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Exposición «Copias y citas» en Museo Nacional de Bellas Artes, hasta el 2 de octubre

Exposición «Copias y citas» en Museo Nacional de Bellas Artes, hasta el 2 de octubre


Dieciséis obras pertenecientes en su mayoría a la colección MNBA dan cuenta de dos modos de relación de la pintura chilena con la tradición del arte occidental europeo: las copias académicas del siglo XIX y principios del XX, y las obras de arte que a partir de la década del setenta en Chile, se vuelven cuerpo de citas y material de trabajo.

En sus primeras décadas de formación, la colección fundacional del Museo Nacional de Bellas Artes se nutrió, en gran parte, de los envíos que realizaban los artistas becados por el gobierno desde mediados del siglo XIX. Las obras correspondían, en muchos casos, a copias académicas de obras de los grandes maestros, prevaleciendo ante todo el canon europeo que permearía la colección del Museo Nacional de Bellas Artes hasta entrado el siglo XX.

Un ejemplo de ello es Adoración de los pastores (1877) de Cosme San Martín (1849-1906), copia del original del artista español José de Ribera, quien la pintó en 1650, dos años antes de morir. Actualmente, la pintura de Ribera se encuentra expuesta en el Museo del Louvre. Pieza clave de la exposición Copias y citas, fue recuperada y restaurada en el año 2010 por el equipo del Centro Nacional de Conservación y Restauración (DIBAM).

La obra de San Martín plantean preguntas fundamentales sobre qué es lo propio y qué es lo ajeno, cuestionamiento vigente en el debate cultural latinoamericano y que, en este caso, «toca tanto a las copias de ciertas ‘obras maestras’ realizadas como parte del proceso formativo de los artistas, como a las citas que aparecen en la pintura en momentos de un conflicto con los relatos de la historia», de acuerdo a las curadoras Paula Honorato y Ximena Gallardo.

Obras de un primer grupo corresponden a copias académicas, entre ellas se exponen La bella jardinera (ca. 1846), original de Rafael Sanzio (1483-1520) y atribuida a Miguel Antonio Gana, el primer pensionista chileno que viajó a Europa a perfeccionarse; El tocador de flauta, copia de El Pífano de Edouard Manet (1832-1883) realizada por Camilo Mori en 1929, siendo la copia más tardía del conjunto; y Los bebedores, copia de Diego Velázquez (1599-1600), posiblemente del artista italiano Cherubino Kirchmayr. Esta obra se encontraba con rasgados en su lienzo, y fue incluida en esta muestra tras su reciente restauración. De acuerdo a Honorato y Gallardo, todas estas obras «son testigos de un periodo en que la copia fue desvalorizada y rechazada en distintas partes del mundo, incidiendo con ello en el destino de las obras locales». Durante el siglo XX, el mismo MNBA se deshizo de muchas de estas piezas, o las derivó a museos regionales.

Un segundo grupo corresponde a obras concebidas como «cuerpo de citas», «donde a partir de los años setenta en Chile, la práctica de la pintura dispone de la historia del arte como fuente de imágenes altamente socializadas que se vuelven material de trabajo», indican las curadoras. «De esta manera, al copiar se está buscando reproducir o imitar de manera idéntica una obra, cuestión que implica comprender profundamente al original, tanto en su contenido como en sus técnicas y procedimientos». Las curadoras aclaran que, en este caso, tiene lugar la apropiación de un fragmento, iconográfico o técnico y su posterior elaboración en un nuevo contexto, como se ve en forma explícita en las pinturas de Roser Bru, Gonzalo Cienfuegos, Benjamín Lira y Juan Domingo Dávila, así como también, en algunos trabajos que comentan los límites de la pintura desde fuera de su sistema.

 

Exposición «Copias y citas»

En Museo Nacional de Bellas Artes, Jose Miguel de la Barra 650, Santiago.

Hasta el 2 de octubre.

Entrada liberada.

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