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Literatura de colegio y el boom de las sagas adolescentes, ¿un divorcio irremediable? Opinan booktuber, autores y especialistas

Literatura de colegio y el boom de las sagas adolescentes, ¿un divorcio irremediable?

A muchos adolescentes les gusta la lectura, a pesar de los textos obligatorios del colegio. Con chicos más cerca de sagas fantásticas y románticas que de los clásicos, en la escuela el dilema es encontrar un equilibrio entre gustos y autores que deben conocerse por un tema de cultura general. El debate no sólo es pedagógico, sino estético.


Si alguien comenta la idea de hacer que los jóvenes lean más, probablemente nadie estará en desacuerdo. Mayores índices de lectura son señales de más cultura, conocimiento y desarrollo. El tema es cómo lograrlo. Y la labor en los colegios es clave para ello.

Por desgracia, hoy por hoy muchos jóvenes, autores y especialistas coinciden en que existe un divorcio entre las “lecturas obligatorias” y aquellas “de placer”.

“Lamentablemente, muchos lectores consideran que en su época escolar son ‘asesinados’”, comenta Stephanie Veas, una popular crítica de libros que cuelga sus comentarios en Youtube y su blog Bitácora de lectura. “Entre ellos, argumentan que al sentirse obligados a leer libros y autores que no son de su interés, se frustran y molestan. Su interés y curiosidad no son fomentados y es por eso que hace falta una mayor integración y variedad en los textos”.

cazadores2A pesar de esto, los adolescentes leen, y mucho. Y no sólo eso: al igual que Veas, muchos comentan sus lecturas en blogs y en youtube –los llamados booktuber–, como Poly Godoy (Made of papers) y Mayra Carrasco (Welcome to my Bookshelf). Otros muchos –miles- pululan en grupos de lectores, desperdigados por Facebook, redes sociales como Goodread o en grupos específicos como los seguidores de las series como “Divergente” y “Los juegos del hambre”.

¿Cuáles son los libros favoritos entre los jóvenes de hoy? ¿Cómo es su relación con las lecturas de colegio? ¿Y dónde está el justo equilibrio entre aquella lectura que es un placer y otra obligatoria?

¿Qué leen los chicos?

Hay algo que está claro: actualmente entre la mayoría de los jóvenes mandan dos temas, la fantasía y el amor. “Harry Potter”, lanzado en 1997 y que cuya saga ya lleva vendidos más de 400 millones de ejemplares, fue sólo el comienzo.

En la editorial Planeta, por ejemplo, señalan como los principales títulos actuales libros como la saga “Cazadores de Sombras”, de la estadounidense Cassandra Clare (1973), la trilogía de “El club de los incomprendidos”, del español Francisco de Paula, la autobiografía “Simplemente Tini” de la argentina Martina Steossel (“Violetta”) y “El libro troll”, del español Rubén “El Rubius” Doblas (1990).

tini

Aunque gran parte de las lecturas son extranjeras, también hay chilenos. Hugo Hinojosa, académico y especialista en literatura infantil y juvenil, destaca entre ellos a José Ignacio “Chasca” Valenzuela, autor de la serie policial “Cuatro ojos”, Jorge Baradit (“Kalfukura”), José Luis Flores (“El mago del desierto”), Camila Valenzuela (“Nieve Negra”), Francisca Solar («La séptima M») y Paula Rivera (“La niña que salió en busca del mar”), entre otros.

“Los adolescentes  están leyendo más, hoy es bien visto leer”, asegura el autor Luis Alberto Tamayo, que se ha especializado en literatura para niños y jóvenes, y además hace clases en el colegio Altamira de Peñalolén.

“En todas las épocas siempre ha habido adolescentes que leen en grandes cantidades. Hoy esos muchachos pueden enterarse  en internet de las  novedades y éxitos literarios muy rápidamente, también del reflejo que esa literatura tiene en el cine. Leen sagas fantásticas, de vampiros, etc., pero además van recogiendo las propuestas de los planes lectores de los colegios y van haciendo su propio mapa de preferencias”, dice.

“Hay que romper el mito de que los adolescentes y jóvenes no están leyendo”, coincide Hinojosa. “Actualmente hay un movimiento más menos incipiente, pero potente, de nuevos lectores, muy voraces y expectantes de nuevas obras”, especialmente entre las mujeres.

troll

Para Hinojosa, entre ellas predominan dos temáticas: “sagas de corte fantástico, y novelas de corte realista, centradas la mayoría en historias amorosas”. Los varones, en tanto, “se muestran más vinculados a los videojuegos, pero hay un gran número aficionado al mundo del comic y el manga”.

“Creo que el tema que llama a los adolescentes siempre es la fantasía y los temas que rozan la ciencia ficción”, comenta por su parte la “booktuber” Godoy. “Así también hay un tema que nunca pasará de moda y es el amor, el amor en todas sus formas: el prohibido, el más difícil, el desamor, el amor a primera vista y el amor dramático. Lo que me parece genial es que ahora ambos temas se van uniendo y enlazando”.

Para su colega Carrasco, a los adolescentes les interesa cualquier tipo de historia que los ayude a escapar un poco de la rutina del colegio o universidad y de sus tareas diarias. “Los libros al fin y al cabo son para conocer otras perspectivas de la vida y bajo mi punto de vista tengo la impresión que de eso es lo primordial a la hora de escoger un libro, sentir que se pueden introducir de lleno en lo que el autor nos quiere contar”.

Veas crees que, en su gran mayoría, los jóvenes están entusiasmados por la oferta literaria que va dirigida a su segmento. “Esta, principalmente, toca temas de fantasía o romance. Aún así es importante destacar que el actual lector adolescente está muy influenciado por la opinión colectiva entre sus círculos de conversación, ya sea a nivel digital o interpersonal. Esto último es lo que les ha permitido incursionar con libros de géneros más realistas, en ocasiones más reflexivos e incluso, unos cuantos ya se motivan a leer clásicos”.

elclubColegio versus libros

Los clásicos son todo un tema. En los colegios se los lee -o receta- con esmero, mientras las preferencias juveniles brillan por su ausencia. Los primeros “te enseñan de lenguaje, de formas literarias”, destaca Godoy, para quien sin embargo son textos que se deben leer. “Abrir la mente a los clásicos no es tan fácil a pesar de que,  hablo desde mi caso, después cuando los lees porque quieres, te des cuenta de lo mucho que te pueden llegar a gustar cuando no te están obligando”.

En general, los establecimientos educacionales han tendido a mantenerse en el canon clásico, con obras como “El lazarillo de Tormes” o el Quijote, autores como María Luisa Bombal o Gabriel García Márquez, entre otros, principalmente tomados de las recomendaciones hechas en los planes y programas del Ministerio de Educación, según Hinojosa.

“Aún así, creo personalmente que todavía hay mucho por hacer, y se remite sólo a los esfuerzos o intentos de innovación por parte de algunos docentes”, señala. “Creo que la ‘modernización’ del canon se hace a través de autores como Isabel Allende, u otros que no necesariamente cumplen con parámetros literarios o de calidad, como el mexicano Carlos Cuauhtémoc y Paulo Coelho, pero de fuerte llegada en los jóvenes. Probablemente, el único autor juvenil que ha logrado entrar con fuerza es Jordi Sierra, pero son casos aislados. Considero que haría falta mayor mirada al mundo del libro álbum, el comic y la novela gráfica”.

Una relación de amor y odio

Como se ve, el vínculo entre lo que “hay que leer” y “los gustos” de los adolescentes es conflictiva. O derechamente “lejana”, según señala tajante Carrasco.

“En mi experiencia, durante la educación media ya era lectora. Leía muchos libros que llamaban mi atención pero nunca lograba enganchar con los libros obligatorios del colegio. Cuesta mucho que los jóvenes se interesen por algo que se les presenta como una obligación, además de la presión que tiene el hecho de que sea una evaluación”, reflexiona.

“Lamentablemente, muchos lectores consideran que en su época escolar son ‘asesinados’”, advierte Veas. “Entre ellos, argumentan que al sentirse obligados a leer libros y autores que no son de su interés. Se frustran y molestan. Su interés y curiosidad no son fomentados y es por eso que hace falta una mayor integración y variedad en los textos. A nivel personal, mi mejor época lectora fue la del colegio y eso fue gracias a la influencia de mi profesora, quien tuvo la capacidad de motivarme a leer libros de todo tipo y a auto desafiarme como lectora”.

Aún así, admite que poco a poco algunos colegios han ido integrando los libros más reconocidos de la literatura infantil y juvenil. “Muchos han partido con el mundo de Harry Potter o con las aventuras escritas por Dan Brown, pero aún así no existe un equilibrio ni correcta integración de otros títulos. Hace falta comprender que estos libros son una oportunidad para crear nuevos lectores. Lectores apasionados y deseosos de buscar más”.

¿Cuál es la solución?

Tamayo cree que debe existir un trabajo previo de investigación de parte de los profesores para proponer textos que les interesen, que sean de calidad literaria y que sirvan de puente para avanzar a una literatura de más contenido que no la simple entretención. “Hay libros que los  alumnos se resisten a leer y leen sólo el resumen de internet y otros  casos en que devoran el libro y luego buscan más libros sobre el tema o del mismo autor”, dice. “La relación de los  alumnos con los libros propuestos  es de amor odio”.

Para Hinojosa, más allá del hecho de que haya o no lectores adolescentes, o de las obras que se puedan entregar en los colegios, el gran problema actual en las aulas es la imposición a la lectura que se está realizando, como también utilizar a la literatura simplemente para incrementar resultados en pruebas estandarizadas.

“Creo que ahí está definitivamente la muerte de la lectura en los jóvenes. Por otro lado, hay una resistencia natural por parte del joven a aceptar de buenas a primeras las recomendaciones hechas por los adultos, en este caso, los profesores, con lo cual resulta generalmente en un fracaso. Es curioso ver que grandes lectores juveniles, no siempre obtienen buenos resultados en el área de lenguaje, dado que lo que se les plantea como lectura obligatoria en la escuela no es leído, y prefieren quedarse con sus propias búsquedas lectoras y las recomendaciones de sus pares”, señala.

El debate está planteado, sin olvidar que finalmente no sólo es pedagógico, sino también estético, como nos recuerda el escritor Sergio Gómez, a estas alturas un clásico con su serie del detective Quique Hache.

«Yo preferiría, si fuera adolescente, leer lo que justamente yo leía a esa edad: Cortázar, Manuel Rojas, Coloane, García Márquez, P.K. Dick, Hemingway, Chandler, Ballard, etc”, asegura. «Esos deberían ser los autores para los adolescentes, no sólo escriben mejor sino además hacen literatura», explica, para luego criticar los libros asociados a películas de Hollywood, «donde los temas se resuelven entre el bien y el mal cuando todos sabemos que, justamente, la literatura no resuelve nada y está entremedio del bien y del mal».

 

 

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