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Mostradoc: «Médula», un sensible corto que se sumerge en los vericuetos de la memoria

Mostradoc: «Médula», un sensible corto que se sumerge en los vericuetos de la memoria

El viernes Mostradoc estrenó el documental de Melisa Miranda. Se trata de un filme biográfico que cuenta la historia de cómo ella y sus hermanos intentan reconstruir en la memoria el recuerdo de su madre antes de que sufriera un infarto cerebral. La mujer, enfermera, madre de cinco hijos, de semblante triste, reservada e inaccesible en su vida previa al accidente, se transforma después del mismo en una extranjera en su propio hogar. Durante toda la obra su autora intenta recuperar, en vano, su memoria y los recuerdos familiares comunes, advirtiendo desde la primera frase inaugural que “no siempre el pasado es la solución para adaptarnos al presente”.


«Mostradoc», el primer programa de cine de la TV digital, presentó el viernes en su décimo cuarto capítulo “Médula” (2013), un documental que cuenta la historia de una chica cuya madre sufre un grave infarto cerebral.

La mujer, enfermera, madre de cinco hijos, de semblante triste, reservada e inaccesible en su vida previa al accidente, se transforma después del mismo en una extranjera en su propio hogar. Durante toda la obra su autora intenta recuperar, en vano, su memoria y los recuerdos familiares comunes, advirtiendo desde la primera frase inaugural que “no siempre el pasado es la solución para adaptarnos al presente”.

Una película de gran emotividad que no sólo reflexiona sobre la memoria sino también sobre la identidad, y que sirvió a su autora para graduarse en la carrera de cine en la Universidad de Chile.

Un accidente

“En la universidad siempre trabajé como montajista documental y nunca pensé en contar una historia, pero con lo que me pasó con el accidente de mi madre se hizo muy necesario contar esto”, explica Miranda en el programa, entrevistada por el conductor de Mostradoc, Fernando Caro, al ser consultado sobre el génesis del filmE.

medula feña

“Cuando pasa el accidente yo descubro que a los dos, tres días yo ya no recordaba lo que había sido mi madre antes del accidente”, cuenta. “En uno de esos ejercicios de estudiante de cine llevé una cámara casera al hospital y descubrí que en la cinta había una imagen de mi madre, la primera que hay en el documental. Me di cuenta que no la recordaba, de hecho no reconocía quien era ella, siendo que había estado con ella tres días antes del accidente”.

Ese problema de olvidar a su madre hizo que Miranda tuviera la necesidad de buscar esa imagen, “de ejercitarla a través de lo que yo conocía, que era el montaje documental”.

Sin solución

La realizadora cuenta que siempre creyó que el film le ayudaría a solucionar su problema, que iba a recordar a su madre “haciendo el ejercicio de conversar con mis hermanos, viendo fotografías, viendo el archivo. Pero eso realmente nunca pasó. Nunca pude recordar a mi mamá”.

En el transcurso de crear el film, que demoró un año y medio entre filmación y montaje, “me di cuenta de que había alguien ahí, que no era la madre que yo recordaba, que era mi madre de ahora”.

“Cedí el recuerdo de mi madre. Descubrí que a veces la solución no está en el pasado, que adaptarse al presente requiere muchas veces olvidar el pasado. Ése es el ejercicio que yo hago en ‘Médula’, en el fondo”, relata.

En ese sentido, el proceso cinematográfico resultó sanador para la directora. “Además, como todos sabemos, el proceso del montaje es muy mental, muchas veces la emoción debe dejarse de lado y ese proceso de verme a mí mismo como un personaje y ver mi historia desde lejos me permitió sanar muchos problemas que tuve”, confiesa, al reconciliarse con la imagen de su madre actual, que no era la que la había criado, pero que al fin y al cabo era su mamá.

Desvanecimiento

Notable resultan también los recursos visuales de Miranda, como cuando una fotografía de su madre se decolora.

Miranda explica que esto es influencia del cortometraje “Light is calling” (2004), un poema visual del realizador Bill Morrison, que habla sobre el desvanecimiento de la imagen, algo parecido a lo que le ocurría a la artista con la figura de su madre.

“Busqué fórmulas para hacer ese ejercicio visual. Así nacen todas esas descomposiciones que hay en la película. Era casi como un experimento médico, la fotografía, un cenital, viendo qué líquido desvanecía la película en la forma en que yo quería. Así también lo hicimos con el material del video inicial de la película”, cuenta.

Montajista de pura cepa

Por otro lado, como llegó a la dirección casi por accidente, Miranda siente que armó la película siempre desde el montaje, que es la técnica donde se desenvuelve con oficio y que, en sus palabras, le otorga infinitas herramientas de creatividad.

“Siento que eso se ve en la película, que hay una persona detrás de un escritorio jugando con estas imágenes, experimentando”. Lo dice desde el rol que más le acomoda y en el cual trabajó en documentales como “El vals de los inútiles”, “Hija de perra” y Espera”.

Actualmente Miranda está en el mismo rol para el documental “Sin chapa, Adriana”, donde la realizadora Lissette Orozco explora la figura de su tía Adriana Rivas, la secretaria del represor Manuel Contreras, jefe de la DINA, acusada de diversos crímenes, prófuga de la justicia y residente en Australia. También allí, como en “Médula”, se toca el tema de la familia, los recuerdos de una persona y el intento de comprender una figura.

Experiencia internacional

“Médula” fue exhibido en el mayor festival de documentales del mundo (IDFA, Amsterdam), una “de las experiencias más bellas que he tenido”, según admite.

“Me sorprende la universalidad que ha tenido (el film) en los lugares donde se ha mostrado. De verdad le afecta mucho a la gente. En Amsterdam había una señora que tuvo el mismo accidente que mi madre y que me saludó y me dijo que tampoco se acordaba de sus hijos”.

La misma buena recepción tuvo en Dubai, donde acaba de presentar su película, “y donde hay temáticas potentes, donde la gente está en guerra. Hubo chicos que me contaron historias bien parecidas. La madre es una figura muy universal y hablar de ella te hace conectar con diferentes lugares”.

El próximo proyecto de Miranda hablará de imágenes que halló en una casa Kodak de la localidad de Chaitén, abandonada tras una erupción en 2008.

La realizadora seguirá con el género documental porque, a su juicio, “tiene mucha más plasticidad que la ficción. La ficción me cae bien, la voy a ver al cine, es divertida, pero siento que creativamente hay un espacio muy grande en el documental. Uno lo puede mezclar con animación, con stop motion, hasta con ficción. De hecho hay muchos elementos de ficción que entran en el documental ahora. Eso es lo que me gusta”.

Estrenada en 2013 en el Festival Internacional de Cine Documental de Puerto Varas (SURDOCS) y a nivel mundial en su par de Amsterdam, el film ganó en 2014 en su categoría en los certámenes de Iquique, Cine B, Femcine, Lakino Berlin y el Premio del Jurado en Toluca y SURDOCS.

Ficha técnica

Dirección: Melisa Miranda

Guión: Melisa Miranda, Vicente Barros

Producción: Vicente Barros

Montaje: Melisa Miranda, Martín Santapau

Música: Mauricio López (II), Belén Infante

Sonido: Pablo Arribas

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