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Entre claveles rojos y tacones Adiós a Pedro Lemebel

Entre claveles rojos y tacones

Cientos de personas llegaron a la iglesia Recoleta Franciscana para velar al escritor y artista visual, que falleció la madrugada del viernes a causa de un cáncer de laringe que lo aquejaba desde 2011. Familia, amigos y su público acudieron durante toda la tarde para brindarle homenaje. “Su obra nos invita a crear una sociedad más diversa, menos careta, menos sínica, más del corazón como somos realmente los chilenos”, señaló la actriz Vanessa Miller.


En vida, Pedro Lemebel explicitó su deseo de ser velado en la iglesia que era parte de su rutina y sus recuerdos, lugar al que asistía constantemente mientras vivió en el barrio de la Chimba. Ayer ese convento que tanto frecuentaba se repletó de pueblo. Asistentes de todas las edades concurrieron a la comuna de Recoleta para despedir a un referente del arte y la política nacional.

Abrigado por una bandera del Partido Comunista (PC) y decenas de claveles rojos, descansaban sus restos abrazados por centenares de personas que rodeaban el altar intermitentemente. Fotografías representativas de las mejores etapas de su carrera, seleccionadas minuciosamente para describir a cabalidad una personalidad rebelde y un carácter que remeció el país con sus letras, obras visuales y escénicas.

Ana Gonzalez y personalidades de los Derechos Humanos

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En ningún momento estuvo solo. Acompañado permanentemente por su familia y amigos, y la guardia rotativa de diversos representantes, la figura y el recuerdo de Lemebel se transformaron en un consciente colectivo que en reiteradas ocasiones gritaba “Compañero Pedro Lemebel, presente”. Una misma persona movilizaba y conmovía a un multitudinario público unido por su diversidad.

Siempre estuvo ligado al PC, a pesar de haberse distanciado en algún momento por los prejuicios sobre su homosexualidad. Es por esto que las Juventudes Comunistas (JJCC) no se despegaron del escritor, coordinando las interminables rondas de guardia de honor. Manuel Agüero militante de la JJCC destacó que “desde la poesía él ha sido uno de los agentes importantes del mundo de la cultura para reivindicar a los homosexuales como un actor social importante”.

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El escritor Pablo Simonetti también se refirió a su rol político como representante de las minorías sexuales. “Él logró algo muy valioso que fue reunir la idea de que la discriminación sociocultural, socioeconómica, política, por diversidad sexual, eran una misma forma de discriminación. Todo lo que hoy somos como sociedad y las cosas que defendemos se las debemos a esa idea de que la discriminación es un sólo elemento que tiene muchas puntas y que está siempre buscando la forma de separar al otro. Y él lo identificó primero en la historia de la literatura chilena.”

Era tristeza, pero tranquila y calma, que contagiaba a cada uno de los asistentes. Un amigo se había marchado dejando tras de sí un conjunto de obras interminables en todos sus formatos. La actriz y cercana amiga, Vanessa Miller destacó el legado que queda para el país:

“Qué rabia que se vaya alguien que está en su momento creativo extremo, nos va a obligar a revisar mucho su literatura, esa obra inmensa que es fabulosa para actuarla, leerla, para comentarla. Instigadora, peluda, valiente y nos invita a crear una sociedad más diversa, menos careta, menos cínica, más del corazón como somos realmente los chilenos”.

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Asimismo, la actriz Claudia Pérez expresó que “su pluma irreverente y valiente lo hizo muy libre, porque él no le debe nada a nadie, él siempre dijo lo que quiso. Una pena perder a un gran amigo y a un genio.”

De a poco el pesar se transformó en festejo, donde el arte desbordó la calurosa tarde. Músicos, artistas y seguidores del escritor tuvieron la oportunidad de homenajearlo. Entre ellos destacó Roberto Márquez, vocalista de la banda Illapu, quien llegó a la iglesia para interpretar las canciones más significativas de la agrupación y entregar un mensaje de gratitud y cariño al autor de “Tengo miedo, torero”.

Bronces gitanos se abrieron paso ante el gentío, despertando la curiosidad de los espectadores. A la Recoleta Franciscana ingresó la comparsa callejera Carnavalito Gitano, una agrupación músico teatral de sonidos romaníes, que reivindicó su derecho a homenajear a un compañero sin color político y transversal. El grupo hizo su entrada con trompetas, acordeones y percusión, acompañados de bailarinas que danzaron frente al altar para expresar su afecto y admiración por el escritor.

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Carmen Soria, amiga y vocera de la familia de Lemebel, señaló que “la familia está muy agradecida de todo el cariño, no solamente de los amigos, sino que de desconocidos, gente que anda por acá que era el barrio de Pedro. Estamos tristes, creo que el silencio que va a dejar Pedro, a pesar de que sus escritos van a quedar, va a ser súper grande.”

Además, Soria se refirió a la campaña que se realizó en 2014 para otorgar el Premio Nacional de Literatura al cofundador de “Las Yeguas del Apocalipsis”.  “A mí no me preocupa el Premio Nacional y creo que a Pedro tampoco le preocupaba el Premio Nacional. Una vez dijo que el pirateo de sus libros era el mejor homenaje.”

En este sentido, Vanessa Miller demostró su inconformidad con el polémico reconocimiento.  “Ojalá que los chilenos pidamos que se valide y se reconozca a genios como Pedro en vida, que no lleguemos a esta instancia para que empecemos a descubrir el genio que tuvimos. Que los podamos ver cuando están en la lucha. En este país es difícil, tienes que abrirte espacio con mucho esfuerzo y ojalá gente tan brillante y prodigiosa como Pedro les toque recibir honores durante su trayectoria.”

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