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El arte y las humanidades se rebelan por la subordinación ante la ciencia y tecnología

Más de 700 investigadores en artes y humanidades han firmado ya una Carta Abierta para plantear una propuesta ante la crisis institucional de la ciencia en Chile. El ruido provocado por el movimiento logró que sus impulsores se reunieran con Mario Hamuy, el presidente del Consejo de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), para debatir el tema.


Más de 700 investigadores en artes y humanidades han firmado ya una Carta Abierta para plantear una propuesta ante la crisis institucional de la ciencia en Chile.

Entre los firmantes, están, entre otros, la antropóloga Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades 2013; la escritora Andrea Jeftanovic; el académico y ex consejero del CNCA, Pablo Chiuminatto; y el bioquímico Jorge Babul, presidente del Consejo de Sociedades Científicas de Chile.

Reformulación

La carta, de poco más de una carilla, señala que “las políticas actuales de apoyo a la investigación académica deben ser reformuladas tomando en cuenta el rol central que tienen las artes y humanidades junto con la ciencia y la tecnología, y no subordinadas a ellas”, y que el diagnóstico que hacen “no se refiere solo a la institucionalidad de Conicyt y de otros organismos que otorgan fondos para la investigación, sino que parte de la consideración global de la situación crítica en que se encuentra el sistema educativo chileno”.

Enfatizan, además, que la “nueva institucionalidad para la investigación en Chile no puede ser creada a espaldas de sus protagonistas” y por eso exigen tener una “participación activa en el diseño de una institucionalidad” que considere la validez e importancia de las disciplinas artísticas y humanistas.

La misiva fue entregada el viernes 13 de mayo en La Moneda y a representantes de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), en una manifestación pública.

El grupo de académicos e investigadores se ha planteado además un trabajo permanente en el que continuarán reuniéndose para discutir la nueva Ley de Ciencia, así como también otras instancias del diseño institucional que inciden en la evaluación y desarrollo de la investigación en artes y humanidades, como el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), entre otros temas relevantes en el área.

Mesa técnica

La carta cuenta entre sus voceros al profesor e investigador Matías Ayala y Lucía Stecher, del Departamento de Literatura de la Universidad de Chile.

El ruido provocado por el movimiento logró que sus impulsores se reunieran en julio con Mario Hamuy, el presidente del Consejo de Conicyt, y su equipo.

«Fue una reunión interesante en la que el director de Conicyt explicó que actualmente una mesa técnica de quince personas está elaborando la estructura y gobernanza del futuro Ministerio de Ciencias», relata Stecher. «Antes de que se presente el proyecto al Parlamento –lo que debiera ocurrir a fines de 2016– se harán reuniones con la sociedad civil para socializarlo», detalla.

El grupo, por su parte, le solicitó a Hamuy que artes y humanidades participe en forma igualitaria en Conicyt, planteando concretamente que se incorporen sus disciplinas en todos aquellos programas y fondos en lo que estén incluidas ciencias sociales y educación.

Esto implica sumar más consejeros de Artes y Humanidades y revisar las bases de los programas y concursos para incluir las disciplinas. «Mario Hamuy se comprometió a hacer esta revisión y entregarnos una propuesta», añadió, sin que hasta el momento haya novedades al respecto.

Babul señaló en su momento que el Consejo estaba «incompleto. Faltan secciones compuestas por académicos que tienen que ver con las diversas disciplinas, las ciencias exactas, las ciencias naturales, las tecnologías, las humanidades, las ciencias sociales».

Avances

A varios meses de la difusión de la carta, los dirigentes del grupo señalan que ha habido algunos avances.

«Hemos trabajado en un nivel interno y otro externo», manifiesta Stecher. «Internamente hemos seguido teniendo asambleas y trabajo en comisiones, para avanzar en el diagnóstico y elaboración de propuestas para pensar distintos aspectos vinculados al financiamiento de nuestras investigaciones: cómo se evalúa nuestra productividad, cómo se valida el conocimiento que producimos, cuáles son las formas más adecuadas de transmitir el conocimiento que se produce al interior de nuestras disciplinas, como a través de la publicación de libros, de artículos, de capítulos de libros», explica.

Ayala destaca que además se han podido relacionar con otros grupos y organizaciones académicas, como Ciencia con Contrato, con la Asociación Nacional de Investigadores en Postgrado (ANIP) y con editores de revistas académicas. «Falta harto por hacer, pero nos hemos logrado efectivamente instalar en el escenario académico y mediático», precisa.

El movimiento se gestó a partir de la crisis institucional de Conicyt, desatada en marzo tras la renuncia de Bernabé Santelices, su segundo director en menos de un año. Ese mismo mes, un grupo de investigadores en artes y humanidades comenzó a organizarse a través de las redes sociales para plantear una propuesta ante la problemática institucional de la ciencia en Chile, con encuentros en Santiago y Valparaíso.

Participación en Ministerio de Ciencia

Otra de las demandas del grupo fue tener incidencia en la formulación del nuevo Ministerio de Ciencia. «Tenemos el compromiso de Mario Hamuy de ser convocados para conocer el proyecto en su fase de socialización», explica Stecher.

«Esperamos conocer el proyecto de ministerio en su totalidad y poder aportar nuestras propuestas, orientadas siempre a garantizar que la investigación en artes y humanidades quede en posición de igualdad con la investigación en otras áreas», añade.

«Nos hemos logrado posicionar como un grupo organizado, pero también como uno colaborativo, sensato y abierto a la conversación. Esperamos poder participar cuando se tenga un proyecto», complementa Ayala.

En cuanto a las futuras acciones a seguir, el grupo está trabajando para constituirse en asociación. De esta manera podrán formar parte del Consejo de la Sociedad Civil de Conicyt y asistir a los debates de las comisiones parlamentarias.

«Nos interesa fortalecer nuestras alianzas con otras asociaciones preocupadas por el desarrollo y financiamiento de la investigación en Chile y continuar el diálogo con Conicyt y Fondecyt», declara Stecher.

El grupo sigue confiando en que haya cambios. Chiuminatto, otro de los firmantes, advirtió hace algún tiempo que la experiencia demuestra que, aunque este gobierno tiene como predicamento transmitir principios participativos en las iniciativas ministeriales que han impulsado, como el Ministerio de Cultura, Indígena y ahora el de Ciencia y Tecnología, el que se reúnan comisiones para cada cosa no implica que sus recomendaciones queden reflejadas en los documentos finales.

«Lo importante es que el gobierno entienda que cuando intelectuales y académicos critican los proyectos no se trata de que no sea necesario un ministerio, sino que hay que hacerlo bien», alertó hace unos meses el académico de la UC. «Sobre todo escuchar y transferir las recomendaciones a los diseños. Lamentablemente el gobierno hace el amago de escuchar y luego se diseñan las políticas entre cuatro paredes, con principios que logran apegarse a modelos que no necesariamente son los mejores para el futuro del país», remata.

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