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Destacado periodista que encontró los restos del «Che» declara que «el hombre ha sacralizado el derramamiento de sangre» Jon Lee Anderson dictará dos charlas en el Festival Puerto de Ideas

Destacado periodista que encontró los restos del «Che» declara que «el hombre ha sacralizado el derramamiento de sangre»

El reportero de guerra y colaborador del New Yorker, quien en este artículo confiesa su desprecio a Donald Trump, hablará en Valparaíso sobre la violencia asociada de manera indisoluble a la religión: «A lo largo del tiempo y las sociedades humanas, el hombre ha sacralizado el derramamiento de sangre en la búsqueda de definiciones divinas para matar y morir. He llegado a la conclusión de que la religión es la máxima expresión de violencia».


Debe ser uno de los periodistas y reporteros de guerra más famosos del mundo. Jon Lee Anderson (Estados Unidos, 1957) se hizo conocido por su su libro Che Guevara: Una Vida Revolucionaria (1997), gracias al cual ese mismo año fueron hallados los restos del revolucionario argentino en Cuba.

Para escribir ese libro -que este año llegó a Chile en formato cómic por editorial Hueders, con ilustraciones del mexicano José Hernández- se radicó en Cuba entre 1992 y 1995, con su esposa y sus tres hijos.

«En el 49 aniversario de su muerte, y en un momento de agitación entre la izquierda en América Latina, el destacado impacto del Che en la región persiste en la forma de su legado, como partidario de un cambio social y político radical», comenta a El Mostrador C+C.

«Me alegra haber sido parte del esclarecimiento de algunos aspectos de su vida, y de haber contribuido al hallazgo de sus restos mortales, así como lo de sus camaradas asesinados y otros desaparecidos en Bolivia», agrega.

Trayectoria destacada

Su trayectoria es destacada. Colaborador desde 1998 de la revista The New Yorker, ha escrito, entre otros libros, La Caída de Bagdad (Anagrama, 2004, Premio reporteros del mundo) y Crónicas de un país que ya no existe: Libia, de Gadafi al colapso (Sexto Piso, 2015).

También conoce bien el mundo político: ha perfilado a varios políticos contemporáneos incluyendo Hugo Chávez, Augusto Pinochet, Fidel Castro y el Rey Juan Carlos. En vísperas de los comicios presidenciales en su país, esa experiencia lo lleva a descalificar a Donald Trump como candidato.

«De todo corazón, desprecio a Trump como un demagogo, misógeno, racista y narcicista, totalmente incapaz de llevar las riendas de cualquier puesto político. Me alivia mucho ver que sus chances de llegar a la Casa Blanca están disminuyendo debido al último escándalo provocado la difusión de un audio donde realiza duras declaraciones sobre las mujeres y se ufana de ser un depredador sexual».

En Chile

En noviembre, Anderson será uno de los invitados destacados del festival Puerto de Ideas, que se realizará los días 11, 12 y 13 de ese mes en Valparaíso. Participará en las charlas «Dioses asesinos: el lazo histórico entre violencia y religión» y «Narrando Cuba», ambas el día sábado.

El periodista se declara un gran «fan» de Chile por sus «valores democráticos, el respeto a la ley y el alto grado de conciencia cívica y participación de sus ciudadanos, en particular la juventud. Esto es excepcional en la región, e inspira optimismo».

«En cuanto a su situación política actual, que incluye una pérdida de apoyo a la presidenta Bachelet por su incapacidad de distanciarse de su hijo, en el centro de acusaciones de corrupción, entiendo la preocupación de muchos chilenos, pero (la corrupción) aún es menor en comparación a escándalos en el resto del mundo».

Violencia y religión

Como reportero de guerra, Anderson ha estado en lugares como Irak, Afganistán y Siria, por eso conoce bien el tema del vínculo de la violencia y la religión, uno de los tópicos de su visita a Chile.

«Su relación es indisoluble», comenta. «A lo largo del tiempo y las sociedades humanas, el hombre ha sacralizado el derramamiento de sangre en la búsqueda de definiciones divinas para matar y morir. He llegado a la conclusión de que la religión es la máxima expresión de violencia».

¿Es posible romper este vínculo? «No estoy seguro de que alguna vez se haya intentado o que sea posible para grupos o Estados comprometidos con la violencia», responde. «Sin la idea de ‘lo sagrado’, ¿cómo legitimar el derramamiento de sangre?

Anderson destaca que todas las grandes religiones han usado la violencia durante la historia. «Las Cruzadas y la Inquisición son una evidencia de cómo el cristianismo ha usado la violencia en el pasado. Actualmente es el Islam, con sus conceptos de Yihad y la idea de asesinar a los no creyentes como método de llegar al paraíso, la religión con más tendencia a la violencia en el mundo».

El periodista explica que las «religiones violentas» tienen en común la idea de que la sangre puede derramarse en el nombre de los códigos sagrados o en defensa de la propia religión.

«Muchas diseminan nociones culturalmente exclusivas en las cuales hay diferencia entre ‘creyentes’ y ‘no creyentes’. Todas tienden a sacralizar a sus guerreros caídos como ‘mártires ‘ y perpetúan el concepto de una vida después de la muerte en panteones espirituales conocidos como paraíso y cielo donde terminan estos héroes a cambio de los sacrificios en sangre que han realizado».

Una violencia que, «dado el estado actual del mundo y sus futuras tendencia», lamentablemente continuará, en su opinión.

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