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Pese a una pésima acústica en el Cariola, la ganadora de cinco premios Grammy Latino, Natalia Lafourcade, cumplió con lo prometido

Una acústica deplorable en el Teatro Cariola, hacía que poco y nada de lo que interpretaba la estrella de los Garamys se escuchara con claridad; cosa, en todo caso, que a los los fans más fervientes de esta una cantante latinoamericana poco les importó. Con su último disco «Hasta la Raíz», Natalia destaca el concepto de la búsqueda de sus propios orígenes y la convergencia de una serie de ritmos que pasan desde el pop, la balada e incluso el folclore, haciendo un rescate histórico del mismo.


La mexicana Natalia Lafourcade se presentó en Chile la noche del jueves ante un fiel público que cantó todas sus canciones. La artista, quien viene de ganar cinco premios “Grammy Latino”, en su última entrega (ganando entre otros: el de Ingeniería de Sonido, Canción y Grabación del año y Canción y Disco de música alternativa del año), se presentó en el Teatro Cariola; hecho sorprendente, pues en el lugar elegido para el show, al menos el primero de los premios no se hizo presente.

Una acústica deplorable, hacía que poco y nada de lo que se interpretaba se escuchara con claridad, cosa que a los los fans más fervientes por una cantante latinoamericana – algo poco visto en mucho tiempo- poco les importó.

Pero dejando atrás estos aspectos técnicos, Natalia Lafourcade es una cantante consagrada, con una voz y presencia escénica formidable, que traspasa a sus fanáticos en cada una de sus palabras y letras de sus canciones, las cuales son como micro cuentos de tres minutos y medio armonizados y acompañados por una voz dulce que seducen al oyente transportándolo a la realidad que relata en sus compases.

Además se destaca el trato con el público, su cercanía y ese manifiesto deseo y alegría de estar tocando en Chile, que muchas veces no es evidente con otros cantantes o bandas. Su consolidación también se demuestra en su dominio escénico, como cantar unplugged, solo ella y su guitarra, ante un teatro lleno, mostrando un disco redondo como es Hasta la Raíz, justo cuando pensábamos que ella misma se había colocado la vara muy alta con producciones anteriores como Mujer Divina.

Con este último disco, destaca el concepto de la búsqueda de sus propios orígenes, (aquello que no se debe perder en el paso del tiempo y el cambio de las circunstancias, pues finalmente es lo que nos marca el ritmo del presente) y la convergencia de una serie de ritmos que pasan desde el pop, la balada e incluso el folclore, haciendo un rescate histórico del mismo.

Todas estas razones refuerzan la idea inicial: Es necesario tener altura de miras en este tipo de espectáculos y buscar locales donde se puedan disfrutar plenamente todas las virtudes de grandes de la música como es Natalia, y no solo pensar en el tema económico, ya que claramente, entre los fanáticos, el cuánto vale una entrada no es tema, aunque en Chile sigan estando dentro de las más caras del mundo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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