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El jazz en su versión más clásica se apoderó del Parque Bicentenario Segunda noche del Festival de Jazz de Vitacura

El jazz en su versión más clásica se apoderó del Parque Bicentenario

La segunda jornada partió con el sustento melódico, armónico y rítmico de la propuesta musical de Claudia Acuña. Después Cristián Cuturrufo prendió la noche del sábado con ritmos latinos entre los que se incluyó su “Habanera para Pirisón». Finalmente el certamen cerró con el pianista Kenny Barron, quien logró el momento más alto cuando interpretó en solitario «Memories of you”, alcanzando una atmósfera suave y dulce que el público agradeció con una ovación.


Una melodiosa voz cantando “My man’s gone now” de Gershwin, abrió la segunda noche del festival de jazz de Vitacura. El nombre de la intérprete: Claudia Acuña, quien es lejos la voz más  importante en la historia del jazz chileno.

Claudia Acuña lleva viviendo 20 años en Nueva York, lugar testigo de sus logros alcanzados a punta de esfuerzo y compromiso con el canto. Sus primeros inicios musicales fueron en Concepción cantando temas de la islandesa Björk entre otros clásicos de la música popular que por entonces sonaban en la radio. Fue el profesor de música de su colegio,  Francisco Toledo, actual director artístico de la Hualpén Big Band de Concepción, quien la introdujo en las sonoridades del jazz y la fuerza interpretativa de las grandes estrellas vocales del género. Por entonces, y en plena adolescencia, Claudia no imaginaba el desenlace de su propia historia.

Foto: Javier Liaño

Foto: Javier Liaño

Luego de emigrar a Nueva York el año 1994 y trabajar en diversos lugares para sobrevivir, logró dar a conocer su talento cantando en pequeños clubes del Village. Su perseverancia y confianza en sí misma la impulsaron a presentar un demo a los ejecutivos del reconocido sello internacional de jazz Verve, iniciativa que materializó la edición de su primer disco titulado Wind from the South (2000). El tema inaugural de esta segunda noche del festival, “My man’s gone now”, pertenece a ese primer álbum. En el disco, también están presentes “Prelude to a kiss” de Ellington y una exquisita versión junto al contrabajista  Avishai Cohen  de “Alfonsina y el mar” del argentino Ariel Ramírez, abriendo, de esta forma, el espacio en el jazz para el  repertorio latinoamericano.

El concierto siguió con un tema del argentino Charly García, en la magistral interpretación de una banda conformada por músicos chilenos de primer nivel, armada especialmente para la ocasión: Felipe Riveros en piano, Claudio Rubio en saxo, Carlos Cortés en batería, Fernando Julio en contrabajo y guitarrón, y en el trombón, el joven prodigio Alfredo Tauber, llamado cariñosamente “el niño” por la cantante, ya que no alcanza los 18 años. Juntos fueron tejiendo el sustento melódico, armónico y rítmico necesario para generar esas atmósferas musicales envolventes y sensoriales, tan propias de la propuesta musical de Claudia Acuña y su alta sensibilidad.

“A child is borne”, “Vals de las ramas” y una rítmica versión de “El Cigarrito” de Víctor Jara, junto al bajo de Christian Gálvez – tema presente en su último disco En este momento, editado el año 2009 por el sello Marsalis Music, que dirige el gran el saxofonista de jazz Branford Marsalis-, vino a cerrar su grandiosa presentación a ojos y oídos de un público cálido que agradeció entusiasmado el talento de esta cantante que viene a ser nuestra mejor apuesta nacional en las grandes ligas del jazz mundial.

 

Foto: Javier Liaño

Foto: Javier Liaño

La presentación de Cristián Cuturrufo, acompañado del talento de Jorge Díaz en la guitarra, Alejandro Espinosa en batería, Christian Gálvez en bajo y Humberto Durán en percusión, prendió la jornada con temas con ritmos latinos, entre los que se incluyó su “Habanera para Pirisón” y un tema presentado como “C. F”, dedicado a Carlos Figueroa padre. Su animosa participación, de gran desplante, entusiasmo y talento a cargo de las sólidas interpretaciones de sus acompañantes fue aplaudida con el mismo ánimo entregado por los músicos.

La jornada cerró con uno de los conciertos más esperados del festival, la participación del maestro Kenny Barron, conocido por su estilo lírico y suave, sustentado por una capacidad interpretativa del más alto nivel.

Barron saltó a la fama luego de participar en el cuarteto de Dizzi Gillespie en los años 60. La escuela de Gillespie lo llevó años más tarde a trabajar con cientos de músicos de primera línea. Fue pianista de Yusef Lateef, James Moody, Joe Henderson, Freddie Hubbard, Buddy Rich, Ron Carter, Chet Baker, Benny Cartes, Ornette Coleman y Regina Cartes. También compartió magistrales momentos musicales con el destacado compositor norteamericano Stan Getz, autor de un sinnúmero de clásicos del bossa nova. Ese notable encuentro se materializó a través de dos joyas del jazz: Bossas & Ballads. The Lost Sessions, Serenity Anniversary y People Time.  Esa influencia se dejó entrever en su maravillosa interpretación de temas con aires de bossa nova junto a sus  grandes acompañantes: el contrabajista japonés Kiyoshi Kitagawa y el baterista Johnathan Blake, fieles músicos de Barron con quienes toca de manera estable desde el año 2011.

Foto: Javier Liaño

Foto: Javier Liaño

El pianista, nacido en Filadelfia, deleitó al público con sugerentes armonías y melodiosos solos de piano en un juego constante con sus compañeros donde los ritmos latinos eran inspiración constante para continuar el diálogo musical y deambular por la improvisación. Tal fue el caso de una lúdica interpretación de un tema del genio del jazz Thelonious Monk. Otro momento memorable fue la interpretación de un tema original  de Barron, “Memories of you”. El maestro quedó a solas sobre el escenario frente a un público cautivado por su música y la atmósfera suave y dulce de su sentida interpretación.

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