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EAO, la obra teatral que narra el golpe en la UTE desde adentro

EAO, la obra teatral que narra el golpe en la UTE desde adentro

Mediante un montaje sin escenario fijo que transcurre al interior de la Universidad de Santiago de Chile, los actores de la compañía La Situación permiten a los espectadores revivir los dramáticos momentos que vivieron en su momento estudiantes, funcionarios y académicos.


Una singular obra teatral en movimiento para relatar los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 1973 en la entonces Universidad Técnica del Estado (UTE), sin escenario fijo, fue lo que presentó hasta el sábado pasado la compañía teatral “La Situación” en dependencia de la Universidad de Santiago, con “EAO Ocupación”.

Se trata de una historia basada en testimonios y en la investigación del libro “Memorial de la Universidad Técnica del Estado y la Universidad de Santiago de Chile” (Editorial USACH, 2013), donde se recopilan los hitos ocurridos el 11 de septiembre de 1973 y el testimonio de funcionarios y alumnos de la época.

Mediante el montaje, los actores permitieron a los espectadores revivir los dramáticos momentos que vivieron en su momento estudiantes, funcionarios y académicos.

Una mujer nerviosa

Fueron 14 funciones cargados de emotividad que comenzaban en la misma puerta de la ex Escuela de Artes y Oficios (EAO) de calle Ecuador 3659.

Allí los espectadores eran citados sin saber que en ese mismo lugar comenzaría la obra, con la llegada de una mujer nerviosa, alterada, temerosa porque “ya vienen”, porque “tenemos que hacer algo”, seguido de un diálogo con otro joven mientras se cerraba la puerta y los espectadores eran llevados al Casino estudiantil.

Allí el grupo era nuevamente encerrado mientras era testigo de las discusiones entre los “estudiantes” ante el golpe militar en marcha, con actores quienes lograban transmitir genuinamente el pánico, terror y desconcierto que deben haber sentido los protagonistas originales el día del golpe.

Entre los protagonistas representados estaban Osiel Núñez, el legendario presidente de la federación de estudiantes para la fecha, y también el fotógrafo Hugo Araya, “El salvaje”. Éste último era funcionario de la Secretaría de Comunicaciones de la UTE y fue una de las primeras víctimas de los militares en su asedio a la universidad: militares le dispararon cuando estaba tomando fotos arriba de un techo, y estuvo varias horas desangrándose en el gimnasio.

Tampoco podía faltar Gregorio Mimica, un estudiante comunista de origen argentino que fue asesinado en una sala del segundo piso de la EAO ese mismo mes de septiembre, y que sería hallado recién en 2011 en el Patio 29 del Cementerio General.

Las discusiones se mezclan con sonidos de “disparos” y “explosiones”. En medio del pánico los espectadores son nuevamente sacados del Casino, y prácticamente asumen sin saber el papel de los estudiantes que deben haber seguido ese día a sus dirigentes en la resistencia, para ser llevados al sector de Ingeniería en Metalurgia.

Allí ya queda claro que los estudiantes y funcionarios no son un grupo de resistentes, sino más bien jóvenes temerosos, desorientados y abandonados a su suerte, donde algunos quieren quedarse y otros marchar a su casa para estar con su familia.

En ese mismo lugar los espectadores son testigos de la llegada de los militares y también se enteran de un detalle no menor: que varios de los estudiantes no eran tales, sino agentes infiltrados. Agentes uniformados y de civil que ahora los empujan en medio de insultos y tiros al aire al exterior, donde pronto los esperará la detención y el envío al Estadio Chile, hoy Víctor Jara, otro de los funcionarios que también fue detenido en la UTE. En total fueron 600 los arrestados.

En la obra, los espectadores son arreados hasta la entrada de la EAO, en el mismo punto donde comenzó la obra, donde termina el espectáculo y tienen la oportunidad de aplaudir a los actores bajo un cartel que reza “Por la vida, siempre”. El mismo lema que tenía una exposición que el 11 de septiembre de 1973 iba a inaugurar el presidente Salvador Allende a las 11:00 horas.

La verdad histórica

Cabe recordar que en 1973, en cambio, los estudiantes pasaron la noche en la UTE. Ese mismo día fue asesinada dentro del campus Marta Vallejo, secretaria del Departamento de Cine de la Secretaría Nacional de Extensión y Comunicaciones.

Al día siguiente, tras pasar horas tendidos en el piso de la EAO, estudiantes, funcionarios y académicos fueron evacuados. La rectoría fue atacada e incendiada, igual que la radio UTE y dependencias de la Facultad de Ingeniería.

Según un informe oficial, “las fuerzas militares que ingresaron a la Universidad lo hicieron utilizando armas de fuego de distinto calibre, enfrentando a personas que no tenían armas, y que no ofrecieron resistencia alguna”. Estaban comandados entre otros por los oficiales de Ejército Donato López y Marcelo Moren Brito, éste último luego célebre miembro de la DINA, hoy preso en Punta Peuco.

El rector Enrique Kirberg, que había pasado la noche junto a la comunidad en la universidad, terminará preso en isla Dawson, y reemplazado por el rector delegado, coronel Eugenio Reyes. En los días siguientes, se publicó un listado de personas con prohibición de ingresar a la universidad. Decenas fueron despedidos.

Reyes gobernará los próximos siete años. Entre otros instalará una oficina de inteligencia dentro de la universidad, que en 1981, al igual que la Universidad de Chile, será despojada de sus sedes regionales y sufrirá un cambio de nombre al actual. En dictadura, un total de 62 alumnos, funcionarios y académicos de todo Chile serán asesinados o desaparecidos.

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