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Preparan apertura del primer Museo del Juguete, made in Chile, del país Estará ubicado frente al Bellas Artes, en el “Castillito”

Preparan apertura del primer Museo del Juguete, made in Chile, del país

Se expondrán 250 piezas, sólo de fabricación industrial chilena, de entre 1915 y 1980, incluyendo vehículos y figuritas de plástico, madera y tejido. La inauguración está prevista para junio.


El primer Museo del Juguete del país se prepara para abrir próximamente sus puertas en el “Castillito” del Parque Forestal, el inmueble devenido en restorán que se ubica frente al Bellas Artes.

Se trata de una iniciativa de Juan Antonio Santis, que afina los últimos detalles con auspiciadores para inaugurar en junio una muestra de 250 juguetes de fabricación chilena de una data aproximada que va desde 1915 a 1980. Como la colección total abarca 1.500 piezas, la idea es que el material vaya rotando.

Camión repartidor CCU, Neumann, 1955 Foto: Gentileza Museo del Juguete Chileno

Camión repartidor CCU, Neumann, 1955
Foto: Gentileza Museo del Juguete Chileno

El museo, en un espacio de 50 m2, incluirá figuras de vehículos (autos, camiones, barcos, aviones, tranvías, trenes), personajes (Condorito, Perejil, Homo Bono, Cachupín, Pepe Antártico) y animales de materiales tan diversos como plástico, hojalata, madera, yeso, plomo y trapo.

Será el quinto de su tipo en Latinoamérica tras Perú (Trujillo), Argentina (Buenos Aires y Calafate) y Brasil (Río de Janeiro), donde tal como se pretende en Chile son colecciones particulares que cuentan con recursos públicos y privados.

Muñeca flor de Lotto, Babyland, c. 1942 Foto: Gentileza

Muñeca flor de Lotto, Babyland, c. 1942
Gentileza Museo del Juguete Chileno

Santis es probablemente el mayor especialista en la materia, tras publicar en 2010 su libro Juguetes, 100 Años de fabricación chilena (Ocho Libros), que escribió tras ganar un premio del Fondo del Libro.

Experiencia

“Siempre tuve juguetes”, cuenta Santis. “Yo no tengo ningún juguete que haya sido mío, fui un niño destructor de juguetes, así que pago un karma con esto”, agrega riendo. Ariqueño nacido en 1964, recuerda que como en aquel entonces aún quedaban resabios del puerto libre, tuvo muchos juguetes japoneses.

El impulsor de la iniciativa comenzó coleccionando juguetes en 2000. “Cuesta encontrar juguete chileno, es muy escaso”, señala, entre otras razones porque siempre fue menospreciado frente al importado y desechado con más facilidad. “Creo que por eso han llegado tan pocos ejemplares hasta nuestros días, ha sido un trabajo arduo. A veces pasan dos meses y no encuentro nada”.

Agrega que el 80% del material lo ha comprado en el Persa Bío Bío, mientras el resto lo ha obtenido en ferias y anticuarios de regiones, en lugares porteños como la feria de la avenida Argentina y de anticuarios en la Plaza O’Higgins. “Un mínimo es por contactos, por gente que dice tener algo y uno la persigue hasta que la encuentre y te lo vende”. La figura de la donación es casi inexistente.

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Foto: Gentileza Museo del Juguete Chileno

La colección incluye juguetes de gran calidad, como los producidos entre 1939 y 1969 por el alemán Carlos Neumann, a quien Santis destaca por encima de Otto Kraus, fallecido en 2004. Cuenta que algunos museos europeos, con quienes tiene contacto, se han asombrado del alto estándar de las piezas e incluso llegan a dudar de que efectivamente sean de origen chileno. Si el museo va bien, la idea es intercambiar colecciones con entidades similares de Figueres (España), Sintra (Portugal), Múnich (Alemania) y Roma (Italia).

La muestra no sólo incluye juguetes, sino también matrices, maquetas, prototipos, planos y documentación. La producción nacional tuvo un gran auge durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se interrumpió la fabricación en Europa, Estados Unidos y Japón, y hubo que satisfacer la demanda local. En opinión de Santis, la falta de vocación exportadora nacional le dio un sello muy local, y un ejemplo son las micros de juguete que llevaban los nombres de los recorridos reales, como Matadero-Palma, etc.

Proyector de Filminas, Roynel, c. 1959

Proyector de Filminas, Roynel, c. 1959
Foto: Gentileza Museo del Juguete Chileno

Actualmente sólo las empresas Wenco y Ro-Roplast siguen produciendo en nuestro país, donde la mayor parte del material es importado. Los únicos exportadores nacionales del rubro fueron los fabricantes de juegos de mesa Grau, mientras a nivel latinoamericano se destacaron la empresa argentina Matarazzo –que incluso exportó a Europa y Estados Unidos– y la colombiana Navidad.

20 exposiciones previas

El impulsor de la iniciativa, licenciado en arte, con un magíster en filosofía y especializado en museología, tiene una década de experiencia mostrando su material. La colección ya lleva 20 exposiciones, desde la primera –montada en agosto de 2004 en Montevideo por falta de interés inicial en estas tierras– y otra en Bruselas (2008).

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Exposición “Juguete Nacional” en el Centro Cultural del Palacio de La Moneda
Foto: Gentileza Museo del Juguete Chileno

De hecho, en 2011 la colección fue mostrada en el Centro Cultural del Palacio de La Moneda bajo el nombre “Juguete Nacional”, con 90.000 personas de público, sólo superada ese año por una muestra sobre Violeta Parra (con 97.000 visitantes), según el informe de actividades de la entidad.

En nuestro país ya ha sido vista en lugares como Santiago, Valparaíso, Concepción, Puerto Montt y Punta Arenas.

Público adulto

Santis asegura que el público objetivo son los adultos, no los niños. Y que las reacciones son emotivas, tal como pudo recogerlo a partir de los comentarios dejados en la exposición de La Moneda.

“Uno rememoraba que era tan pobre de niño que sólo veía los juguetes en las vitrinas porque sus padres no se los podían comprar, y ahora volvía a encontrarlos detrás de un vidrio. A otro le había traído a la memoria sus amigos, sus padres, sus hermanos”, señala.

"El pequeño arquitecto", producido por Oscar Bubert entre 1936 y 1974

«El pequeño arquitecto», producido por Oscar Bubert entre 1936 y 1974
Foto: Gentileza Museo del Juguete Chileno

Al final, “los juguetes de vuelven como un catalizador, porque como son cosas vinculadas a nuestra primera etapa de la vida, normalmente se olvidan. Por eso digo que el juguete, más allá de un objeto decorativo, pasa a ser un objeto de carga emocional, y como testimonio de nuestra sociedad se convierte en un producto de la arqueología industrial o sociológica” del país. Algo muy distinto a lo que ocurre hoy, donde un niño en Chile y otro en China juegan con lo mismo, remarca.

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