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Recordando a Beginners: Los lugares de la ausencia La cinta (2010) del director Mike Mills es protagonizada por Ewan McGregor

Recordando a Beginners: Los lugares de la ausencia

Enrique Morales Lastra. Periodista.


Beginners 1 “Había en aquella mirada que lo evitaba algo mucho más violento que el vacío, algo que no era sólo orgullo u odio, sino casi pánico, algo así como una esperanza insensata, una llamada de socorro, una señal de naufragio”.

Georges Perec, en La vida: instrucciones de uso

En torno a las preguntas fundamentales que nos pasamos respondiendo desde que somos niños, de la conciencia dolorosa de la pérdida, del sentimiento de culpa que nos deja como herencia el desarraigo, de las consecuencias que tiene el comportamiento de los padres sobre los hijos, de la película El ciudadano Kane de Orson Welles; de la vida y de todo lo demás, de eso conversé la semana pasada con Miguel Ángel Rocca, el cineasta argentino, el amigo y productor de Eliseo Subiela, el joven profesor de la Universidad de Buenos Aires, el hincha incondicional de San Lorenzo de Almagro.

Ambos estábamos sentados bebiendo un café cortado, al interior de un hotel, cuyos ventanales enfrentaban a la Plaza de Armas de la ciudad de Lebu. De los temas de ese diálogo reciente, echo mano ahora que acabo de ver Beginners (2010), la hermosa e intensa cinta del realizador estadounidense Mike Mills (1966), y que es protagonizada por Ewan McGregor, Christopher Plummer, y la actriz, directora y cantante parisina, Mélanie Laurent. Beginners 2 Rodada en el escenario de bohemios rincones de Los Ángeles, California, este filme narra la historia del diseñador gráfico Oliver Fields (38), soltero, sin hijos, quien recuerda desde el presente lo importantes que fueron para él los doce meses del año 2003; la temporada en que falleció su padre, Hal (Plummer), de un cáncer terminal, y las jornadas cuando conoció casualmente, en el transcurso de una fiesta de disfraces, a la artista itinerante, de nacionalidad francesa, Anna (Laurent).

Cercana en el tiempo, también, está la muerte de la madre de Fields, a raíz de otra dolencia oncológica. Y es en ese instante de luto, cuando Hal, ya un anciano, le comunica a su hijo, después de estar casado cuatro décadas con su esposa fallecida, que él en realidad fue siempre un homosexual; y acto seguido, se transforma, de la noche a la mañana, en un entusiasta activista del movimiento gay, condición que sostendrá mientras siga respirando y hasta que la enfermedad y la muerte apaguen sus bríos. El golpe emocional es duro para el papel interpretado por Ewan McGregor, pero es a causa de este dato esencial que comienza a entender los silencios, el desapego, la lejanía y el desafecto que prevalecían como características notorias en la relación conyugal de sus padres. Beginners 3 Una frialdad familiar que conmovió inclusive su capacidad sicológica de establecer vínculos sentimentales, estables y duraderos con las mujeres que le gustaban y atraían: en esos fugaces días de comunión, al contrario de envolverse de una burbuja de felicidad, Oliver caía víctima del pesimismo y de una triste lucidez, lo que concluía por alejar a sus novias. Así, se había quedado solo.

Henri Beyle, Stendhal, reflexionó en Del amor (1822), acerca del nacimiento de la pasión, las ideas que anoto a continuidad: “He aquí lo que pasa en el alma: 1. La admiración.

2. El admirador se dice: ¡qué placer darle y recibir besos, etcétera!

3. La esperanza. Se estudian las perfecciones; éste es el momento para el mayor placer físico posible, en que una mujer debiera entregarse. Hasta en las mujeres más reservadas, los ojos se animan en el momento de la esperanza; la pasión es tan fuerte, el placer es tan vivo, que se manifiesta en señales visibles.

4. Ha nacido el amor. Amar es sentir placer en ver, tocar, sentir con todos los sentidos y lo más cerca posible un objeto amado y que nos ama.

5. Comienza la primera cristalización.

6. Nace la duda”. En esta última etapa, permanecía estancado Oliver, sin poder avanzar, al siguiente paso que menciona el autor de Rojo y negro: la segunda cristalización. Beginners_movie_image_Ewan_McGregor_Christopher_Plummer Luego de la desaparición de Hal, Fields junior, aparte de la presencia hiriente de lo irrecuperable, recibe como testamento de su progenitor un pequeño perro, Arthur, al que resulta imposible dejar en soledad cuidando la casa, pues al rato surgen los gritos y los aullidos. Entonces, a la reunión social donde se producirá el encuentro con la extravagante y bella Anna, el dibujante aparece disfrazado de Sigmund Freud, el sicoanalista austriaco, y con el animalito blanco en los brazos, al que tiene la costumbre de hablarle con frecuencia.

Esa llamativa postal, “prenda” a la rubia. El relato en que los dos adultos jóvenes, solitarios, expatriados de la seguridad de un hogar constituido inician su romántico lazo, está marcado por la mutua identificación biográfica.

Si bien el guión no agrega mayores detalles acerca de los orígenes de Anna, ella parece provenir, igualmente, de una unión quebrada por la ruptura. Beginners 5 Los lugares físicos donde se cita la pareja son, asimismo, una prolongación del desamparo espiritual que les rige: la habitación momentánea, inmensa y anodina del hotel donde se aloja Anna y la antigua casa familiar que ocupan Oliver y su mascota, agobiados por los recuerdos, las paredes blancas, las repisas llenas de libros de arte, las costras secas de la frustración existencial de su madre, el volumen de la impostura de Hal.

Emergen, también, hermosos planos de Los Ángeles, en una elección del director Mike Mills por expresar que la ilusión de la posibilidad siempre puede vencer al derrotismo más acendrado: la cámara enfoca a Oliver y Anna caminando, después corriendo junto a Arthur, por el Elysian Park de esa urbe, tomados de la mano, recibiendo en el perfil de sus rostros la luz de la tarde otoñal, pintada por las ramas de los árboles y el verde del césped.

¿Podrá, finalmente, el creador gráfico saltar al estadio de la consolidación, a esa segunda confirmación de las ternuras, la que se halla un escalón arriba, la que simboliza la suma del deleite “stendhaliano”? Beginners 6 “No sé si podré recompensarte por esas pérdidas”, le dice Anna a Oliver, al avanzar la secuencia en que éste la pone al tanto de los hondos precipicios de su pasado. Es la escena de la duda, que encuadra al piano de la recepción hotelera, a Arthur mirando alerta antes de ladrar, a Mélanie Laurent desplegando en un alto grado su melancólica e inteligente belleza.

Aunque no se palpe siquiera, la remota noción acerca de lo que significa compartir la vida y comprometerse con otra persona, siempre somos y seremos unos principiantes cuando se trata del amor.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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