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Bachelet firma el proyecto que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología entre vítores y críticas El miércoles ingresará al Parlamento

Bachelet firma el proyecto que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología entre vítores y críticas

Además de la nueva cartera, se crea la Agencia de Investigación y Desarrollo como servicio ejecutor de políticas; se establece el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación como un ente permanente y se crea el Comité Interministerial de CTI, para fortalecer el Sistema Nacional de Innovación mediante una mejor articulación y una mirada estratégica. La comunidad científica reaccionó con satisfacción y críticas.


La presidenta Michelle Bachelet firmó este lunes en La Moneda el proyecto de Ley que crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que debiera ingresar el miércoles al Parlamento.

“Este proyecto es la confirmación de un paso imprescindible para el futuro de Chile: estamos poniendo el conocimiento, la innovación, las múltiples ciencias y humanidades en el centro de un nuevo énfasis para abordar nuestro desarrollo”, señaló la mandataria.

Además del ministerio, la iniciativa legislativa crea la Agencia de Investigación y Desarrollo (reemplaza a Conicyt) como servicio ejecutor de políticas.

Junto con ello, se establece el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación como un ente permanente y crea el Comité Interministerial de CTI, para fortalecer el Sistema Nacional de Innovación mediante una mejor articulación y una mirada estratégica.

«Noté a la presidenta con un excelente ánimo respecto a la importancia de la creación de este ministerio», señaló Jorge Babul, presidente de las Sociedades Científicas de Chile, quien asistió al evento.

Destacó que Bachelet «mencionó a todas las áreas del saber, del conocimiento, que tienen importancia para generar estas políticas de desarrollo del país. Nunca un presidente antes había hecho énfasis en eso».

«Las ideas son muy importantes, porque si uno no tiene idea de cómo avanzar en este país, no sacamos nada con tener dinero», remató.

Transparencia

Durante su discurso, la Jefa de Estado explicó que el proyecto “cuida que el funcionamiento del ministerio sea transparente y responda siempre la diversidad de las miradas y de los intereses que conviven en Chile”.

“Porque queremos que este ministerio contribuya a crear las bases de una sociedad que se piensa, pero no con los códigos y marcos del siglo XX, sino que plenamente inserto en el nuevo milenio. Hemos querido ponderar equilibradamente las diversas perspectivas que hay en la tarea de pensar y construir el mañana”, sostuvo.

La nueva cartera será la encargada de asesorar y colaborar con el Presidente de la República en el diseño, formulación, coordinación, implementación y evaluación de políticas, planes y programas destinados a fortalecer la ciencia y tecnología.

Asimismo, contará con diversas funciones y atribuciones para el desempeño de sus labores, dentro de los cuales destaca la tarea de diseñar los programas e instrumentos que deberá ejecutar la Agencia para el otorgamiento de subvenciones, préstamos u otras ayudas para el desarrollo de la ciencia y tecnología en nuestro país.

El Ministerio también tendrá un importante rol de fomentar las relaciones con entidades extranjeras en las materias de su competencia, permitiendo un adecuado diálogo con el ámbito internacional en ciencia y tecnología.

“En definitiva, nuestra ambición es crear una plataforma institucional y con capacidades reales para la construcción de un horizonte de futuro, donde el conocimiento, el debate informado, la creatividad y la mirada de largo plazo sean los motores de un desarrollo integral”, aseguró la Jefa de Estado.

Reacciones

En general las reacciones de los miembros de la comunidad científica fueron mixtas. «Siempre hemos mirado el tema del Ministerio de Ciencia y Tecnología con mucha esperanza pero con no menos cautela», advierte Natalia Muñoz, representante de la agrupación Ciencia con Contrato. «Una cosa es la idea y otra la ejecución. Nuestra experiencia reciente como país en políticas públicas es muchas veces poco feliz cuando se pasa del concepto a la implementación».

«Si bien (el proyecto) podría ayudar en cuanto a poner cierto orden administrativo, queda pendiente la titánica tarea de crear o proponer una política científica- o creación de conocimiento – integral que se haga cargo de algunas preguntas fundamentales: ¿para qué hacer ciencia? ¿Cómo financiarlo? ¿Por cuales mecanismos se convierte en un beneficio para la sociedad?», cuestionó el investigador Felipe Villanelo.

«No he leído el proyecto completo, pero se ve que estará centrado la creación de conocimiento fundamental o ciencia básica, y no se hace cargo de otros enfoques igualmente importantes de la investigación: crear valor a través de la elaboración de leyes o reglamentos, de la innovación, de la planificación urbana, etc».

También le pareció «muy contradictorio» que un nuevo ministerio esté centrado en la ciencia fundamental, pero no se haga cargo de las instituciones donde se realiza: las universidades y los centros de investigación de estatales. Además lamentó que no cuestione los mecanismos de financiamiento «hipercompetitivo».

Para Pablo Astudillo, de la Fundación Más Ciencia, está claro «que este es solo el primer paso, y queda un trabajo muy largo por delante».

«Esperaremos el detalle del proyecto para dar una opinión más detallada sobre la estructura, pero en términos generales creemos que es un proyecto que aborda de manera adecuada gran parte de los problemas de nuestro sistema científico nacional», dijo. «Otra cosa que valoramos es que el proyecto ordena las estructuras encargadas de dar orientación estratégica y de formular la política nacional de ciencia, lo que le dará mayor coherencia al sistema».

También valoró el hecho de que el proyecto crea un espacio institucional para que la ciencia, en sus múltiples formas y expresiones (incluyendo las artes y humanidades), puedan contar con relevancia política para constituirse en un elemento fundamental para nuestro desarrollo.

«Nos parece positivo que las políticas de investigación salgan del Ministerio de Educación, donde nunca iban a ocupar un lugar relevante», complementa Muñoz. «También nos alegra que se incluya a las artes y humanidades en el diseño. Sin embargo, falta ver el proyecto en detalle para analizar los alcances, financiamiento y nivel de autonomía de la agencia que va a absorber las labores de CONICYT y las demás reparticiones ministeriales».

«Ojalá que de una vez por todas se genere un sistema serio de financiamiento que fortalezca las vías institucionales, valore y proteja el trabajo científico como algo digno e importante para el país, a diferencia de lo que hizo el programa Fondecyt por más de 30 años que precarizó a una mayoría de la fuerza laboral científica en beneficio de una minoría de investigadores establecidos, sin una visión ni planificación pensando en el país», profundizó.

Babul espera ahora que el trámite legislativo no se complique, aunque es pesimista. «Creo que nos vamos a enredar, y estoy tratando de animar a la gente para sacar adelante este proyecto, porque si nos vamos a poner a corregir los puntos y las comas, no vamos a llegar a ningún acuerdo. Hay que tener la voluntad de que las cosas fundamentales estén allí», dijo.

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