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Otras reflexiones que generó en el ámbito de la cultura el fallo de La Haya Escritores, músicos, gestores culturales y científicos opinan

Otras reflexiones que generó en el ámbito de la cultura el fallo de La Haya

Aspectos como la discriminación racial, la necesidad de reconocer que en Chile no hay una cultura sino varias culturas (incluidas la de los inmigrantes) y el escaso compromiso de artistas para generar, desde su perspectiva, un mayor debate en temas país, fueron algunos de los tópicos que aludieron los pocos representantes de la cultura que se atrevieron a comentar la contingencia nacional.


Marcha de pescadores artesanales de Arica

Las resolución de la Corte Internacional de la Haya sobre el diferendo marítimo en el norte del país, donde Chile perdió, aunque pudo haber perdido más, continuará generando análisis, y la tensión en términos políticos y mediáticos se mantendrá por un tiempo más hasta que se resuelvan los pormenores de la implementación y se adelanten las consecuencias en términos económicos y geopolíticos.

Para el mundo de la cultura, sin embargo, la expectación y el resultado del fallo ha permitido incorporar al análisis otros aspectos, que antes que se resolviera el conflicto no eran temas. Ámbitos como la discriminación racial, la necesidad de reconocer que en Chile no hay una cultura sino varias culturas, incluyendo la de los inmigrantes, y la escasa participación en general del mundo de la cultura y las artes en contribuir desde su perspectiva a generar debate en temas país, fueron algunos de las aristas que destacaron artistas y gestores culturales que se atrevieron a comentar sobre el tema.

Galo Ghigliotto (Valdivia, 1977) poeta, narrador y editor, quien ha publicado los libros de poesía Valdivia (2006), Bonnie&Clyde (2007) y Aeropuerto (2009), y el libro de relatos A cada rato el fin del mundo (2013), además de dirigir Editorial Cuneta, reparó en la negativa del mundo de la cultura de vincularse activamente en temas país, además de reconocer que la ignorancia es una forma de reconocimiento velado del nacionalismo.

«(El compromiso cultural) creo que ha sido muy escaso. Salvo por las intervenciones de Pancho Casas y Cia., no he visto otras manifestaciones. Creo que en el mundo de la cultura existe un consenso tácito en cuanto al nacionalismo -y sus manifestaciones- como forma de ignorancia», dice el poeta, quien también, y al igual que muchos otros, ven en los grandes temas mediáticos una posibilidad de minimizar el impacto de otros temas de relevancia más práctica. Más que salómónico, el fallo le resultó «anchovético, y fue muy útil para tapar otras cosas como la venta de un periódico público».

Para Hugo Moraga, también poeta y cantautor nacional, quien ha editado los discos Canciones al sur de mí, Lo primitivo, Miércoles, ciudad mágica, Niño de Guerra y Evidencias 1984-1977, entre otros, afirma que «la cultura debe asumir un rol más significativo y generar nuevos criterios en nuestras relaciones con los países vecinos». «La integración cultural debe considerarse como un factor de desarrollo imprescindible, puesto que sin cultura, la política y la economía siempre serán deficientes», señala.

En el plano de la convivencia entre grupos de distintas naciones, Rosario Carvajal, presidenta de la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales, opina «que la cultura, como el patrimonio, son puntos que nos unen».

«Nosotros, por ejemplo, vivimos en el barrio Yungay, que es una palabra quechua, y el nombre de un pueblo al norte de Lima. En un contexto de globalización estas identidades son mucho más dinámicas. Creo que ahí la cultura juega un rol fundamental para generar puentes, vínculos, lazos fraternos y no desuniones. La cultura salta esas fronteras y es capaz de crear vínculos a partir de la creación y la herencia común que compartimos los latinoamericanos. Finalmente, las fronteras responden a vínculos nacionalistas, económicos, políticos, de otras épocas, y muchas veces estos conflictos se reflotan para acallar conflictos internos. Al final ya sabemos cómo nuestros países se abren a los verdaderos dueños, a los capitales transnacionales, y ahí no se ve tanta expectación», opina.

Para David Musa, director de Entepola, el festival de teatro que apuesta por la integración y por llevar el teatro a sectores con acces0 restringido a la cultura, la cuestión es más compleja, ya que se cuestiona si la cultura tiene algún rol real y efectivo en las decisiones del país. «¿De qué cultura estamos hablando, si nos imponen hasta el nombre? En vez de tener un Ministerio de las Culturas, como en otros países, acá se sigue imponiendo un modelo que viene de hace miles y miles de años, porque los que instalan los modelos son los mismos de siempre, los dueños del poder económico, aunque llevemos más de cien años de una supuesta república», explica.

Un punto distinto del análisis es el que propone la Premio Nacional de Ciencias, la astrofísica María Teresa Ruiz, quien cree que el fallo va fortalecer el intercambio cultural, especialmente en ciencias, porque debiese haber un cambio de actitud de los peruanos, quienes siempre se han sentido como los vencidos y ahora tienen un fallo que les permite dejar de sentirse en parte así. «Si uno mira a futuro, pienso que esto va a terminar con los problemas entre límites que tenemos con los vecinos. A lo mejor no es algo tan negativo. En la medida en que los dos países se someten a un tribunal, quiere decir que ambos países están dispuestos a acatar el fallo»

«Esta victoria para los peruanos, en el papel, puede tener un efecto positivo en la relación, porque ellos se sentían como los vencidos y con esto tienen un triunfo. Las ciencias se verían beneficiadas, se podría mejorar la relación con investigadores vecinos», opina.

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