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Crítica de series de TV: «Rebellion», mujeres de armas tomar Disponible Netflix

Crítica de series de TV: «Rebellion», mujeres de armas tomar

Rebellion (RTÉ) es un producto de la televisión pública irlandesa. Drama, tan trágico como esperanzador, que conserva la estructura de David y Goliat en su relato. Irlanda no existía como Estado hace 100 años, aunque la identidad gaélica ya se manifestaba a través de expresiones nacionalistas, diluidas en un voluntarismo naíf, donde el deseo por alcanzar el objetivo fue infinitamente más grande que las posibilidades de concretarlo. Por lo tanto, todo deviene en desastre, muertos, sangre, y familias obligadas a tomar partido por uno u otro bando.


La historia de Irlanda es trágica y fascinante. Y esta miniserie, de cinco capítulos, da cuenta de la escena primordial donde se gesta la actual nación independiente. Así, se concentra en el hecho que remeció a la estructura del imperio británico, en el año que conmemora su centenario: el Levantamiento de Pascua de 1916, y la declaración de la República Irlandesa, antecedente de la actual República de Irlanda (Éire).

Rebellion (RTÉ) es un producto de la televisión pública irlandesa. Drama, tan trágico como esperanzador, que conserva la estructura de David y Goliat en su relato. Irlanda no existía como Estado hace 100 años, aunque la identidad gaélica ya se manifestaba a través de expresiones nacionalistas, diluidas en un voluntarismo naíf, donde el deseo por alcanzar el objetivo, fue infinitamente más grande que las posibilidades de concretarlo. Por lo tanto, todo deviene en desastre, muertos, sangre, y familias obligadas a tomar partido por uno u otro bando.

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Militar y políticamente, el levantamiento de Pascua es un fiasco (no es spoiler, es historia), pero el hecho cambió el curso de los acontecimientos, sin vuelta atrás. Por lo que, desde esa perspectiva, es todo lo contrario a un fracaso. Bajo este enfoque la miniserie da cuenta de los acontecimientos a través de unos personajes ficticios, que se niegan a ser súbditos, a cantar el “God save the King” y, por cierto, a pelear por la corona británica en la Primera Guerra Mundial.

A favor o en contra, ricos o pobres, vividores o trabajadores, todos deben tomar partido frente al levantamiento de Dublín (esto parece un déjà vu de septiembre de 1973). El relato valora la participación de las mujeres en la rebelión: Elizabeth Butler (Charlie Murphy), a quien también se le puede ver en Happy Valley (disponible en Netflix), Frances O’flaherty (Ruth Bradley), y May Lacy (Sarah Greene).

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Literalmente, mujeres de armas tomar, cuyos compromisos con la causa se van consolidando a ritmos distintos a partir de la primera escena, donde participan en una representación teatral, digamos, tontilla, completamente alejada del tsunami que se les viene encima. Si bien la realidad social no se explica con un solo elemento (porque siempre es más compleja), en la serie se distingue un único hecho –simbólico– desencadenante: las campanadas que anuncian el inicio de la Primera Guerra Mundial. Rebellion cumple sobradamente con lo que se espera de una miniserie histórica. Si bien no es descollante, su relato, lleno de personajes, es interesante, y motiva a no abandonar el visionado.

Como no podía ser de otra forma, el amor surge entre Jimmy Mahon (Brian Gleeson), un miembro de la clase trabajadora y colaborador del grupo independentista, y la acomodada Elizabeth Butler (Charlie Murphy), quien además está comprometida con un oficial del ejército británico. Todo un culebrón, en medio de las balas locas, donde casi no hay tiempo para toqueteos, mucho menos para besos.

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La primera temporada de Rebellion está disponible en Netflix. En julio, The Irish Times anunció que RTÉ producirá una secuela llamada Rebellion: Two States, que reproducirá los acontecimientos que siguieron al levantamiento de Pascua, cuando de facto existían dos estados paralelos: el británico y el irlandés en las sombras. Aún no hay fecha confirmada de filmación. Habrá que esperar.

Cuando terminé de ver Rebellion, me acordé de Jimmy Rabbitte (Robert Arkins) en The Commitments: “Los irlandeses son los negros de Europa. Y los dublineses son los negros de Irlanda. Y los dublineses del sector norte, son los negros de Dublín. Entonces dilo fuerte y claro: soy negro y estoy orgulloso”. Estas potentes, aunque divertidas palabras, explican la autopercepción irlandesa en los 90 y, curiosamente, también explicarían la relación asimétrica entre el imperio británico e Irlanda, a principios del siglo XX.

Tengo simpatía por Irlanda. Para bien o para mal, como país tenemos una conexión directa con la tierra del arpa, vía el padre de Bernardo O’Higgins. Al menos yo, quedé enganchado con la historia del lugar de donde proviene James Joyce. Si a la serie le agregas una pinta de Guinness, qué te puedo decir, estarías rayando la perfección.

Cerveza y televisión es el objeto de deseo de Homero Simpson. Toma nota.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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