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Pepe Hosiasson, el curador del Festival de Jazz de Providencia. Un hombre que es una biblioteca viva El festival comienza el 16 de enero en el Parque de las Esculturas

Pepe Hosiasson, el curador del Festival de Jazz de Providencia. Un hombre que es una biblioteca viva

Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Después de 18 años, el Festival de Jazz de Providencia tiene por primera vez un curador experto. Pepe Hosiasson no es un melómano cualquiera. Conoció el jazz en Europa cuando era un niño que vivía en el periodo entre guerras. Unos soldados norteamericanos le regalaron sus primeros discos y siendo adolescente llegó a Chile donde, con el pasar de los años, se convirtió en una eminencia del jazz. Su aporte a la cultura está incluso en la Enciclopedia Británica del Jazz, donde colaboró como uno de sus redactores. Hoy, es responsable del reconocimiento que recibirá Melissa Aldana, la flamante ganadora del Thelonious Monk.


Compartió con Louis Armstrong, entrevistó a Duke Ellington, es amigo de Wynton Marsalis, en el Club de Jazz Thelonious de Bellavista venden un brebaje que lleva su nombre, posee una de las colecciones de discos más importantes del mundo y hace poco tiempo donó su biblioteca privada del jazz de 1.500 piezas a la Biblioteca del Gam. Es, sin duda, una de las personas que más sabe de este género musical en Latinoamérica, cuya erudición lo ubica también dentro del selecto grupo de especialistas que colaboró en la redacción de la Enciclopedia Británica del Jazz, una suerte de Biblia en la materia.

Pepepope, como le dicen los amigos a José Hosiasson, está experimentando hoy a sus 83 años la reivindicación de su estatura intelectual como uno de los mayores expertos en jazz que existe en Chile. Después de 70 años vinculándose a esta música a través de discos que le regalaron soldados norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial o conduciendo espacios radiales dedicados al jazz, primero en Radio Recreo y luego en radio Beethoven, ésta es la primera vez que se le  reconoce su experticia al nombrarlo curador del principal festival de jazz de Chile, el Festival Internacional de Jazz de Providencia que ya lleva 18 años.

«En la antigua administración siempre me invitaron al Festival. Yo proponía cosas, pero la verdad nunca me dieron mucha pelota», cuenta este melómano y coleccionista meticuloso al interior de su discoteca personal, donde se almacenan parte de las mejores piezas musicales que ha brindado el jazz en el mundo.

Pero este reconocimiento también podría entenderse al revés. Más que un reconocimiento a su persona es – para quienes conocen del tema- un verdadero privilegio para el propio Festival de Jazz contar con su curatoría y la de Roberto Barahona, siendo la incorporación de estos especialistas una de las más grandes innovaciones que ha tenido el festival en su historia y uno de los aciertos de la nueva administración cultural de Providencia.

 

Pepe Hosiasson con Louis Armstrong

Pepe Hosiasson con Louis Armstrong

Un niño entre guerras

José Hosiasson nació en Polonia en 1931, en una época donde la intolerancia estaba a punto de dejar la huella más profunda en la memoria genética del Siglo XX.

«Yo fui niño en una Polonia entre guerras, de los años 30, mi padre era compositor de música. Compuso algunas comedias musicales que llegaron a ser exitosas y fue vicepresidente de la sociedad del derecho de autor en Polonia. Recuerdo la primera vez que conocí el mar, fui de vacaciones con mi mamá y los fines de semana llegaba mi papá. En una de esas ocasiones me invitó a tomar el té a un local nocturno en el había un quinteto de jazz, en el que tocaba un trompetista judío alemán llamado Eddie Rosner que se había refugiado en Polonia y que posteriormente aparece como el líder del jazz en la Unión Soviética y me impresionó muchísimo», cuenta Hosiasson, quien en esa época no tenía más de cinco años y ya tocaba el chelo.

Tras estallar la Segunda Guerra, cuando Pepe tenía 8 años, su padre sacó a su familia de Polonia y se fueron a Italia donde aún no estallaba la guerra. Una vez que comenzaron los conflictos, su familia fue confinada a un pueblito, en una suerte de relegación, donde vivieron tres años. En esa época Hosiasson era ya casi un adolescente y le gustaba escuchar swing porque el jazz era peligroso, ya que era considerada música imperialista.

«Posteriormente volvimos a cambiarnos y en el edificio en que vivíamos habían dos soldados estadounidenses que tenían discos de blues y ellos me regalaron esos discos que aún los tengo guardados. Luego empecé a escuchar radio de las tropas americanas en la que había un programa de jazz, ahí comencé a entender esa música  y tuve mi primer encontrón con mi padre, porque descubrí que el jazz era música improvisada y mi padre era de la idea de que si era improvisada no valía la pena. Él era de la música clásica, admiraba a Gershwin», recuerda el experto, quien añade que de esa discusión nunca se llegó nada porque su padre no iba a prestarle atención «a un mocoso adolescente».

 

Pepe Hosiasson con Duke Ellington

Pepe Hosiasson con Duke Ellington

Chile y la pasión por el jazz

Mientras aún duraba la guerra el padre de José Hosiasson toma un decisión radical. No volver a la Polonia Comunista y, en su lugar, decide partir al lugar más lejos que exista de Europa, al confín del mundo, Chile. Antes de embarcarse, sin embargo, su padre muere y finalmente pisa suelo chileno en compañía sólo de su madre. Se instalan en Viña del Mar y Hosiasson siguió tocando chelo hasta que decidió venderlo para comprarse unos discos de jazz, iniciando así su voluminosa colección. Luego se interesó por el piano y empezó a tocar sus primeros acordes de jazz. «Nunca fui un gran músico. Yo siempre digo que soy el mejor pianista de jazz, blanco, que vive en mi edificio», bromea.

En muy corto tiempo comenzó a vincularse con el mundo intelectual y comenzó a trabajar en la Radio Recreo que tenía una gran colección de jazz. «En ese momento conocí a un viñamarino que había estudiado en New Orleans y le fascinaba el jazz. Había traído discos maravillosos de Estados Unidos y el vivía en Concepción, era profesor universitario, pero sus padres vivían en Viña y su discoteca la había dejado ahí. Durante mucho tiempo tuve un programa de jazz en donde programaba la música de la radio y la música de él, tiempo después gracias a este programa se fundó un Club de jazz», relata.

«Después viajé a Santiago y seguí con ese programa en la radio Chilena y por muchos años y me convertí en hombre de jazz que trabajaba en la radio. Posteriormente me contacté con el Club de Jazz, donde participé de la primera casa propia del club», recuerda Hosiasson, quien hoy es presidente honorario de dicho club, el más antiguo de Latinoamérica.

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José Hosiasson
Foto: Javier Liaño

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Mientras tanto su colección crecía a la misma velocidad de su erudición en la materia. Continuó escribiendo en El Mercurio y comenzó a vincularse con los grandes exponentes de la música a nivel internacional, distinguiendo a aquellos que él conoce de aquellos que lo conocen a él. «Ah…Pepe, el de Chile», cuenta que dicen.

Dentro de estos últimos, se encuentra Louis Armstrong a quien presentó en el teatro Astor cuando vino a tocar por primera vez a Chile en 1957 y también Duke Ellington. «La verdad creo haber estado con todos los grandes que han visitado Chile. Dentro de los grandes contemporáneos soy amigo de Wynton Marsalis (uno de los trompetistas de mayor impacto mundial de los últimos 25 años). El ha estado en mi casa y yo en la suya», cuenta con modestia el curador del Festival de Jazz de Providencia.

Melissa Aldana y el festival de Jazz de Providencia

En una entrevista que Cultura+Ciudad realizó a Melissa Aldana, antes que ganara el prestigioso torneo de jazz, el Thelonious Monk, una especie de Oscar Awards de jazz, la saxofonista nos confesó que le extrañaba que en los años que llevaba el Festival de Jazz de Providencia nunca la hayan invitado a tocar en él. Con la llegada de Hosiasson esa historia comenzó a cambiar apenas puso el primer pie en el festival. «Yo conozco a Melissa desde que era una niña. La decisión de traerla la teníamos tomada antes de que ganara el Thelonious, que es lo más grande que existe en el mundo para el talento joven de jazz. A mi me avisaron que ella iba a competir en ese concurso la noche antes y tuve la oportunidad de verla en directo por internet. Fue emocionante, pero no porque fuera chilena, ni porque la conociera, sino por la exquisita madurez de su interpretación», explica.

 

Pepe Hosiasson con Count Basie

Pepe Hosiasson con Count Basie

Pero la relación con Aldana, partió muchos años antes, cuando conoció a su abuelo Kiko Aldana, quien tocaba en una orquesta en El Nuria y a su padre Marco, a quien Hosiasson como un presagio de lo que vendría años más tarde, lo promocionó para que compitiera en el Thelonious Monk, el mismo concurso que años más tarde ganaría su hija, convirtiéndose así en la primera mujer, la primera latinoamericana y la primera blanca en ganar ese concurso.

«A Marcos le propuse participar, grabamos un casete y lo mandamos al festival. Era lo mejor que había en ese momento acá y sigue siendo uno de los mejores, aunque ahora raramente toca, porque hoy él vive de dar clases. Cuando llegó el momento fue aceptado como semifinalista en el concurso, esto se define por un jurado que escucha las cintas de los participantes sin conocer nombre ni rostro y eligen a los finalistas. Viajamos los dos a Washington gracias a unos pasajes que me conseguí  para él con el Círculo de Amigos del Teatro Municipal. Marcos no quedó entre ellos pero el solo hecho de ser finalista entre músicos de todo el mundo es un gran mérito. Años después apareció esta niñita, que es un placer escucharla», relata.

«Cuando Melissa ganó el Thelonious no pude escucharla en vivo, porque no lo transmitieron. Pero luego he visto todos los videos de sus interpretaciones. Realmente el último me sacó lágrimas, no porque fuera ella, sino por la calidad de su interpretación, con un nivel de madurez impresionante. Piensa que ella ganó con la interpretación de una balada y lo hizo maravilloso, eso solo lo pueden lograr los intérpretes mas viejos, a los jóvenes no les gustan las baladas, quieren tocar rápido, con muchas notas, ella lo puede hacer y lo logra. Diría que está en el estrellato, en el nivel más alto que puede estar un jazzista», destaca Hosiasson, quien aclara que «en el arte no existen un ranking y tampoco hay progresos. Sólo hay evolución».

Pepe Hosiasson con Dizzy Gillespie y Benny Carter

Pepe Hosiasson con Dizzy Gillespie y Benny Carter

 

Además de Aldana la curatoría de este polaco-chileno incluye a los músicos chilenos como Federico Dannemann Cuarteto, quien ha colaborado con artistas como Francesca Ancarola, Pedro Aznar y Ensamble Quintessence; La Resistencia, liderado por Nicolás Vera y Franz Mesko, saxofonista que actualmente integra La Maldita Big Band, la banda estable de La Guacha y de Francisca Valenzuela.

En cuanto a músicos internacionales viene de DeRose Cuarteto y Ralph Alessi y Cuarteto. Pero la joya internacional de este momento es la presencia de  The Phil Woods Quintent, cuyo líder ha sido ganador de tres premios Grammys y es actualmente considerado el más brillante discípulo blanco de Charlie Parker.

«A él lo invité personalmente y es un orgullo que venga porque tiene complicaciones médicas», dice Pepe Hosiasson a días que comience el Festival del Jazz de Providencia, evento que espera con ansiedad, pero no por ser el curador, sino porque tendrá la oportunidad una vez más de hacer lo que más le gusta: escuchar jazz.

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