con el medio externo o evaluamos los distintos grados de información antes de actuar o de elegir, lo hacemos de manera instantánea. De algún modo u otro, simplemente lo llevamos a cabo.

Eso que parece tan simple, sin embargo, implica tal multiplicidad de conexiones que ocurren en el tejido de nuestros cerebros, la mayoría aún misteriosas o enigmáticas, que su comprensión cabal supondría uno de los mayores avances de la ciencia,  siendo el gran desafío de la humanidad para este siglo. ¿Cómo hacemos para que el cerebro le dé una instrucción a la mano para que levante un dedo? ¿Cómo hace para encontrar ese camino si en el cerebro existen cien billones de neuronas y cada una realiza más de mil conexiones? Y más complejo aún, ¿qué hace que nuestro cerebro, que es un tejido que pesa el 2% ciento de nuestro cuerpo y consume el 30% de la energía, se convierta en lo que llamamos mente?

NeurocienciasPara intentar encontrar el camino a las respuestas, el neurocientífico chileno Charles Zuker, doctor en biología molecular e investigador de la Universidad de Columbia, desde un enfoque molecular, genético y fisiológico  propone estudiar el procesamiento de señales, la transferencia de información, codificación y los mecanismos en los sistemas sensoriales, a través de lo que él llama «la sinfonía de los sentidos».

«¿A través de qué medio logramos comunicarnos con la realidad?» se pregunta. «A través de sentidos. El rol de los sentidos es crear una representación en nuestro cerebro del mundo exterior», responde. Y aunque estas representaciones sean muy similares, explica el doctor, y nos permitan vivir en sociedad y actuar de acuerdo a consensos sociales, la realidad que se percibe «no es exactamente igual» entre unos y otros.

Para explicar este tema, el profesor recurre a un experimento sencillo: » Si tú tienes dos proyectores apuntando a una muralla blanca y proyectas una luz roja y una verde, una sobre la otra, el resultado te da amarillo. Y si al lado te pongo otro proyector que tiene amarillo puro y te digo: agarra los volúmenes de intensidad del rojo y del verde y muévelos hasta que obtengas una combinación exacta con el amarillo del lado. Y anoto esos valores y después le pido a cien personas que hagan lo mismo. ¿ Adivina el resultado? Cien valores distintos, aunque todos están dentro de un rango, de modo que a ese color todos le llamamos amarillo. Esto para aclararte que nuestra representación interna de la realidad, aunque similar, siempre es distinta».

 El gusto y la transformación de la conducta humana

En el marco del Festival Puerto de Ideas, a realizarse la segunda semana de noviembre en Valparaíso, el doctor Zuker dictará dos charlas: «Dilucidando los misterios de nuestro cerebro» y «La sinfonía de los sentidos» (entradas agotadas). En ellas, el neurocientífico buscará introducir al público en general a la importancia de la ciencia básica de una manera muy accesible con la finalidad de enfatizar cómo es que a través de los sentidos se termina transformando la condición humana.

gusto1Para lograr ese objetivo se introducirá en el campo de uno de los sentidos, probablemente en el más ancestral: el gusto. «El comportamiento de este sentido es extraordinario. Explicar cómo tu transformas detección -lo que pasa con un compuesto químico en tu lengua- en percepción, lo que ahora pasa en tu cerebro. Y cómo esto está asociado a una serie de eventos que nosotros damos por hecho, pero que requiere de un tipo de codificación cerebral extraordinaria; por ejemplo, todo lo que son memorias de gusto. O sea tu pruebas algo y te recuerdas cuando tu madre estaba cocinando eso hace 40 años, cómo al probar esto te evoca esta gran memoria. O cómo haces cuando estás muerto de hambre, lo mismo que antes no sabía tan rico ahora sabe tan delicioso. Entonces, existe toda esta modificación de tu estado interno. Si tienes hambre o no tienes hambre, si estás con expectativas, o si estás alegre o triste, donde las cosas tienen una representación distinta».

El neurobiólogo ha comprobado la tendencia básica y natural de los mamíferos por preferir el consumo de lo dulce y rechazar lo amargo, lo que a su vez tendría una función “selectiva”, relacionada con el valor nutricional de un alimento. Así, Zuker plantea que los receptores existentes para cada sabor, pueden captar partículas y elementos que cumplirían un rol como indicadores de lo que es sano o nocivo para el organismo, como es el caso de lo amargo, que en muchos casos implica toxicidad o el hecho de que un alimento se encuentre en mal estado. Por el contrario, aquellos alimentos dulces contendrían un importante valor calórico y energético.

Pero no sólo eso, ya que, según comenta, se comprobó que el contacto sensorial con algo dulce activa una función en el cerebro relacionada con el placer y que sobre eso no hay elección, nacemos predeterminados. «Si tú le das a una guagua algo dulce, ríe. Si le das amargo, llora», cuenta el científico al tiempo que agrega que la cultura juega un rol muy importante en dichas experiencias. «En 20 años aprendemos a que nos guste el café, el agua tónica. Tu modificas tu representación por experiencia, la ciencia es modificada por la cultura». Y también al revés: » Mientras más entendamos de las funciones del tejido del cerebro vamos a entender muchas de las decisiones culturales».

Obras del artista Julian Beever donde se engaña a la persepción

Obras del artista Julian Beever donde se engaña a la percepción

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Charla «La sinfonía de los sentidos»

Esto que pasa con el gusto, también pasa con todos los sentidos. «Los artistas, por ejemplo. Los pintores han descubierto hace muchos años cómo engañar tu mente y cómo ellos logran agarrar algo en dos dimensiones y hacer que lo veas en tres dimensiones. La música te puede tocar el alma; yo puedo ir a la ópera y me transporto. Bueno, hay un parte específica del cerebro que se estimula y si yo te hago experimentos de resonancia magnética funcional, pueden mostrar actividad mientras estás disfrutando de la experiencia. Se activan centros del cerebro que generalmente están asociados con grandes eventos emocionales».

En la charla «La sinfonía de los sentidos», Zuker, desde la neurociencia, traducirá al lenguaje neuronal las visiones de mundo de músicos, artistas y chefs chilenos. Pascuala Ilabaca será la encargada de hablar desde la imaginación sonora acerca de las realidades que crea a partir de la música. Rodolfo Guzmán, chef del restaurante Boragó, evocará en sus comensales una sinfonía de experiencias jugando con el gusto, y José Basso sintetizará en imágenes su propia percepción del paisaje, transformando en dos dimensiones su entorno multidimensional.

Lo que salga de ahí será una sinfonía, «una coregrafía de los sentidos» dice Zuker.

«Los sentidos son nuestros conductores, son nuestras avenidas del mundo al cerebro. La única manera que nos comunicamos y entendemos con el mundo exterior es ésta, por intermedio de nuestros sentidos; son la entrada al mundo de nosotros «, concluye el neurocientífico, quien afirma además que para él ser científico no fue una elección. De algún modo u otro su vocación se vio privilegiada por una disposición natural a las ciencias.

Charles Zuker, oriundo de Arica, terminó el colegio a los 14 años, a los 18 ya se había recibido de licenciatura en biología y a los 19 comenzó su doctorado en biología molecular en Instituto Tecnológico de Masachusets (MIT), uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo. Más tarde sería reclutado por el Premio Nobel de Medicina  de Medicina, Dr. Richard Axel, para trabajar en la Universidad De Columbia, donde Zuker es Profesor de Bioquímica, Biofísica y Neurociencia.

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