Publicidad
La presencia del tango fusión en el tercer ciclo de jazz «Animales en la vía» El ciclo se extiende entre el 4 y el 8 de marzo en el GAM

La presencia del tango fusión en el tercer ciclo de jazz «Animales en la vía»

La clínica de Rodrigo Ratier, organizado por el sello independiente Animales en la Vía, tiene entre sus objetivos generar espacios de encuentro y reflexión junto a la audiencia para compartir visiones y experiencias en torno a diferentes dimensiones de la música, el jazz y su práctica en general.


rodrigo ratier quinteto

Una instancia diferente, más cercana y comunicativa entre los músicos y el público, es lo que busca generar el Tercer ciclo de jazz Animales en la Vía (del 4 al 8 de marzo en el GAM) a través de la realización de interesantes clínicas y charlas a cargo de destacados exponentes y músicos que integrarán la programación de los conciertos.

Entre ellos destaca las clínicas “El tango más allá del tango” de Rodrigo Ratier, quien realizará una el 5 de marzo y se presentará junto a su cuarteto en el GAM.

Cultura+Ciudad, conversó con el músico con motivo del lanzamiento de Resonancia, su último trabajo discográfico editado por el sello Animales en la Vía, en el que integra diversos elementos de la música argentina al lenguaje del jazz.

¿Cómo fue que te surgió  la inspiración de fusionar el jazz con el tango?

En realidad fue algo que surgió naturalmente, nunca me propuse hacer tal cosa como una “fusión”, y es un término que en la música rechazo bastante porque pienso que, en realidad, en la música todo es fusión. Los purismos absolutos son más un capricho (o un estereotipo artísticamente torpe) que una realidad, pues la evolución y el cambio en cualquier actividad artística humana son dos factores inevitables e irrefrenables, por cuanto constituyen en sí mismos la fuerza vital de dicha actividad. En los años 80, cuando fui estudiante de música en Buenos Aires, tanto el folklore argentino como el tango habían alcanzado un alto nivel de evolución —que venía de varias décadas atrás—, por lo que la fusión con el jazz o con la música académica era algo totalmente cotidiano.

Ante ese panorama, a pesar de haber tenido una formación “clásica” y especialmente habiendo decidido dedicarme a la composición, fue natural para mí el inclinarme hacia la música de nuestras propias raíces e intentar siempre conservar mi identidad como músico argentino, más allá de aportar distintos elementos que uno fue incorporando a lo largo de su formación musical, como por ejemplo el jazz o la música de cámara.

 En Argentina, la fusión de géneros locales con otros más universales como el jazz se da con mucha naturalidad. ¿Cómo ves esa línea de creación aquí en Chile?

Por una parte quisiera expresar que, a estas alturas, el tango goza de una universalidad considerable, y que a pesar de ser una música rioplatense, hace muchos años que atravesó muchas fronteras, tanto geográficas como musicales. Y así como el tango adquiere colores jazzísticos, entre otros, muchos músicos de jazz se han interesado en tocar tango. Tal vez los casos más conocidos sean aquellos de Gerry Mulligan y Gary Burton, que tocaron con Astor Piazzolla, pero hay antecedentes mucho más antiguos, como por ejemplo las grabaciones que en 1956 Dizzy Gillespie realizó junto a la orquesta de Osvaldo Fresedo.

Ahora, pienso que el desarrollo musical en Chile ha sido diferente y, fundamentalmente, un poco más lento. Pienso que hasta ahora no hubo mucho interés, salvo contadas excepciones, en realizar una música contemporánea sobre las raíces de la música nacional (más allá de que pertenezca o no al género jazzístico). Pero pienso que las generaciones jóvenes van a revertir esa situación, pues muchos se están dando cuenta de que no todo lo que viene de afuera es lo mejor, que no todas las pautas culturales marcadas por Estados Unidos deben ser una regla a seguir, y que, aunque vivamos en un mundo altamente globalizado, sin nuestra propia identidad no valemos demasiado. Hay que darle tiempo al tiempo, al fin y al cabo lo que mantuvo a Chile culturalmente aislado del resto del mundo durante años no fue la Cordillera de los Andes ni el Océano Pacífico.

Creo que es precisamente la identidad lo que le da a uno esperanzas de universalizar su trabajo. Digo esto porque he descubierto con gran sorpresa que músicos de diferentes lugares del mundo, como Alemania, Serbia, Suiza o Taiwán, están incorporando a sus repertorios algunas composiciones mías, y en este sentido, internet, y la libre difusión de contenidos es una herramienta invaluable para los músicos en la actualidad. Un compositor quiere cobrar derechos de autor, eso es lógico, pero fundamentalmente quiere que la gente se interese en escuchar y tocar su música, y para esto la difusión es algo fundamental.

¿De acuerdo a tu experiencia, cuáles  serían las problemáticas propias del circuito musical chileno?

Pienso que el mundo actual nos está presentando problemáticas a los músicos que trascienden las problemáticas locales. Pero  la mayor problemática del circuito musical chileno radica en que se trata de un circuito bastante reducido, lo que dificulta un poco las cosas. Pero por otro lado uno ve la enorme cantidad de festivales de jazz, en su mayoría iniciativas independientes, que se están realizando tanto en Santiago como en regiones, muchos adquiriendo un importante sentido social; además de los enormes esfuerzos de gestores culturales a través de proyectos que hoy son realidades, como Animales en la Vía o Hemiola Trasandina —por dar sólo un par de ejemplos cercanos a mí— que nos hacen llenar de esperanzas y nos llevan a pensar que el circuito está creciendo y siendo valorado.

 ¿Ha surgido algún interés de componer sobre la base de la música chilena o fusionarla con elementos provenientes de Argentina?

Sí, efectivamente, y ya lo hice. En el disco que editamos con el grupo Sur en 2006 hay algún registro de eso. Yo comencé a componer en 1984, siempre dentro de una línea de fusión folklórica (por definirla de algún modo), tocando sobre ritmos y estilos de toda Latinoamérica, y si bien nunca estaba ausente algún candombe, un tango o una milonga, mi trabajo más intenso con el tango empezó 20 años después (como el título del tema de Piazzolla) recién en 2004. Actualmente he vuelto a incorporar, ahora con el quinteto, algunos temas sobre ritmos folclóricos argentinos, como la zamba y la chacarera, tal como quedó plasmado en Resonancia, pero habrá mucho más en el futuro. Sigo componiendo constantemente y sería muy aburrido, para mí y para quien lo escuche, hacerlo siempre alrededor de ideas similares. Uno trata de evolucionar, paso a paso, y la única competencia que me parece válida y sana en términos artísticos es aquella que el artista libra permanentemente consigo mismo en su afán por mejorar.

Toda la programación de charlas y clínicas en este link

Tercer Ciclo de Jazz Animales en la Vía

Centro Cultural Gabriela Mistral GAM (Avenida Libertador Bernardo O’Higgins 227), Metro U. Católica.

CLÍNICAS y CONFERENCIAS

Entrada liberada previa inscripción al mail: animalesenlavia@gmail.com

Cupos limitados

CONCIERTOS

ENTRADAS: General: $5.000

Estudiantes y 3ra edad: $3.000

2X1 Estudiantes de música y 3ra edad

Abono general: $ 16.000 x 4 conciertos.

 

Publicidad

Tendencias