Publicidad
Imilla, rapera boliviana: “Volver a Chile es un reencuentro”

Imilla, rapera boliviana: “Volver a Chile es un reencuentro”

Mañana se presenta a las 20:00 horas en el Teatro Municipal de San Joaquín, donde actuará junto a su colega chilena Jaas y el grupo femenino Banda en Flor, en el concierto “Mujer ancestral”.


Valeria Milligan, “Imilla” (1991, La Paz), una rapera y grafitera boliviana, se presentará mañana a las 20:00 en el Teatro Municipal de San Joaquín (Coñimo 286, Metro Pedrero) junto a su colega Jennifer Aguilera, “Jaas”, y el grupo Banda en Flor, en el concierto “Mujer ancestral”. Una oportunidad única de conocer a uno de los íconos de la escena del hip hop del altiplano.

El evento marcará un reencuentro con un público que la pudo escuchar por primera vez en 2013, aunque en un escenario menor, y también con su “hermana” Jaas, una artista local con la cual en aquel entonces ya grabó tres canciones.

En el show de mañna, Imilla (“niña” en aymara) interpretará canciones de su primer disco (“Catálisis, catarsis, catanis, cannabis”, de 2011) y también de su próxima placa, “Reflejos elementales”, que saldrá en agosto, además de los temas que grabó junto a Jaas. También se exhibirá su videoclip “Criaturas”.

“Espero que vaya mucha gente, que disfruten. Nosotras nos vamos a divertir”, adelanta, aunque “uno también es portador de un mensaje, ¿no?”, señala la artista, que también actuará el próxima martes 23 de junio a las 19:00 horas en la sala SCD (Santa Filomena 110, Bellavista, Metro Baquedano).

Una semilla

Este segundo viaje de Imilla a Santiago “es el reencuentro a partir de una semilla” sembrada en 2013, según Imilla. Ese año la artista llegó a Santiago simplemente viajando, otra de sus pasiones, en una estadía que se prolongaría por tres semanas.

En aquella ocasión, gracias al contacto de un amigo, llegó hasta el centro cultural Balmaceda 1215. Trabó amistad con Eduardo “Lalo” Meneses, el legendario vocalista de los Panteras Negras que ejerce allí la docencia, y él la introdujo en la escena local del hip hop. De Chile, Imilla había escuchado a artistas como Tiro de Gracia, Anita Tijoux, Panteras Negras, Salvaje Decibel y Los Tetas.

Meneses organizó un show y allí Imilla cantó junto a Lonko y a Jaas, la otra artista invitada al espectáculo, con la cual la une hasta hoy una sólida amistad. En ese momento Jaas estaba preparando su segundo disco, “Jaas y La Calle Records”, invitó a Imilla a participar y grabaron juntas tres temas: “Mujer ancestral”, “Hualapata” y “Cordillera de los Andes”.

La chilena explica que la conexión se explica entre otros porque “Imilla hace las cosas. No es que dice ‘ya, sí, bueno’ y luego ‘es que no puedo ir’ o ‘dejémoslo para otro día’. Nosotras dijimos que tal día nos juntamos a tocar un tema y lo hicimos, que íbamos a grabar y grabamos, y eso funciona. Es profesional y además tiene un talento increíble, eso marca la diferencia. Que las cosas se pueden hacer, trabajando, comprometiéndose. No es un juego”.

“Ha habido una tan buena onda que nos hemos puesto a hacer música sin ninguna formalidad ni barrera de pensamiento o ideas”, recuerda Imilla. “Es la actitud lo que nos ha unido”.

Esa colaboración, de hecho, fue el origen de su actual viaje a Santiago. “Con Manolo, que es parte de La Calle Records, quien produjo el disco, dijimos que sería bonito que pudiera venir Imilla a hacer el lanzamiento con ella, y ahí empezamos a gestionar la idea”, cuenta Jaas.

Arte diverso

Eventualmente, encasillar a Imilla en el rap es una simplificación. “Me gusta mezclar reggae, funk, música electrónica. Para mí la música es algo que se va transformando”, dice sin descartar el charango y la quena en su obra.

imilla2

Esta artista canta sobre amor, pero también tiene contenido social y político. Puede hablar de la vida y también de la muerte, “que puede ser interesante”. “Creo que la poesía es un océano de posibilidades. Simplemente hay que ser sincero y dejarse fluir”, aventura.

En cuanto al rol del artista en el mundo de hoy, Imilla cree que puede tener –o no- un compromiso con la sociedad. “Si eres artista, estás contribuyendo con tu lenguaje, como también lo hace un periodista. Pero depende mucho del artista. No juzgo a la gente que no hace nada por cambiar la realidad”, dice.

Desde la Nueva Trova

Imilla llegó a la música a través de la Nueva Trova y su gusto por la poesía. Además siempre le gustó cantar.

“El rap ha llegado a mí como un complemento de lo que es el graffitti. Yo hacía mucho graffitti y me llamaba la atención el hip hop, con todos sus elementos, por la escuela que tiene, porque de alguna forma es una herramienta de fácil acceso”, cuenta la artista, que también espera poder pintar en Santiago.

En su La Paz natal, la escena del hip hop “cada día crece más”, con colectivos como Mixtura Sound System, donde ella ha participado. “Hemos salido a las calles a cantar, a la universidad, a las plazas, con distinto tipo de público. Ha sido genial porque también cantaban los chicos de la calle”.

Entre los músicos bolivianos del ambiente, Imilla destaca a artistas como Esencia Urbana, Slap, FM ONCE y Nina Uma, que suelen tocar en locales como Ttkos, Luna Llena y Target.

“Hay mucha gente que se está uniendo. (El hip hop) tiene el sazón boliviano en la forma de hablar las jergas. No se conoce mucho en Sudamérica porque todavía no hay mucha gente que lo consume”, lamenta.

Imilla admite que en su país este género representa de alguna forma un choque cultural, “porque en Bolivia la cultura urbana es el folklor. Otras culturas que vienen de otros lados son vistas de otra forma, piensan que los hip hoperos son maleantes, delincuentes”. Sin embargo, “en los barrios bajos muchos chicos se han dedicado a hacer rap y han podido solucionar sus problemas a través de eso”.

Ser mujer y blanca en la cultura rapera boliviana, sin embargo, no ha sido fácil. “He tenido varios problemas, hay personas, chicos, que incluso han abusado de mi integridad física, pero si te tienes que defender, te defiendes.  Hay gente que me rechaza no sólo por ser mujer, sino también por ser blanca. Hay muchos prejuicios, hay mucho racismo, ya sea de blancos a indígenas  como viceversa”, admite.

“Pero la llevo bien, tengo muchos amigos. La mayoría siempre me ha respetado y ayudado, estoy agradecida”.

Evo

Finalmente, Imilla también tiene su propia opinión sobre el proceso político boliviano, donde el Movimiento al Socialismo (MAS) del presidente Evo Morales, en el poder desde 2006.

“Es el mejor presidente que ha tenido Bolivia. Ha tenido cosas como rebajarse el sueldo, por ejemplo. Pero también tiene muchos errores, es muy ignorante en muchas cosas, es machista. Sus políticas son interesantes, pero no se cumplen”, dice.

Para Imilla, en este nuevo mandato Morales debe abordar de una vez por todas temas como la salud y la educación, “y dejar de decir que es socialista porque Bolivia está más capitalista que nunca. Hay mucho dinero ahora, de alguna forma todos tienen acceso como no había antes”.

Con todo, el primer presidente indígena del país “ha hecho grandes cosas por mi país, ha habido un cambio muy fuerte.  Él es el ícono de una lucha, de una historia mucho más grande y larga, la cara de una revolución social”, entre otros, gracias a “los movimientos, las federaciones sindicales, que han tenido organizaciones sociales desde los ancestros que se han heredado y acomodado al capitalismo”.

Publicidad

Tendencias