Publicidad
Músicas Online: El negociado de las empresas y la internacionalización de los artistas

Músicas Online: El negociado de las empresas y la internacionalización de los artistas

La música a la distancia de un solo click es lo que ofrecen plataformas digitales como YouTube, ITunes y Spotify, las plataformas más usadas por los consumidores nacionales de música. Son una entrada a un mundo infinito de músicos de todo el mundo, una bendición para el consumidor, pero ¿cuál es el real aporte para la música chilena? Francisca Valenzuela, Nano Stern, Gepe y Julius Popper responden.


En abril de este año apareció en Twitter una publicación que interpelaba a los servicios de streaming de música. Geoff Barrow de la banda norteamericana de trip hop Portishead, era el autor de la frase que agradecía a Apple, YouTube y al sello discográfico Universal «por vender su música tan barata». De esta forma publicó que 34 millones de escuchas le significaban cerca de 2500 dólares, es decir 0.00007 dólares por cada stream.

Así, reabría una situación que no ha estado exenta de polémicas y que ha sido abordada por importantes músicos de la industria como Thom Yorke, de Radiohead, quien retiró su música de Spotify debido a la baja cantidad de ganancias que le significaba. Así también lo hizo David Byrne, The Black Keys con sus últimos álbumes y Taylor Swift, quien además criticó la nueva plataforma de streaming Apple Music por no recibir regalías en los meses de prueba gratis de los usuarios.

En el contexto chileno Spotify, iTunes y YouTube han causado furor entre los músicos nacionales. No han querido estar fuera de la tendencia mundial y se han asociado a estas empresas. Una forma de aprovechar las posibilidades de difusión e internacionalización que permiten estas plataformas. Sin embargo, los reales beneficios aún están puestos en duda.

La era del streaming

Escuchar música online sin la necesidad de almacenar el archivo es lo que ofrecen las plataformas de streaming como YouTube y Spotify. En el caso de YouTube, la empresa entrega al músico 0.0003 dólares por cada stream, suma marginal que ubica al sitio como el menos conveniente para los músicos en términos económicos. Sin desconocer su alcance mundial en difusión.

Por otro lado, en Spotify un músico recibe un 70% de lo recaudado por stream, suma que debe distribuir en los derechos de autor y en el sello discográfico o agencia. Este actor intermedio es necesario por lo complejo que significa acceder a la plataforma de manera independiente, en Chile el más utilizado es Tunecore. Una distribución similar es la que anunció la recién lanzada Apple Music.

La compra de música digital es una práctica que se ve superada por el streaming, pero de todas maneras sigue siendo una opción para los consumidores. ITunes es la plataforma más utilizada por los músicos chilenos, la cual se queda con un 30% de la venta del disco, el 47% va al sello o agencia y el 23% al artista.

Una plataforma que ha empezado a desaparecer entre los músicos nacionales, pero no ha sucedido lo mismo en Latinoamérica es la amigable Bandcamp. Líder en la escena independiente argentina otorga un 85% al músico por la venta de su disco.

Reparticiones desiguales

Según datos entregados por Spotify, las bandas más escuchadas en Chile son Los Bunkers, Francisca Valenzuela, Villa Cariño, Movimiento Original y Chico Trujillo. En Concepción Julius Popper y Niño Cohete poseen la mayor cantidad de escuchas. Sin embargo, estos números no se traducen en ingresos significativos. Así lo explica Francisca Valenzuela:

“No sé cuánto ganan las plataformas, solo sé cuánto puede ganar un músico. Y hay casos diferentes dependiendo de los tratos y derechos de los músicos y compositores: si uno es independiente, si tiene discográfica, si es dueño de los derechos de autor y regalías o no. De todas maneras la cadena no favorece al músico, puede ganar la discográfica o la plataforma antes que un músico vea un peso y eso no es bueno”.

Un modelo de negocio reciente que todavía no ha sido normado y que poco a poco empieza a desatar las críticas en los artistas. El músico chileno Nano Stern considera que es un modelo que no se sustenta a largo plazo. “Ganan más plata los distribuidores que los creadores. Espero que a futuro esto se resuelva”, señala.

El músico agrega que “por un lado me conviene que mi música esté disponible al mundo entero a través de un click, pero desde un punto de vista monetario es realmente insignificante lo que se recibe de los servicios de streaming. Que se entienda bien: hacer un disco de buena calidad cuesta caro, y creo que es un despropósito renunciar al derecho a recibir remuneración alguna por el posterior uso de esa música”.

Alejandro Venegas, líder de la banda penquista Julius Popper, valora ser los más escuchados en la ciudad, pero afirma que “el mayor porcentaje se lo llevan los portales o plataformas, ese es el negocio de ellos y los músicos tenemos que adecuarnos a ciertas políticas de estos mismos portales”.

Por su parte, el músico nacional Gepe no los condena, aunque reconoce que es un mercado que se debe normar: “Por ahora me parecen bien, aunque necesitan modificaciones para ajustar los beneficios y ganancias a quien escucha y al artista”.

Una vitrina

Sin embargo, el aporte que generan estas plataformas en términos de difusión es indiscutible. Constituyen la vitrina más grande y un trampolín a nivel nacional e internacional. Este valor supera con creces las ganancias económicas y permite a los músicos independientes masificar su propuesta musical prescindiendo de empresas externas.

De esta forma, son un aporte a los músicos para sobrevivir en el actual modelo industrial, así lo explica Alejandro Venegas de Julius Popper: “Una vez que tu propuesta se masifica y se hace conocida el beneficio se ve reflejado en cuánta gente llega a tus conciertos, que es donde realmente el artista recibe dinero, sin que los sellos o portales corten la cola”.

La perspectiva del consumidor valora la amplia oferta de música y el fácil acceso. No es como antaño, cuando conocer música era un ejercicio reservado para lo más melómanos. “Puedes acceder a conocer bandas, acceder a un universo de música interminable, y eso lo permite internet. Ahora todo es más fácil e inmediato, el acceso a más contenido y variedad”, señala Tiare Galaz, directora de Radio Injuv.

Por otro lado, entre tanto músico dando vuelta en la red el camino se dificulta. “La ventaja es que el acceso a su música nunca fue tan universal y abrió sus opciones de internacionalización. Al mismo tiempo, es más difícil destacar en medio de la sobre oferta digital. Además, no basta estar disponible online para llevar público a los shows, requiere un trabajo integral”, señala Sergio Cancino, director de Radio Concierto.

Físico versus digital

Para muchos el formato digital no se compara con el objeto físico. Coleccionismo o no, para los melómanos más clásicos escuchar un disco por streaming es sólo el primer contacto con el álbum. Acción que se consolidaría con la compra del disco. Es por esto que la experiencia que entregan estas plataformas aún no supera a la instancia de poner un disco o un vinilo en su reproductor, para tomarse el tiempo de escuchar.

“El streaming es ideal para ese asomarse a lo que se va publicando en el mundo; y que, en algunos casos, puede llevarme a querer profundizarlo con una compra que me permita tener mejor calidad de sonido. En un equipo de amplificación y parlantes adecuados, fuera de mi computador”, señala la periodista y creadora del sitio musicapopular.cl, Marisol García.

En este sentido también apunta Fernando Mujica, productor en Radio Zero y director de la revista Música de Color, que además considera como un aspecto positivo de las plataformas la oportunidad de deshacerse de los objetos: “El formato streaming es súper limpio porque te hace desprenderte. Es como el tráiler de una película en Youtube, pero es un acercamiento para luego terminar en el soporte físico, CD o vinilo”.

Sin duda, la masificación de los contenidos y el fácil acceso a la música son los aspectos más importantes de este nuevo mercado, los cuales constituyen un aporte para el músico y el consumidor. La instantaneidad y la alta oferta parecen ir en una dirección que satisface al público por sobre los músicos, por lo que las herramientas son una respuesta para la industria pero no para el arte.

Publicidad

Tendencias