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Guarralupe Tattoo, la chica de 1.80 m que se batió a golpes para defender su derecho a tatuar Expo Tattoo 2014 cerró sus puertas el domingo

Guarralupe Tattoo, la chica de 1.80 m que se batió a golpes para defender su derecho a tatuar

En este artículo el columnista se tatúa un demonio del universo de Lovercraft mientras conversaba con Daniela Pabst, nieta de uno de los creadores de Titanes del Ring, miembro del Team Supreme y más conocida como Guarralupe Tatoo. Enzo Querci, nuestro fotógfrafo, se entretuvo con las suicide girls.


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Guarralupe Tatoo Foto: Enzo Querci

Me hice mi primer tatuaje el día siguiente al que cumplí 18 años. Hace mucho rato. Y nunca se me va a olvidar la cara de mi vieja que lloraba y me gritaba que eso se lo hacían las putas y los marineros.  Como si hubiera estampado en mi piel una especie de maldición.

En esa época, los lugares para tatuarse eran asquerosos. Sucios y sin medidas de seguridad. Las tintas y los materiales eran pésimos, seguramente se usaba tinta china y unas máquinas de calambre. Para qué hablar de  las condiciones de higiene o esterilización.   Y la falta de profesionalismo era evidente, uno no sabía quien estaba más borracho, el cliente o el artista.

Este domingo visité la Expo Tatuaje en el Club Hípico de Santiago y pude comprobar cómo han cambiado las cosas.

En primer lugar, la concurrencia. Familias, con padres e hijos…. Y madres solas con hijos, o dos papás con hijos o dos mamás con hijos y etc. Familias modernas y normales como manda el siglo XXI. Estaba lleno de mujeres hermosas y, me imagino para las mujeres, de hombres con aspecto normal.  No eran ni putas ni marineros. No era gente de mal vivir. Era la familia chilena con sus diversas expresiones.

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Suicide Girls Foto: Enzo Querci

Antes, los tatuajes eran signo de rebeldía, eran una suerte de escudo que te aseguraba causar espanto en los adultos, una bofetada en la cara de autoridad. Hoy en día, las autoridades llevan tatuajes. Las cosas han cambiado.  Siempre me pregunto si este cambio se debe a un cambio real en la forma de pensar y sentir de la gente o al mero paso del tiempo. Porque claro, todos esos pendejos que hace 30 años nos hicimos los primeros tatuajes, hoy somos señores con familia y trabajo… y con  tatuajes.

Notable el nivel de la producción, todo limpio, bonito, agradable. Puestos con tatuadores, con ropa, joyas, música, exposiciones. Comida. Algo de skate con una rampa de madera. Y música en vivo.   Todo bien.

Luego el nivel empresarial de los equipos y tatuadores modernos.

Por un lado el emprendimiento de Amor Real, metidos en medio de los expositores extranjeros, con los tatuajes de George y los pircings de Javier. A la altura tanto técnica como comercialmente.

Suicide Girl Foto: Enzo

Tatuadora Karina Maldonado 
Foto: Enzo Querci

Por otro lado la presencia de muchas mujeres, no sólo como acompañantes o modelos. Que era su rol tradicional en mundos machistas  como el rock y los tatuajes. Por un lado las bellas de suicide girls y pero por otro lado mujeres que se han abierto un espacio en un mundo de hombres…. A punta de agujas y tinta.

Me recibió Daniela Pabst, una belleza tatuada de casi un metro ochenta y no me quedó más que entregarme. Ella es parte del Team Supreme (tintas naturales), compuesto por tatuadores emergentes de varios países (Perú, Japón y Brasil). Además de ser la única mujer, esta chilena (sí chilena para que sepan bien), me invitó a rayarme. Buscamos una figura de Chtulu, el demonio marino de Lovercraft y nos lanzamos.

Así, mientras ella me pintaba a mano alzada con un plumón (sin esténcil ni copia,  solo la referencia literaria), comenzamos a conversar, con el ruido de las máquinas de fondo y los dientes a medio apretar.

Suicide Girl Foto: Enzo

Suicide Girl
Foto: Enzo Querci

Me contó de sus comienzos, de la dificultad para abrirse paso en un oficio que era casi exclusivo de hombres. Muy machista y muchas veces ignorante y agresivo. De las veces que intentaron abusar de poder, de las negativas, de las muchas horas de trabajo y de la incomprensión. Pero su sonrisa la delataba. Obvio, hasta alguna vez tuvo que batirse a puñetes. Pero su porte y la práctica de artes marciales (su abuelo era Carlos Pabst, uno de los creadores de los titanes del ring) la salvó.  Me contó de cómo su apodo “Guarralupe Tattoo” la expuso al ataque de fanáticos religiosos que juntaron más de 8.000 firmas para que Facebook le bajara el perfil por considerarla ofensiva. De los mensajes diarios con amenazas que recibía. Pero acostumbrada al lenguaje del underground, nunca se asustó. Y sigue acá.

Hablamos de cómo se ha impuesto el estilo del “Neo tradicional”, es decir dibujos realistas, pero ahora con una forma de pintar más libre, con volumen y textura. No los típicos dibujos planos de antaño.

Foto: Enzo Querci

Foto: Enzo Querci

Daniela se ríe. Llegan amigos, con cervezas y conversación. Pasa mi mujer y las pequeñas Carlota y Rafaela. Conversamos nos reímos. Mientras ella pintaba, la exposición estaba llena y la gente paseaba y preguntaba  por valores ideas y tiempos. Y siempre me miraban y decían… ¿no te duele? Porque ahí hay parte de la gracia, la mezcla de placer, dolor y sangre. ¿No hay grandes placeres sin algo de dolor o no?

Le pregunto a Daniela, dónde es el lugar en que más te ha dolido. Me mira y se ríe. Y cuando espero una respuesta terrible me dice…. la cabeza, me dice, me dolió hasta la iluminación. Después de eso pude tatuarme en cualquier lugar, nada me dolió igual.

Claro el dolor hasta la iluminación. Y saber que después nada será igual ni te va a doler. Tal vez en eso consista el misterio de la iluminación, en saber que nada es tan importante, que nada te va a doler realmente si conoces y compartes las experiencias del dolor propio y de los demás.

Mientras llega la iluminación, nosotros seguiremos tatuándonos.

¡Que viva el rock!

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