Este fue el segundo año que participaron filmes nacionales
El certamen internacional se realiza hace varios años y junta a los mejores cortometrajes del continente. Los realizadores nacionales tuvieron una activa participación y dos fueron premiados en la categoría ficción y documental. Se trata del corto “Hermano” de Jeremy Hatcher que ganó en ficción y del documental “Un cuento de amor, locura y muerte”, de Mijael Bustos.
En la capital alemana hay mucho más que la Berlinale, el principal festival de cine del país. Hace años que existe Lakino, donde aterrizan los mejores cortometrajes latinoamericanos y que este fin de semana terminó su quinta edición.
La instancia mostró lo mejor de cortometrajes audiovisuales proveniente de Latinoamérica, con cintas de distintos países como México, Brasil, Perú, Colombia, Ecuador, Argentina y Chile. Los directores estuvieron presentes durante las proyecciones y debatieron con el público después de su exhibición.
“El festival es un proyecto donde todo es voluntario”, dice Martín Capatinta, creador de Lakino. “El público que asiste es cerca a tres mil personas, se mantiene y funciona bien”, agrega.
En el caso de Chile “desde el segundo año que está presente. Empezaron a postular cortos al Fondo de las Artes Visuales y ahora vienen tres cintas con ese fondo porque pusieron a Lakino en la lista de festivales”, dice Capatinta.
Lakino tiene cuatro categorías: ficción, experimental, animación y documental. Seis realizadores chilenos presentaron sus trabajos y dos ganaron. En ficción fue Hermanos de Jeremy Hatcher. La pieza audiovisual cuenta la historia entre dos hermanos mellizos, sus personalidades y problemas que deben enfrentar antes de que comience un viaje. El corto se grabó con dos Iphones.
La idea nació de “grabar una película pequeña, naturalista y entre amigos. Grabar con Iphone pareció ser una decisión natural de registro. Tiene sus inconvenientes técnicos, pero es una cámara que es rápida para trabajar”, dice Jeremy. Además, cuenta que la experiencia en Lakino fue “muy gratificante, sobre todo por el intercambio que se produce entre los directores. El fuerte del Festival se basa en la calidad de los trabajos. Cortometrajes latinoamericanos premiados en festivales importantes son exhibidos para el público alemán”.
El premio al mejor documental fue para Un cuento de amor, locura y muerte de Mijael Bustos. Es un documental familiar que cuenta la historia de su abuelo quien vive con su hijo (tío de Mijael), quien es esquizofrénico y fumador compulsivo. La abuela debió irse de la casa por el humo del cigarro y le diagnosticaron una enfermedad terminal. El abuelo cuida de ambos en un triángulo de amor, locura y muerte.
El documental es “la historia de mi abuelo, que está cansado y necesita tomar una decisión entre mi abuela o mi tío. Es una oda a mi familia”, dice Mijael. “El registro lo hice yo. Aunque es un documental, la idea siempre fue hacer una ficción y mezclar los géneros. Es un documental que lo traté como ficción. Es un juego que hago yo para que la gente no sepa lo que está viendo. Pero al comienzo del documental parto diciendo que es verdad. Pero tal vez es tan fuerte que las personas creen que es una ficción. La realidad supera la ficción”, dice.
Los otros cortometrajes de realizadores chilenos que participaron fueron: Samantha, de Francisco Rodríguez; Durmiente, de Vinko Tomic (producción chileno-argentina); La Isla, de Dominga Sotomayor (producción chileno-polaca); y Se Busca, de Iara Acuña.
