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Barrio Yungay se luce en tres mini documentales de la serie «Voces del Barrio» Las obras fueron creadas por La Makinita Producciones

Barrio Yungay se luce en tres mini documentales de la serie «Voces del Barrio»

Este viernes, en el marco de las celebraciones por el 177 aniversario, se exhibirá una serie de tres capítulos en la Sala Novedades de la Biblioteca de Santiago.


Sotomayor, Rosas, Santo Domingo y Libertad constituyen los límites geográficos de Barrio Yungay, un clásico capitalino con más de 170 años de historia. Actualmente es uno de los circuitos con mayor actividad comunitaria dentro de la Santiago, y por sus calles emergen y transitan los principales exponentes de la escena cultural.

Motivados por poner en valor su historia y esencia, la Programación Cultural y Educativa Novasur del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y La Makinita Producciones han creado “Voces de Barrio, producción audiovisual sobre la vida en Yungay en tres capítulos, dirigida por Camilo Carrasco.

Este viernes, a las 18:30 horas, la obra podrá verse en la Sala Novedades de la Biblioteca de Santiago (Matucana 151, Metro Quinta Normal).

Afiche

Tres relatos de barrio

La serie, en sus tres capítulos, busca visibilizar  el rescate  patrimonial, vivencial  e histórico del barrio Yungay.  «A través de los relatos y experiencias de los propios vecinos que con su esfuerzo e interés han  podido  revivir  el barrio y darle un perfil  artístico donde la convivencia vecinal, especialmente entre diferentes generaciones, es muy relevante», dice Karen Garib, encargada de Contenidos, Programación Cultural y Educativa del CNTV.

En “Educar para restaurar”, el capitulo dedicado a la experiencia de la Escuela Taller Fermín Vivaceta, por ejemplo, el testimonio de algunos de sus estudiantes permite conocer el trabajo que realiza esta escuela -y no sólo en el barrio Yungay- en la restauración de viviendas en zonas de alto valor patrimonial, utilizando técnicas tradicionales que la escuela se ha planteado recuperar.

«La experiencia de recuperar oficios centenarios y casas antiguas, le permite a los jóvenes entender sus propios contextos, sus barrios, desde una perspectiva nueva, donde ideas como identidad, memoria y patrimonio comienzan a tener un significado más cercano a sus intereses», explica Carrasco.

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“Museo de Barrio”, en tanto, está  dedicado a la iniciativa de un grupo de vecinos que buscan rescatar y poner en valor objetos cotidianos que retratan la vida e historia del barrio, para ello se dan a la tarea de crear el primer museo comunitario de la región metropolitana.

“Murallas que hablan”, por su parte, muestra una jornada de un grupo de jóvenes, seguidores de la cultura hip hop, pintando un grafitti en una muralla contigua a la plaza Yungay. Al mismo tiempo, armados de una tornamesa y un sistema de sonido portátil, musicalizan la jornada con rap, recibiendo una buena acogida por los vecinos que circulan por el sector.

Aquí la cámara sigue a Misha Malatrassi, alias «Yalus», insigne grafitero de la escena de arte callejero santiaguino, y cómo hace más de una década, en su natal Punta Arenas, nace su interés por la cultura hip hop y en particular por el grafitti y del valor de pintar en la calle. Allí su trabajo se torna parte del colorido paisaje de un barrio mestizo como el barrio Yungay.

Otro grafitero retratado allí es un artista conocido como «Negro Nitro», que prefiere omitir su nombre real.

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«Encuentro que es bueno (que muestren estas cosas), porque así la gente ve lo que está pasando», opina. «A veces uno es como mal mirado y las cosas que aparecen en este video son súper estigmatizadas. (El documental) se encarga de esclarecer y limpiar un poco la imagen de la gente. A mí mismo mis papás siempre me han cuestionado que hiciera graffittis, decían que me iban a llevar los pacos, pero uno en cambio estaba forjando una cultura, que ahora está siendo reconocida. Eso es bueno, que la gente vea esas cosas».

Garib destaca que en todos los casos los protagonistas son vecinos del barrio, que participan activamente de las actividades, del rescate patrimonial, de la difusión, del cuidado y que valoran enormemente  su barrio.

«Vemos a los graffiteros y músicos, a los jóvenes que participan en el Taller de Oficios y que aprenden las delicadas técnicas de restauración, vecinos que opinan sobre estas actividades».

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Todos son «jóvenes y apasionados por lo que hacen», complementa Carrasco. «En el caso de la Escuela Taller Fermín Vivaceta por ejemplo, Lisbeth Jara es estudiante de arquitectura y recuerda donde vivía con sus abuelos, las casas antiguas que ya no existen. Ahí comienza su interés por el patrimonio en su más amplio significado y se integra a la ETFV buscando aprender técnicas que no se enseñan en las escuelas de arquitectura».

«La pasión de los protagonistas por lo que hacen nace de experiencias trascendentales en sus vidas, es mas que una búsqueda de un oficio, es la manera que tienen de entender e integrarse a su entorno», dice Carrasco.

Para el realizador se trata de historias cotidianas, que fueron elegidas porque daban cuenta de una propuesta del barrio que tienen que ver con patrimonio y el rescate local de éste, pero también con la memoria viva a través de actores que inciden de cierta manera en el barrio.

«También quisimos centrarnos en historias que nos contaran sobre sueños y entusiasmo en torno a una comunidad que cada día enfrenta muchos desafíos y obstáculos, no sólo a nivel patrimonial, pero que a pesar de las adversidades participa y se compromete con instancias sociales», remata.

Los jóvenes del barrio

Para Garib la labor de los jóvenes no es menor. «El barrio Yungay está lleno de jóvenes  que han  tomado gran conciencia de su contexto y del valor histórico que tiene el barrio. Jóvenes que  han vivido toda su vida ahí y otros que por  interés se han  instalado especialmente  para ser parte de este proceso. Una actitud admirable  y realmente gratificante», dice.

Para ella es interesante ver cómo se sienten parte y valoran sus raíces, su entorno, «las historias que forman no sólo su vida personal, sino que del barrio, al que pertenecen, a su comuna».

«Ellos están tomando las riendas, son ellos los que ahora se involucran. No dirigen o miran desde lejos, sino que son parte activa del rescate, están involucrados y  quieren hacerlo, porque  saben que están capacitados para ello y que son un tremendo aporte. Eso es realmente gratificante», celebra.

Para Carrasco, efectivamente cada día hay más jóvenes comprometidos en distintas iniciativas del barrio. Sin embargo, cree que la participación por parte de las y los jóvenes también debería responder a políticas públicas en torno al desarrollo patrimonial y no sólo a un interés personal. «Si el énfasis y el los ejes estuvieran en promover la puesta en valor la cultura patrimonial habría aún más interés por parte de toda la comunidad en estos temas», concluye.

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