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«Estética del castigo»: pintor evoca la tortura pintando con su sangre La exposición está abierta desde el 12 de diciembre en la Casa Memoria José Domingo Cañas

«Estética del castigo»: pintor evoca la tortura pintando con su sangre

Un pintor, Francisco Villarroel Fuentealba, que pinta con tinta y sangre. Una exposición cuyo tema es establecer una estética del castigo. Una muestra que es montada en un ex centro de detención y tortura de la DINA. Así, las obras que conforman esta exposición se presentan acordes al grado de violencia y dolor que el sitio guarda en su memoria, caracterizándose por una impronta visual tendiente al uso del espacio vacío, la indeterminación del cuerpo y la mancha.


 

"El Castigo"

«El Castigo»

Cinco obras bidimensionales creadas como dibujos complejos de gran formato componen la muestra titulada “Estética del castigo», del artista nacional Francisco Villarroel Fuentealba, curada por el historiador del arte Brian Smith Hudson. Los dibujos, realizados a base de tinta y de la propia sangre del autor, demandaron un extenso periodo de tiempo de creación y abordan problemas como la tortura, la violencia estatal, el terror y los DD.HH. desde un planteamiento pictórico distinto, intentando reflexionar sobre estos aspectos a través del uso de materiales poco comunes que acentúan su carga simbólica.

El contexto en que se exhibe la muestra no es menor, puesto que es un ex centro de detención y tortura de la DINA, principal órgano violador de DD.HH. durante la primera etapa de la dictadura cívico-militar chilena, lo que contribuye a conformar un todo simbólico entre obra y lugar de exhibición. Así las obras de la muestra se presentan acordes al grado de violencia y dolor que el sitio guarda en su memoria, caracterizándose por una impronta visual tendiente al uso del espacio vacío, la indeterminación del cuerpo y la mancha. El uso de la sangre del autor, en este caso, aporta un tono especial a cada obra, las cuales serán exhibidas al público como elementos orgánicos ya en descomposición.

"El Terror"

«El Terror»

Brian Smith, curador de la muestra, explica que una parte del proyecto del pintor consideraba que fuese exhibido en un lugar que tuviera sentido, en atención a que “ya la utilización de la sangre y estas incisiones realizadas en las telas de soporte conllevan una carga que podemos considerar que conducen a otras perspectivas”. Agrega Smith que por lo mismo siempre consideró que el lugar donde debía exhibirse tenía que tener también una carga simbólica, como es la Casa de José Domingo Cañas. Para el curador, esta tiene toda una carga histórica y social, al igual que la obra, que posee una gran carga simbólica político-social, “aunque también podríamos hablar de una carga física por el hecho de utilizar la sangre”, afirma.

Respecto al rechazo que pudiese suscitar cierta literalidad del nombre de la muestra, del lugar escogido para hacer la exposición y ser una obra hecha con sangre, Smith afirma que tal vez en principio pueda parecer un poco obvio, pero al mismo tiempo instala una reflexión. “Nosotros queremos que la obra no sea apreciada solamente por el mundo del arte; escogimos este lugar para acercarnos a un público que no necesariamente está relacionado con las artes, por lo tanto sí es literal, pero nos acerca a un público que tiene otra perspectiva, consume otro tipo de cultura, que no se pega esas reflexiones eternas del arte, que son tan cuestionadas hoy, por lo tanto no es un problema para nosotros”, concluye.

 Origen del proyecto y por qué usar sangre

Francisco Villarroel explica que la elección de este tema le surgió a raíz de sus estudios de Derecho. Cuenta que como parte de su tesis de licenciatura comenzó a hacer una investigación en torno a los conceptos de Derecho Penal, materia que para él le resultaba muy contingente y muy interesante de analizar. Dice el artista que el estado de la apreciación penal, el estado de las cárceles, el estado del proceso penal, es el mejor índice del grado de civilidad que tiene una sociedad, por tanto de ahí le vino el gran interés de investigar esa rama a través de los estudios de Derecho.

“Cuando estaba en esta investigación, me encontré con que mucho de esta investigación tenía una dimensión estética, especialmente en el despliegue y en las prácticas punitivas, y muchas de ellas han sido recogidas por la historia clásica de la pintura, por ejemplo el barroco español, los grabados de francisco de Goya sobre los desastres de la guerra. Uno podría analizar que esto ha sido bien reflexionado por la historia de la pintura y yo quería hacer una reflexión un poco más contingente, más aterrizada al caso chileno”, cuenta Villarroel.

"El Enemigo"

«El Enemigo»

Esta reflexión estética le surgió al artista entre sus devaneos de estudiar arte o derecho. Finalmente optó por lo segundo, pero siguió relacionada con el primero tomando estudios de arte, armó un centro de estudios estéticos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, y además participó en diversas ponencias en congresos, siempre trabajando en paralelo ambas disciplinas. A lo anterior sumó la producción de su propia obra y actualmente participa como colaborador en Artishock, revista de arte contemporáneo.

Para Villarroel, el arte “es una herramienta de investigación que no tiene nada que envidiarle a las ciencias”. Opina que “una reflexión visual o estética es una forma muy válida de analizar los elementos sociales, así como la sociología puede hacer estudios métricos de los fenómenos sociales, como el fenómeno político, el arte y la estética también pueden hacer este mismo ejercicio”.

Sobre las razones de emplear exclusivamente su propia sangre más tinta en la composición de su obra, el pintor reflexiona que se debe básicamente a una búsqueda de materiales. “Cuando uno empieza a participar y a interiorizarse del medio artístico contemporáneo se encuentra con que las estéticas tradicionales de la pintura y el dibujo suelen ser muy mal vistas, se aprecian como muy retrógradas en comparación a las nuevas formas, entonces buscando materiales tradicionales, recuperando un poco la pintura y el dibujo, empecé primero a trabajar con pigmentos naturales, pigmentos como el té, el café, el vino, etc.”, aclara Villarroel.

"El Tormento"

«El Tormento»

A través de esta exploración llegó a los elementos más primordiales, “cuales son los pigmentos y aglutinantes más básicos que se han utilizado, incluso en el arte rupestre”, declara el artista. Dice que si se atiende a la antropología del arte es posible darse cuenta de que “el pigmento más clásico y más antiguo que utilizó el ser humanos es su propia sangre”. Y a raíz de esta investigación llegó a trabajar con este material.

“A la vez me di cuenta de que tiene una carga simbólica. Cuando se aporta sangre del mismo artista o de otra persona a una obra, le está entregando un material identitario y biológico con una fuerte carga de sentido. Tiene muchas lecturas: no es lo mismo utilizar un óleo químicamente producido en una industria en Japón, sino que es justamente usar un material que por sí mismo, por su propia materialidad y su propia consistencia, tiene una carga semántica”, advierte.

Acerca del cliché que esto puede implicar (”el pintor ocupó su sangre”), asume que es un riesgo que asumió en adoptar esta decisión, pero también dejar en claro que el hecho de ocupar sangre no construye la totalidad de su obra, no radica exclusivamente en eso. Para Villarroel “tiene una reflexión sobre la figuración y la abstracción, la figura humana. Hay un análisis sobre el cuerpo, hay un montón de otras cosas que básicamente no están determinadas por el uso de sangre”.

Comenta que incluso cuando comenzó a trabajar estas obras él no decía que estaban hechas con sangre, porque no le interesaba que el análisis de su obra se concentrara o condicionara en y por ese elemento utilizado, sino que lo que realmente le importaba era la visualidad de la imagen lograda y a posteriori vendría el tema de la información de la materialidad.

"El Perdón"

«El Perdón»

En las imágenes de la obra de Villarroel se advierte una influencia de la estética religiosa, la que el artista explica a raíz del tema escogido, el castigo, y cómo el arte enfrenta este tema a partir del proceso previo de investigación y exploración de una estética que dé cuenta de ello. “Uno se encuentra siempre con temas que están muy atravesados por los conceptos del cristianismo. El mismo Goya, Bosch, todo lo que es el barroco flamenco, en particular, están muy marcados con tendencias muy cristianas. Pero cuando uno investiga muchas categorías del castigo, no solo es visto como punición estatal, sino como también privado, como perdón, como gracia, como amnistía, etc. Uno se encuentra que todos esos conceptos han sido aportados por la teología cristiana y esto sin duda influyó en mi trabajo, ya que la investigación surge de mi tesis de derecho”, dice.

La muestra está abierta desde el jueves 12 de diciembre en la Casa Memoria José Domingo Cañas, ubicada en la calle José Domingo Cañas 1367, Ñuñoa (Metro Irarrázaval).

 

 

 

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