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De Caramba: la vorágine de la cueca Opinión

De Caramba: la vorágine de la cueca

Karen Donoso es coautora del libro «Por la güeya del Matadero. Memorias de la cueca centrina»


Foto: 2012 (C) Emilia "Iguana" Aguilera

De Caramba demoró varios años en ingresar a un estudio de grabación, a pesar de las presiones realizadas por colegas y fans para registrar sus cuecas más conocidas, tales como “El escapulario” y “Los caminos”. Sin embargo, este cuarteto musical decidió esperar hasta encontrarse con su propia identidad musical y sonora para plasmarla en su disco debut.

Como han señalado en su biografía, se reunieron el año 2008 en el Ensayo del Club Hípico para iniciar un proyecto de grupo cuequero, siguiendo los modelos existentes hasta entonces como Los Trukeros, Los Tricolores, La Gallera, entre muchos otros, que se han ido creando al alero de la tradición chilenera. Sin embargo, De Caramba decidió romper este trazado cristalizado en la historia de la cueca urbana para utilizar otros recursos sonoros y darle vida a un nuevo proyecto artístico, el que si bien no desconoce su origen en la cueca santiaguina, busca experimentar en la creación poética y musical para contar su propia historia.

De esta manera, “Bajo el Cemento” invita a transitar por una ciudad imbuida en el mundo de la cueca, cada vez más ardoroso y absorbente, que logra obnubilar a quien se inserta en él haciéndolo entrar en la vorágine del 6 x 8 y del girar de la rueda, que está presente en la noche embriagada de canto y baile. Un mundo con sus propios profetas y maestros, cargado de mitos y “antiguos recuerdos de otras memorias”, que buscan inexorablemente hacerse presente con su manto normativo y regulador. Un mundo en el cual, como en la baraja, se gana y se pierde todo.

La apuesta de De Caramba es valiente y osada. Distantes de las críticas que puedan provenir por su escasez de conservadurismo, este grupo apuesta por incorporar sus influencias musicales, haciendo sonar en el clímax del disco instrumentos electrónicos, pasando luego a un cuarteto de cuerdas y para después volver a la guitarra, acordeón, contrabajo y batería para interpretar una bella tonada original. A su vez, innovan con una gráfica testimonial de la historia contenida en el disco, jugando con la noche y el día y los elementos simbólicos de la cueca.

Esta propuesta también contiene una crítica profunda al tradicionalismo patriotero que ha limitado las posibilidades de desarrollo musical del folklore chileno. Una vez más, se nos hace presente la cueca y la tonada en tanto música popular, con la necesidad de comprenderla junto a otros géneros musicales y reconocer su capacidad de proyección artística. Abandonar la tradición como camisa de fuerza y darle el sentido de libertad creativa es una de las intenciones de este trabajo que es una perfecta rueda, que volverá a girar.

De Caramba – Bajo el Cemento

Estudios Triana – Fondo de la Música – 2013

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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