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La Homogeneidad: El gran villano en el proceso de la globalización de la cultura Conclusiones del Simposio de la Red Latinoamericana de Gestión Cultural

La Homogeneidad: El gran villano en el proceso de la globalización de la cultura

Uno dos ejemplos citados en el seminario, corrió por cuenta de la brasileña Pilar L. Rodrigues, quien describió el fenómeno propagandístico nipón, Cool Japan, mediante el cual el país asiático ha tratado de demostrar su potencial frente a otras grandes ciudades culturales, como Nueva York o París, y presentar al resto del planeta un Japón más atractivo y actualizado, no sólo orgulloso de tradiciones y dinámicas culturales arcaicas.


La gestión cultural se impone con decisión en el panorama actual como una de las fuerzas impulsoras del diálogo y acercamiento entre naciones. A pesar de ser una especialización de corta vida y recientemente implantada en la oferta académica del marco formativo de los diferentes países, el número de gestores culturales se ha ido consolidando en los últimos años, de tal manera que no es infrecuente que muchos profesionales con estudios completos afines a la Historia o las artes se dediquen a ella.

El simposio convocado por la Red Latinoamericana de Gestión Cultural, la Escuela de Gestores y Animadores Culturales y la Corporación Cultural de Recoleta (Santiago) estuvo dividido en siete ejes temáticos: los enfocados a la formación y la investigación, el centrado en la asociatividad y las redes, el que ahondó en la gestión cultural comunitaria, el dedicado a las políticas culturales y, por último, los que se fijaron tanto en la situación laboral de los gestores culturales como en las empresas. Además, el programa se complementó con otras actividades como la inauguración de la muestra fotográfica de Enrique Mora Ferraz, la visita al Planetario de la citada universidad, la presentación de libros o el recorrido patrimonial por el cementerio de la capital.

Tanto las ponencias como las mesas de análisis y, finalmente, los paneles sirvieron de canal para identificar los principales retos a los que se enfrenta el gestor cultural hoy día y subrayar las líneas de investigación y ejecución abiertas en los diferentes países latinoamericanos, como México, Colombia, Argentina, Chile, Brasil o Perú. En la primera jornada de exposiciones, dentro del eje Gestión cultural comunitaria, fue especialmente memorable la ponencia de Johanna Regalado, que relataba su experiencia en Guayaquil (Ecuador): la intervención en penitenciarías mediante talleres de pintura, cuyo trabajo después se expondría en la muestra Arte libre y sin barrotes, dirigida por el pintor Jorge Jaén.

Por otro lado Lady Vinces, que compartió los alcances del proyecto Cinerrante organizado por el espacio Cineclub de Lambayeque (Perú) y Daniela Alcalá, quien relató la experiencia de trasladar la cultura a los reclusiorios mexicanos, fueron dos de las invitadas que más elogios arrancaron en el público.

En lo tocante al análisis de las Políticas culturales adoptadas por los gobiernos internacionales, cabe destacar la referencia hecha por Pilar L. Rodrigues, invitada brasileña, al riesgo de la homogeneidad como “gran villano en el proceso de la globalización de la cultura”: si bien rompe fronteras que distancian a los países, con ella nos conducimos a una pérdida referencial a nivel local en las respuestas de a los problemas de cada sociedad, que es la esencia misma de la cultura. Rodrigues describió el fenómeno propagandístico nipón, Cool Japan, mediante el cual el país asiático ha tratado de demostrar su potencial frente a otras grandes ciudades culturales, como Nueva York o París, y presentar al resto del planeta un Japón más atractivo y actualizado, no sólo orgulloso de tradiciones y dinámicas culturales arcaicas. Por otro lado, la actriz y gestora cultural Isabela Monzón se centró en describir dichas políticas como “herramientas reguladoras entre Estado y población”, además de anotar que muchas empresas empiezan a ver en la cultura una manera de promocionar su imagen.

Después de analizar los puntos fundamentales de la situación actual para los gestores culturales, se hacía necesario abrir el turno al debate para proceder a la puesta en común de ideas con un público más que participativo. Así, los integrantes de cada eje dedicaron la segunda jornada del Congreso a las mesas de análisis: espacios de construcción dedicados a resolver las problemáticas inherentes a cada área. De este modo, en la mesa organizada por José Luis Mariscal dentro del eje Empresas culturales y desarrollo sustentable los participantes coincidieron en señalar como principales obstáculos el acceso al financiamiento, el escaso impulso de la diferenciación de los variados circuitos culturales y el poco reconocimiento tanto del emprendedor como del valor del arte dentro de un contexto social concreto, entre otros. Asimismo, y como parte de la dinámica de la mesa, se promovió la compartición de aquellas soluciones que quedaran alcance más inmediato de los profesionales.

Durante la tercera jornada, a modo de recapitulación, los invitados volvieron sobre los puntos más relevantes anteriormente expuestos dentro de cada bloque temático. En el caso de Redes y asociatividad, Sandra Velásquez (Colombia) y Rafael Morales (España) describieron el “emprendimiento cultural” en términos de “iniciativa que puede visibilizar lo que experimentamos a diario” y subsanar necesidades que todos tenemos, a la vez que logra “combinaciones muy interesantes”, por ejemplo entre medio ambiente y educación. Velásquez constató asimismo el relieve de la relación entre economía y cultura, a menudo peligrosa, que coloca a empresarios, artistas y activistas “en un bando u otro”; de aquí se desprende la necesidad de trascender ese conflicto y convenir en que los artistas necesitan sustento económico y los empresarios requieren modelos dinámicos de organización, no estrictamente verticales ni horizontales. Por su lado, Morales acotó el emprendizaje cultural partiendo del libro de Jaron Rowan, como un aporte de aquellos emprendedores que inoculan al panorama social “entusiasmo y vocación, más allá de enriquecerse con los proyectos culturales”. Añadió además una aseveración tan interesante como proyectiva: “el yacimiento de empleo en la gestión cultural no va a estar en la cultura” en los próximos años, haciendo referencia a la necesidad de diversificación que ésta presenta.

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