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El Gran Circo Teatro conmemoró 25 años de La Negra Ester Rosa Ramírez dirige el montaje y el personaje de La Negra es interpretado por su hija Micaela

El Gran Circo Teatro conmemoró 25 años de La Negra Ester

La semana pasada se llevó a cabo uno de los espectáculos que han marcado la historia del teatro nacional. Con el objetivo de celebrar las bodas de plata de la compañía Gran Circo Teatro, La Negra Ester se presentó gratuitamente en tres comunas de la Región Metropolitana. De esta manera, personas de Huechuraba, Santiago y Maipú pudieron disfrutar del espectáculo al aire libre.


En 1971, el folclorista chileno Roberto Parra escribía en décimas la obra musical que Andrés Pérez llevaría al teatro en 1988. Desde entonces, la obra se transformó en un clásico del teatro chileno y  en una de las obras más vistas de la historia de las tablas nacionales. Y hoy por hoy, celebran sus bodas de plata.

Nada mejor que hacerlo de manera popular, con funciones gratuitas. Fueron tres, en las que la gente participó activamente en el desarrollo de la obra, coreando algunas canciones conocidas y acompañando con las palmas los ritmos festivos de la cueca. Incluso, en algunos momentos la amplificación fue superada por el canto de las cerca de dos mil personas que repletaron cada función.

Noches en donde la risa y el drama se tomaron el espíritu de los asistentes. Carcajadas a más no poder, entremezcladas con el drama ofrecido por la compañía teatral. Todo esto sumado a la música en vivo ofrecida en el escenario por la regia orquesta. Fue sin duda una gran puesta en escena, lo que fue reconocido una vez terminados los espectáculos a través de los aplausos entusiastas del público de pie.

 La compañía

Gran Circo Teatro surgió luego del montaje de La Negra Ester en 1988. El colectivo se caracterizó por su manera de trabajar, en la que reprodujo parte de las técnicas que Andrés Pérez aprendió durante su trabajo como investigador bajo el alero de Théâtre du Soleil en Francia. Uno de los puntos clave en esta forma está en el proceso de la puesta en escena, en el que los actores ensayaban todos los personajes hasta antes del estreno.

Lo común es que cada actor trabaje su propio personaje y lo vaya perfeccionando en la medida que pasan los ensayos. Pero, con esta medida novedosa, cada actor podía ayudar en la creación del personaje. No pasaba por un trabajo individual, sino que cada integrante podía hacer reparos, correcciones y sugerencias para que el montaje final tuviese la mayor calidad posible.

El equipo inicial estuvo formado por Rosa Ramírez, María Izquierdo, Pachi Torrealba, María José Núñez, Ximena Rivas, Boris Quercia, Willie Semler, Aldo Parodi, Horacio Videla y Alejandro Ramos en la actuación. Los músicos fueron: Cuti Aste, Jorge Lobos y Álvaro Henríquez. La producción estuvo bajo el trabajo de Andrés García, Carmen Romero. Técnicos: Tabo Arenas, Ignacio Miranda y Pancho Ochoa. Mientras que el equipo de diseño lo conformaban Daniel Palma, José Luis Palma y Andrés Pérez Araya, este último, además, su director general.

 Del escenario al backstage

Rosa Ramírez, quien ahora sigue a la cabeza del proyecto del Gran Circo Teatro, ha debido cargar con el peso de mantener viva esta obra que ya cumple 25 años de existencia. Tras encarnar a la Negra Ester durante décadas, ahora cedió el papel a su hija, Micaela Sandoval.

El elenco original de esta obra fue escogido a través de una convocatoria abierta realizada por Andrés Pérez, a la cual llegaron cerca de cincuenta personas, muchos más de los que quedaron finalmente. Según cuenta Rosa, “algunos se fueron por otros proyectos,  y los que quedamos teníamos en común la inquietud y la experiencia del teatro callejero. Todos veníamos de la experiencia de estar preparados para todo. No sólo para arrancar cuando venían los pacos, sino también para saber despertar el interés del transeúnte con la capacidad de saber contar la historia que querías contar a ese público valiente que se quedaba viendo la obra corriendo un riesgo”.

Pero arrancar de las fuerzas policiales no era el único desafío al momento de llevar a cabo la obra. El verdadero desafío fue montarla y más aún en el plazo en el que se logró. Bastaron apenas 45 días para llegar a tener todo listo. “Los mayores veníamos investigando, trabajando, y los más jóvenes estaban en la calle, que también es investigación. Eso, sumado al maravilloso aporte de Andrés como director, hizo que potenciáramos lo que teníamos, sacar lo que teníamos guardado. Tirar todo a la parrilla”.

Explicarse el porqué del fenómeno que produjo esta obra es tarea mayor. De acuerdo a Rosa, quizá tenga que ver con que ese periodo lo vivieron como un claustro, pues “había ensayos en los que podíamos estar cuatro horas improvisando en el escenario y así aparecían situaciones importantes, todos aportábamos a los personajes de todos”. Por lo mismo, agrega que “fueron días de trabajo bien intenso, de entrega total”.

Sin duda la labor de Andrés Pérez fue determinante. «Y eso sumado a que vino un director tan maravilloso como Andrés, que lo que hizo fue  potenciarnos eso que teníamos, sacar lo que teníamos guardado, crear las condiciones artísticas para que pudiéramos tirar a la parrilla todo», remata.

A 25 años del estreno de la obra, hoy por hoy Rosa Ramírez ha traspasado su papel a su hija Micaela. De esa experiencia cuenta que fue la primera vez que le cambió el personaje a otra actriz, aunque antes hizo un cambio a medias con Claudia Pérez, pero ese traspaso quedó interrumpido. «En el caso de mi traspaso a Micaela, casi no le he hablado del personaje, porque ella está empapada de él. Micaela es mi hija y creció con el personaje. Cuando era chiquitita, ella era como nuestra asistente de vestuario; nos ponía los collares como un juego a los siete años, pero después fue un trabajo», cuenta.

Ante la pregunta de por qué es importante que esta obra siga llegando a las nuevas generaciones, Micaela afirma que la pieza teatral «es un pedazo de la historia de este país». Además, reafirma la persistencia de la puesta en escena, en referencia a la construcción y reconstrucción de nuestra historia nacional. «En este país la historia es por conveniencia, se negocia, entonces que haya un grupo que quiera mantener vivo este legado es una porfía súper grande también y ser parte de esa porfía es importante».

 

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