El autor buscar explicar por qué los 16 templos de la isla son patrimonio de la humanidad
Para Ubilla la exposición es una forma de acercarse a un público, como el chino, no tan familiarizado con la religión católica como Occidente, y a la vez mostrarles los parajes del lejano archipiélago chileno, cuyo conjunto de dieciséis iglesias fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 2000.
El fotógrafo chileno Francisco Ubilla inauguró hoy en Pekín una exposición que retrata las iglesias del archipiélago de Chiloé (sur de Chile) como «un proyecto antropológico» que ayude a explicar por qué los dieciséis templos son patrimonio de la humanidad.
«Yo no hablo de religión, sino de la gente, de qué simboliza cada iglesia o cada color», cuenta Ubilla en el acto de apertura de su exposición, que se presenta en el Centro Latinoamericano y Caribeño (CLC) de la capital china.
Afincado en Suecia, el artista asegura que su intención al retratar las iglesias, sobre todo su interior, es mostrar al público que en ellas «se concentran las pasiones de la gente, como si se tratara de la plaza del pueblo».
«Y más en Chiloé -dice-, donde llueve mucho, y la gente tiende a refugiarse dentro de ellas».
Para él es una forma de acercarse a un público, como el chino, no tan familiarizado con la religión católica como Occidente, y a la vez mostrarles los parajes del lejano archipiélago chileno, cuyo conjunto de dieciséis iglesias fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 2000.
Para mejorar la vía de comunicación con los asistentes, Ubilla destaca que se ha ayudado de unos pies de foto «imprescindibles» a la hora de que se entienda el mensaje, así como de títulos de cada fotografía que explican «qué simboliza cada iglesia o cada color».
«Si se toman el tiempo de leer las fotografías después de que éstas capten su atención, creo que las podrán entender», asegura.
Acerca de qué le llevó a elegir el archipiélago de Chiloé como el protagonista de su obra fotográfica, el artista chileno, que trabaja a tiempo parcial para el Instituto Cervantes en Estocolmo, dice que es un lugar que «aúna la cultura europea con la indígena».
«Se trata de una zona muy aislada. Los franciscanos la llamaban el fin de la cristiandad», afirma, y agrega que parte del misticismo radica también en que fue uno de los últimos reductos españoles en Sudamérica.
De hecho, asegura que la influencia española en el proyecto nace desde el principio, ya que fue una exposición de fotografías de teatros del mundo del español Raúl Belinchón, organizada en Valencia, la que le inspiró 
finalmente a organizar «Iglesias de Chiloé».
«Yo siempre -continúa- había tenido Chiloé en la cabeza, así que fue el punto de conexión perfecto para hacer el proyecto».
La exposición, que lleva ya dos años dando vueltas por Suecia y, ahora, China, estará en Pekín hasta el próximo 20 de diciembre.
