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Son «caleta» y andan en bicicleta Furiosos Ciclistas realizaron el primer martes de febrero su corrida número 218

Son «caleta» y andan en bicicleta

Más de cinco mil personas , incluyendo hombres, mujeres y niños, participaron en la cicletada convocada por el Movimiento de Furiosos Ciclistas (MFC), tal como lo hacen el primer día de cada mes. Esta vez el objetivo fue “honrar” una ciclovía mal hecha en el Estadio Nacional. La iniciativa apunta a visibilizar a los ciclistas y manifestar el hecho de que son muchas las personas que ocupan la bicicleta no sólo los fines de semana para hacer deporte, sino también como un limpio medio de transporte diario.


Como siempre, la cita es a las 20:00 horas, el primer día del mes, en la Plaza Italia. Desde antes de la hora, este 4 de febrero comienzan a llegar los ciclistas convocados por el Movimiento de Furiosos Ciclistas (MFC), en un evento que festeja su edición 218. Hombres jóvenes, en su mayoría, pero también muchas chicas y niños de todas las edades. Y extranjeros: un ciclista luce orgulloso una bandera de Eslovenia, junto a la chilena.

Aún hay luz de día, hace calor. Hay un vendedor de luces y otros artefactos para bicicletas, y una chica recolecta dinero para los AR (Asistencia en Ruta), un grupo de voluntarios que acompañan la cicletada y que sufrieron un robo en los últimos días.

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Foto: Gonzalo Rubio

De forma discreta, un grupo de carabineros conversa con los organizadores, Sergio Giacamán. Este miembro del MFC explica que desde la cicletada número 200 –donde participaron 10 mil personas– se hizo necesario “avisar” el recorrido a la policía con el fin de evitar inconvenientes en el tránsito.  La cifra de participantes en aquel momento fue todo un logro, tomando en cuenta que cuando empezaron hace más de una década no eran más que una docena.

Como siempre, hoy tampoco nadie sabe el recorrido hasta poco antes de partir. Sergio explica que cada ruta está relacionada con denunciar una situación en particular o por un tema contingente, es decir, no es al azar. Esta vez la idea es ir hasta el Estadio Nacional, donde acaba de inaugurarse una ciclovía… aunque probablemente no es de las mejores: incluso tiene postes de luz al medio.

«La cicletada es como ir a misa»

Cerca de las 20:30 comienza el recorrido. Esta vez el plan es ir por Ramón Carnicer, Grecia, Macul, Agrícola, Maratón, Guillermo Mann, San Eugenio, Matta y Vicuña Mackenna hasta volver a Plaza Italia.

Una chica, Tais, encabeza a las masas ciclísticas, gritando consignas con un megáfono. Algunas veces la acompañan, otras veces no. Resuenan los ecos de la UP: “Ya van a ver, ya van a ver, cuando los ciclistas se tomen el poder”. O: “Somos caleta, y andamos en bicicleta”. Y: “Lloviendo, nevando, en auto ni cagando”.

Se avanza con lentitud. Acá no hay prisa. La idea no es llegar, sino más bien lograr una comunión con el resto. “Para nosotros la cicletada es como ir a misa”, explica Sergio.

Poco a poco los ciclistas van prendiendo las luces, mientras comienza a anochecer, y a hacen sonar sus timbres. En las veredas las reacciones son diversas: asombro en el rostro de una jubilada, una pareja que saca fotos con el celular, un padre joven en cuclillas explicando el espectáculo a su hija de cuatro años. Más adelante, cuando pasemos junto a una  población, habrá más aplausos y gritos como: «¡Muy bien chiquillos, eso necesitan nuestros hijos, vida sana y no drogas».

Menos entusiasmadas lucen las caras de los automovilistas que, en las calles laterales, lucen resignados mientras esperan el paso de la masa en dos ruedas, una masa interminable que poco a poco va saltándose semáforos, hasta que llega a la avenida Matta y luego Grecia, tomándoselas por completo, incluso el carril del Transantiago, a pesar de las reprimiendas de los coordinadores.

En Grecia mucha gente observa desde los balcones de los edificios rojos construidos hace décadas para obreros que hoy ocupa la clase media capitalina, junto a la Villa Olímpica. Hasta que llegamos a la famosa ciclovía, que lo único que tiene de tal es la pintura color ladrillo, porque efectivamente es interrumpida por varios postes de luz… dando razón al cansancio del mundo de la bici, que cuestiona que los gestores de muchas de estas iniciativas es gente que no anda en dos ruedas.

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Ciclovia Avenida Grecia
Foto: Gonzalo Rubio

Más adelante, en Grecia con Los Tres Antonios, se nos une un señor con un triciclo que se dedica al reciclaje y durante unas cuadras lleva al hijo de una pareja que ya no puede más. También hay un par de caídas, por imprudencia de los mismos ciclistas. Y más de algún conductor muy indignado y (hasta un par de ambulancias) que se le cruzan a la caravana… “pero todo muy normal para un primer martes de mes”, según dice Sergio al término del recorrido.

“Protegida”

Al final de la jornada, los comentarios de los participantes son más que todo de satisfacción. María Paz, por ejemplo, vino por primera vez, invitada por su novio Siro, que es un participante regular. El evento le ha parecido “muy significativo”. “Yo siempre ando en auto y es importante desarrollar la empatía con los ciclistas», dice, «estaban muy organizados, me sentí segura, protegida”, afirma.

“Además fue entretenido completar el recorrido y saludar a las personas en las calles aprobando la iniciativa”, comenta.

“Es una muy buena oportunidad para distraerse y salir de la rutina”, señala él por su parte. “Me pareció que hubo más gente que otras veces, además vi más niños”.

Otra participante, Patricia, apunta a visibilizar el reclamo último de la cicletada: hacer visibles a los ciclistas. Para ella es importante que se sepa “que somos muchos, que ya no sólo ocupamos la bicicleta los fines de semana para hacer deporte”, sino también como un medio de transporte diario. La cicletada “es un día que nos tomamos la calle, la calle en ese momento es de nosotros, y (la idea es) que nos vean más que un simple ciclista paseando por la ciudad, somos un vehículo mas”.

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